La ruta 2 es la vía que conecta Buenos Aires. En verano, miles de autos, camiones y micros circulan, pero además de turistas y productos varios, un equipo de científicos argentinos determinó que hay un viajero extra, que se desconocía: el mosquito del dengue, también llamado Aedes aegypti.
La Agencia CyTA-Leloir compartió el trabajo que demuestra una "necesidad urgente" de comenzar a implementar controles en sanitarios en la ruta. La doctora Corina Berón, científica del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Biotecnología (INBIOTEC), con sede en Mar del Plata, trabaja desde 2009 en la búsqueda de especies de mosquitos en la ciudad balnearia.
Sin embargo, hasta el último no habían encontrado presencia del famoso mosquito vector del dengue. Con el paso de los años, distintos investigadores descubrieron que el Aedes aegypti se trasladaba de Capital Federal. Primero lo detectaron en Chascomús en 2002. Luego, en 2011, lo registraron en Lezama. "En otras palabras, se observó que con el paso del tiempo las poblaciones del mosquito colonizaban localidades cada vez más hacia el sur", explicó Berón.
La científica marplatense detalló que el Aedes aegypti tiene un rango de vuelo en su vida que varía entre 10 y 800 metros. "Que esta población de insectos haya logrado desplazarse casi 60 kilómetros en un año indica una rápida dispersión pasiva producto del transporte humano", sostuvo
El equipo de investigación, para llegar a tales conclusiones, realizó un estudio del perfil genético o"haplotipo" de muestras poblacionales recogidas en diferentes localidades situadas a lo largo de la ruta 2. Extrajeron y luego analizaron el ADN de al menos 15 mosquitos en la vía, además de algunas especies halladas en Avellaneda y La Plata.
Los resultados -publicados en septiembre de 2016 en la revista Plos Neglected Tropical Diseases– confirmaron la presencia de dos haplotipos, el H1 y el H2. "El haplotipo H1, el más predominante en el estudio, proviene del noroeste y noreste argentino", precisó Berón, quien también cruzó los datos con una base de 2012 que identificó 14 de estas variantes genéticas en el país.
Más allá de que se sospechaba que el avance del mosquito iba de la mano con el cambio climático, el nuevo estudio demuestra que el transporte humano "también tendría una gran influencia en la dispersión de ese mosquito". De acuerdo con Berón, los huevos y las larvas pueden viajar, por ejemplo, depositados en lugares como plásticos que recubren mercaderías en camiones. "También se podrían desplazar como adultos en todo tipo de vehículos", agregó.
Las medidas a tomar
Hasta ahora Aedes aegypti no se registró en Mar del Plata. "Eso no significa que no esté presente. Aun cuando no estuviese en la ciudad, no se puede predecir con precisión cuándo llegará, dado que depende de varios factores. Para impedirlo sería necesario evitar que colonice nuevas localidades, de lo contrario podría establecerse tarde o temprano en nuestro entorno. Eso se puede evitar con prevención a través del cuidado del ambiente, es decir impidiendo que haya recipientes donde las hembras puedan depositar sus huevos", explicó la investigadora.
Para los expertos, el control de las poblaciones de mosquitos debe basarse en la eliminación de los sitios de cría en lugares públicos y domicilios particulares, así como la aplicación responsable de insecticidas químicos y/o biológicos. "La aplicación responsable no implica de ninguna manera el uso de insecticidas como método de prevención, sino más bien de productos larvicidas o adulticidas después de la detección de focos y criaderos y de la determinación de que, dada la complejidad de los mismos, no habría otra forma de eliminación", concluyó.
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