El Alzheimer es una de las grandes incógnitas de la ciencia. A lo largo del tiempo se realizaron diferentes tipos de investigaciones para encontrar un tratamiento eficaz, todavía desconocido. En la actualidad, los especialistas explican que la lucha contra esta patología requiere de una combinación de terapias, a expensas de la condición específica de cada persona. La mejor solución, como para cada enfermedad, es la prevención.
Detrás de este punto se encaminaron un grupo de especialistas para elaborar un nuevo estudio, cuyo propósito fue conocer el vínculo de un mayormente pronunciado -y prematuro- deterioro cognitivo en pacientes con Alzheimer que presentan distintos tipos de mecanismos biológicos, como alteraciones metabólicas y vasculares.
De acuerdo a una investigación realizada por la Fundación Instituto Leloir (FIL) se comprobó que consumir en exceso grasas y azúcares tiene una conexión directa con la temprana aparición del Alzheimer en personas con propensión a padecer el trastorno. Llevar una mala alimentación puede adelantar el inicio de la enfermedad.
"Nuestros resultados apoyan la teoría de que la dieta no saludable 'acelera' los mecanismos patogénicos que se disparan en el cerebro en etapas tempranas del Alzheimer y funcionaría como un tercer modulador negativo de la evolución de la enfermedad, después de la edad y la predisposición genética", explicó Laura Morelli, investigadora del CONICET y directora del análisis.
Los científicos experimentaron con roedores transgénicos que recrean formas tempranas del Alzheimer y compararon su evolución con la de otros roedores controles. La mitad de los animales de cada grupo fue alimentada desde el destete (al mes de vida) hasta los seis meses con una dieta estándar y la otra mitad con una dieta rica en grasas y azúcares, que se conoce como "dieta occidental". Concluido el período, las ratas pasaron por pruebas de comportamiento que evalúan memoria y aprendizaje.
El enfoque se centró en el hipocampo, la principal zona afectada en el Alzheimer por la acumulación de la proteína péptido beta-amiloide y dedicada a la memoria. De acuerdo a Morelli, la dieta rica en grasa y calorías alteró los "mecanismos de defensa" de las neuronas de todos los animales y sólo empeoró el aprendizaje y la memoria de muy corto plazo en los que modelan o simulan la enfermedad de Alzheimer.
"Observamos la disminución de expresión en hipocampo del gen Sirtuina 1, regulador 'maestro' del metabolismo energético, sobrevida celular y neuroprotección" indicó la especialista.
El estudio refleja el grado de impacto de una dieta basada en comida chatarra sobre el metabolismo cerebral del péptido beta-amiloide, incrementando su producción y modificándolo patológicamente, y en la resiliencia (capacidad de defensa y recuperación) neuronal, una condición que disminuye la habilidad de las neuronas de adaptarse a situaciones de estrés.
El proyecto, publicado en la revista "Biochimica et Biophysica Acta-Molecular Basis of Disease", fue financiado con subsidios otorgados por el CONICET y el MINCyT-FONCyT. Formaron parte científicos de Uruguay y México, además de especialistas de la Facultad de Medicina de la UBA.
La importancia del trabajo reside en la posibilidad de corregir, direccionar y mejorar sustancialmente la dieta de las personas que porten factores genéticos y vasculares para el Alzheimer, especialmente aquellos que se encuentren en un rango etario entre 45 y 50 años. La investigación sirve como punto de partida para prevenir la enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el mundo hay unos 47,5 millones de personas que padecen demencia, y que cada año se suman otros 7,7 millones. En Argentina, las estimaciones registran 500 mil enfermos por deterioro cognitivo y demencia.
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