Genética y placer: cómo evitar la compulsión

Diversas actividades liberan dopamina en el cerebro y pueden convertirse en adicción. En diálogo con Infobae, especialistas explicaron las claves para controlar los impulsos

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Lo que da placer es
Lo que da placer es subjetivo según cada persona, las emociones cumplen un importante rol en el placer y la adicción (iStock)

El placer se vincula con la idea de satisfacción y regocijo, con las experiencias positivas pero no dejan de ser subjetivas de cada individuo. Bebidas, comidas, viajes, sexo pueden ser experiencias que particularmente cada personas experimenta con diferente intensidad.

La psicóloga y escritora Beatriz Goldberg (M.N. 6235) aseveró a Infobae, "el deseo muchas veces queda insatisfecho y se vincula a a una necesidad que debemos resolver. Cuando uno es niño nos regimos por el principio de placer pero cuando se llega a la etapa adulta, el principio de realidad hace que controlemos ciertos impulsos".

Cuando nos encontramos con una actividad que nos da placer, nuestros cinco sentidos se activan. Por ejemplo, un rico plato de comida puede despertar toda nuestra capacidad sensitiva. En su libro "El ADN del placer" (Paidós), Jorge Dotto, médico patólogo (UBA) y genetista, detalló: "Los cinco sentidos activados en su máxima expresión le comunican al cerebro que estamos ingiriendo algo rico. Estas acciones hacen que el sistema de placer-recompensa libere el neurotransmisor dopamina, que es el que genera el placer".

El sistema de placer-recompensa libera
El sistema de placer-recompensa libera el neurotransmisor dopamina, generador de placer (iStock)

Existen personas más sensibles que otras y que viven ciertas situaciones o momentos con mayor intensidad. Las emociones cumplen un papel fundamental en el placer y su vínculo con la adicción. Jorge Dotto desarrolló en su texto que "las personas que tienen memoria emocional más fuerte poseen una variante del gen ADRA2b que es importante en los circuitos cerebrales en los que participa la noradrenalina y genera que sean más receptivos al placer y al disfrute. Una persona con esta variante del gen ADRA2b tiene mayor riesgo de desarrollar ansiedad, trastorno de estrés postraumático y adicciones".

¿Como darse cuando el placer se convierte en una adicción?

Constantemente se hacen actividades que producen satisfacción y el cerebro remarca constantemente la necesidad de volver a experimentar esos accionares en un futuro. Se genera un círculo vicioso en donde la búsqueda de esa sustancia o acto centra el eje de la vida. Con el paso del tiempo, el cerebro se vuelve adicto hasta el punto tal de consumir esa sustancia que en cierto punto, ya no genera placer pero que apacigua de manera transitoria las angustia que padece el individuo.

Algunas personas con variante del
Algunas personas con variante del gen A1 son más propensas a sufrir adicciones (iStock)

Dotto en su libro subrayó "algunas personas tienen una variante del gen DRD2 llamada A1, que genera menor cantidad de receptores de dopamina en el centro del placer del cerebro, lo que siguiere que muchas de ellas utilizarían drogas para aumentar los niveles de este neurotransmisor a fin de compensar su falta. Se ha demostrado que dicha variación genética está asociada a una mayor tendencia a desarrollar adicción a nicotina, alcohol, anfetaminas, cocaína e incluso a la comida. Las personas con esta variación genética también se encuentran en mayor riesgo de desarrollar obesidad".

La ciencia ha demostrado durante años que existe componentes genéticos que hacen que, enfrentar ciertas adicciones resulte un gran dilema para muchos. Un primer paso es lograr detectar esas actividades que a simple vista parecen comportamientos normales pero que en realidad encubren una adicción oculta.

La ciencia y la psicología
La ciencia y la psicología aportan ideas e investigaciones para poder afrontar adicciones (iStock)

Muchos casos necesitan la intervención de una terapia focalizada para poder dar solución de raíz al problema. La psicóloga Goldberg detalló a Infobae ciertos ejes que pueden ayudar a desenfocar la adicción para que el placer sano pueda triunfar por sobre sobre aquellas actividades que perturban lo cotidiano.

  • Tratar de de volver al eje resulta fundamental, volver a vincularse con actividades que disfrutamos puede permitir correr el enfoque adictivo.
  • “Ver lo que tengo y no lo que me falta”. Aveces existe una sed emocional de tratar de superarse continuamente. Cuando el deseo de perfección resulta agobiante, es común canalizar esa ausencia en algo placentero y que puede derivar en una adicción.
  • Encontrar los momentos del día para recomponer lazos con amigos y familia.
  •  Programar actitudes menos
  • “frenadoras”
  • – Conceptos como “no puedo”, “no es para mi”, “no soy capaz” “no lo puedo dejar” lo único que logran es frenar más aún el proceso de desenfoque.
  • Reencontrarse con amistades que no sean meramente virtuales. Volver a socializar cara a cara con esas personas que aportan conceptos positivos y alegres.

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