Hace 9 años, en España se realizó un descubrimiento trascendental para la ciencia. En Atapuerca, ubicada en la provincia de Burgos, más puntualmente en la Sima del Elefante, se encontró un trozo de una mandíbula de un homínido que databa de 1,2 millones de años. El hallazgo abría la puerta a aportes reveladores de los primeros humanos que habitaron el planeta.
9 años más tarde, después de largas horas de análisis, se publicó un estudio en la revista The Science of Nature a cargo del Instituto Catalán de Investigación y Estudios Avanzados y la Universidad Autónoma de Barcelona. La investigación logró puntualizar cuál era la dieta de los homínidos y un peculiar hábito en torno a su higiene bucal que, hasta el momento, se desconocía.
El trozo de mandíbula capturado fue retirado, degradado y analizado en detenimiento con el objetivo de recuperar los restos atrapados entre la dentadura. Tras el análisis, se concluyó que su dieta comprendía carbohidratos amiláceos procedentes de dos plantas, entre las que se encuentra una especie de hierba originaria de la tribu Triticeae o Bromideae.
Karen Hardy, líder de la investigación, sostuvo en un comunicado: "En este estudio pudimos demostrar que los europeos más antiguos entendían y explotaban su entorno para obtener una dieta equilibrada hace 1,2 millones de años, comiendo diversidad de alimentos y combinando plantas ricas en almidón -carbohidratos- con carne".
Los científicos comprobaron que los primeros humanos no utilizaban el fuego para cocinar sus sus alimentos. Todos ellos los consumían crudos. "En algunos yacimientos muy antiguos de África se han hallado posibles evidencias del uso del fuego. Sin embargo, la falta de pruebas en la Sima del Elefante sugiere que este conocimiento no lo tenían los primeros homínidos que abandonaron el continente africano", explicó Hardy.
Higiene bucal
El hallazgo más sorprendente fue la evidencia de higiene oral en los primeros homínicos de hace 1,2 millones de años residentes en el yacimiento de Atapuerca. Los restos de madera que se encontraron pequeños trozos de madera no comestible entre los dientes, lo que marca un indicio de que utilizaban objetos similares a palillos para tratar el sarro acumulado.
Hasta ahora, el más reciente descubrimiento de higiene bucal databa de un neanderthal de hace solo 50 mil años atrás. En la mandíbula analizada, se encontró sarro -placa endurecida- en todos los dientes, salvo en uno. Las fibras de madera localizadas procedían de una ranura en la parte inferior del diente, llamada interproximal. Los científicos piensan que ese extracto de madera forma parte de un hábito de usar palillos para higienizarse.
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