Se dice que cuando se trata de amor, hay que seguir al corazón y no escuchar la voz interior que pone peros en el camino. Es que el origen y el nivel de los sentimientos está históricamente ligado al estado de ánimo del corazón, muy a pesar de la razón que quiera imponer el cerebro. Pero contraria a esta creencia popular, un nuevo estudio encontró una curiosa relación entre estos dos organismos en cuanto al afecto por otra pareja: la mente puede gobernar el amor.
De acuerdo a una investigación –publicada en la revista PLoS ONE– a cargo de un grupo de psicólogos de la Universidad de Missouri-St. Louis y la Universidad Erasmus de Rotterdam, la mente tiene mucho control sobre el proceso por el que surge el amor, de modo que es posible que la gente pueda usar sus pensamientos para aumentar lo mucho que aman a alguien o, si lo desean, elegir disminuir el nivel de afecto.
Los expertos revelaron que es posible controlar la cantidad en la que se ama a alguien con sólo tener pensamientos positivos o negativos sobre ellos. El procedimiento, descrito por los autores como "regulación amor", consiste en utilizar estrategias conductuales y cognitivas para reavivar una relación que está en problemas, aliviar un corazón roto o dar a los posibles compañeros una oportunidad de luchar.
Para arribar a esta conclusión los especialistas compararon un grupo de 20 personas que estaban en una relación a largo plazo con otros 20 que habían salido recientemente de una. A cada uno de los participantes les pidieron que pensaran en aspectos positivos y negativos sobre su pareja -o ex- y su relación, al momento que veían 30 fotografías de ellos.
Mientras medían sus ondas cerebrales, también se les consultó cómo se enamoraron. El foco de estudio estuvo puesto en la onda cerebral del Potencial Positivo Tardío (LPP), la que creen que es más fuerte al enfocarse en algo emocionalmente relevante.
Superadas las pruebas las personas dijeron que se sentían más conectados con sus parejas y eran capaces de "regular" su amor después de tener pensamientos positivos. En cambio, tras centrarse en los aspectos negativos, los voluntarios disminuyeron sus sentimientos y las ondas cerebrales LPP fueron más débiles. En definitiva, se puede controlar el nivel de amor hacia alguien con sólo recordar pensamientos positivos o negativos, mientras que los miran.
Para la líder de la investigación Sandra Langeslag, los resultados podrían cambiar la actitud de la gente al momento de enamorarse: "La gente piensa que no pueden controlar el amor, así que ni siquiera pueden intentarlo. Pero este estudio te muestra que puedes".
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