Más allá de los gustos, su aspecto jamás revela maldad. Hace años que los hamsters se impusieron como una opción de mascota para el hogar. Ni la primera -el perro- ni la segunda -el gato-, pero una alternativa al fin. Son criaturas pequeñas, adorables, casi ingenuas. Aunque, de acuerdo a una investigación reciente, esconden un lado oscuro: potencial canibalismo.
En distintas ciudades francesas, notaron en el último tiempo que los hamsters que habitaban sus maizales se volvieron poco a poco criaturas caníbales. Roedores que se comen los unos a los otros. ¿Los responsables? Los humanos que destruyeron sus ecosistemas naturales.
"Hay un claro desequilibrio. El hábitat de los hamsters se está desintegrando", alertó para la agencia AFP Gerard Baumgart, presidente del Centro de Investigación para la Protección Medioambiental de Alsacia, Francia. Por tal motivo, en la actualidad, la especie se encuentra en peligro de extinción en el oeste de Europa.
Un grupo de científicos de la Universidad de Estrasburgo emprendió una investigación con el objeto de determinar la causa de la poca reproducción del animal, pero derivó en el extraño fenómeno de canibalismo. Los resultados, publicados en la revista Proceedings de la Royal Society, indican que se debe a una severa alteración en sus dietas.
Un hamster debería tener una dieta muy variada. Consumir distintos granos y frutos secos, raíces e insectos que brindan todos los nutrientes necesarios. Además, hay una vitamina específica que resulta esencial para su alimentación: la B3 o niacina. El maíz carece de tal propiedad.
Los investigadores descubrieron que los hamsters que se alimentan exclusivamente de maíz incurren en una práctica desagradable: "Las hembras acumulaban a sus crías junto a sus pilas de maíz antes de comérselas. Las pequeñas estaban vivas en ese momento", describen los investigadores.
Los roedores caníbales, además, desarrollaron una enfermedad llamada pelagra, vinculada a demencia, confusión y llagas en la piel. Al momento del experimento, los científicos comentaron: "En lugar de ser madres cariñosas, corrían en círculos, se subían por todos lados y golpeaban sus comederos cuando los investigadores entraban a la habitación". A su vez, sus lenguas habían tomado un color oscuro y su sangre se había espesado tanto que la tarea de extracción se había dificultado.
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