Los tatuajes colonizaron los cuerpos. Hombres y mujeres deciden pintar con distintas figuras sus brazos, piernas, espaldas, pechos. No es una novedad. Se estiman que los primeros tatuajes datan de hace más de 5.000 años. Aunque en los últimos tiempos la moda se reinstaló con fines estéticos.
Un nuevo estudio realizado por dos instituciones polacas -la Universidad Jagiellonian y la Academia Polaca de Ciencia- se propuso confirmar una presunción: ¿las mujeres sienten mayor atracción sexual por los hombres tatuados? Y, en ese caso, ¿por qué?
Para arribar a una conclusión definitiva, los investigadores reunieron a 2.500 hombres y mujeres heterosexuales polacas. A las participantes femeninas se les pidió que miraran y calificaran de acuerdo con sus parámetros de belleza a varones con el torso desnudo. Muchos de ellos tenían tatuajes; algunos agregados digitalmente.
Los resultados publicados en Research Gate mostraron que las mujeres clasificaron a los hombres tatuados como más agresivos, masculinos y que gozaban de mejor salud que aquellos que no tenían su piel tatuada. Aunque la consideración general era que no les resultaban más atractivos.
Los investigadores a cargo del estudio explicaron que tanto los hombres como las mujeres asociaban los tatuajes a niveles más altos de testosterona. Las mujeres, en particular, enfatizaron que los varones tatuados probablemente serían "mejores en la cama". Andrzej Galbarczyk y Anna Ziomkiewicz, autores del informe, sostuvieron: "Nuestros resultados confirman que la adición de tatuajes cambia la percepción que tienen las mujeres de los hombres".
A su vez, destacaron: "También demuestra que los tatuajes no sólo influyen en la preferencia femenina, sino que pueden ser aún más importantes en la competencia entre hombres". Sin embargo, el beneficio no funcionaría de igual manera para una relación a largo plazo. De acuerdo a los resultados, las mujeres prefieren a los hombres tatuados para relaciones ocasionales, y no para un vínculo de pareja estable.
El equipo de investigación dio a llamar "El lado oscuro de las características relacionadas con la testosterona" al fenómeno que vincula a los tatuajes y la virilidad con actos de violencia, abusos domésticos o tasas más altas de infidelidad. Por eso, dicen, más allá de la atracción sexual, ellas no los prefieren para relaciones románticas.
En 2015 se realizó un estudio similar, pero a la inversa. Eran los hombres quienes debían juzgar a las mujeres tatuadas. Ellos las encontraron "más abiertas al sexo sin compromiso, menos selectivas y con un mayor apetito sexual".
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