El hombre camina sobre su propia sombra. El mal que lo aqueja será su condena, aunque él aún no lo sepa. Los dolores y las picazones tendrán respuestas, aquellas que Guillermo Gutiérrez, un joven entusiasta, exige a gritos mientras se hunde en el calor permanente e insoportable de Cali, Colombia. Espera, detrás de la puerta, recibir la noticia que marcará su vida para siempre.
Un médico acaba de darle una palmada en su espalda mientras le explica -en forma pausada- que la psoriasis es aquella respuesta que tanto espera. El alivio que crece es directamente proporcional a las dudas que lo atormentan. Ahora sí logra entender. Y es el tratamiento que comienza (junto a la mejora que se observa) el motor que le devuelve el ánimo para amigarse con la vida.
Y así es como pasaron algunos años. Su hijo de 4 corre alrededor de la pileta del Deportivo Cali, club del cuál Guillermo es socio e hincha y le pide a su padre tirarse juntos. Acepta. Se quita la remera y se olvida de las manchas en su piel. Las manchas que conviven con él. Las mismas que no entienden que el guardavidas lo llame, lo invite a salir de la pileta y le pida que se retire, que la situación no da para más.
Psoriasis: trastorno crónico inflamatorio, mediado por inmunidad, que ocasiona una sobreproducción de células en la piel.
La definición técnica solo sirve para darle un marco una enfermedad no transmitible, dolorosa, que produce desfiguración y discapacidad. Y no tiene cura, lo cual genera un impacto negativo (físico y mental) entre aquellos pacientes que la sufren.
Según la Organización Mundial de la Salud, son 150 millones de personas las que sufren esta enfermedad. Solo las que fueron diagnosticadas, sin contar aquellas que aún no conocen de un estigma social que causa depresión y baja autoestima. La misma entidad internacional describió a la enfermedad como "discapacitante, dolorosa y desfigurante".
"Existe evidencia de que los pacientes tienen una predisposición genética y se está investigando extensamente el rol del sistema inmunitario de la psoriasis", explicó a Infobae Leandro Aldunate, médico cardiólogo especialista en inmunología.
La psoriasis es un padecimiento que pica, que se siente, que lastima y que al ser expuesto, condiciona el campo emocional. Su explicación académica enumera características de una enfermedad potencialmente severa, multisistémica, autoinmune, crónica, no contagiosa, que toma la piel y las articulaciones como campo de manifestación y que produce significativas alteraciones emocionales y psicológicas en quienes la padecen.
Para Guillermo Gutiérrez, comerciante de profesión, la posibilidad de mantener este trastorno en una enfermedad controlada logró cambiarle la vida: "Me pregunté muchas '¿por qué?' Tuve enojos, fui discriminado y uno logra ver el desconocimiento e ignorancia que existe entorno a la psoriasis. Una enfermedad que no contagia y debería ser aceptada socialmente para evitar que muchas personas pierdan su autoestima y se depriman".
En las psoriasis, la proliferación excesiva de células de la piel causa placas dolorosas en la piel y las uñas, que pican, se agrietan y sangran. Las lesiones de la piel son localizadas o generalizadas, por lo general simétricas, con clara demarcación, pápulas rojas y placas, usualmente cubiertas con escamas blancas o plateadas.
El principal desencadenante de la enfermedad es el factor emocional, más allá de que la condición genética sea fundamental. Los disparadores de la psoriasis pueden variar su origen, pero el gen es común: un brusco cambio en la estructura anímica, espiritual y sentimental del paciente.
Gutiérrez es una víctima de esta enfermedad. Necesitó al mundo para exportar su espíritu. Aquel que un día lo encontró solo y lleno de ira. Espíritu irracional. El mismo que lo descubrió impávido al ver cómo su mujer se marchaba, harta de tener que acostarse con una persona que cada noche presentaba una mancha nueva.
Cruzó los mares. Expandió una idea. Creó FUNDAPSO (Fundación de Apoyo al Paciente con Psoriasis) y ubicó a la psoriasis en la mesa de la OMS. Concientizó a su gobierno y llenó de vitalidad a miles de personas que en él se resguardan. Solo pide que lo escuchen, que hagan oír su voz. Que ningún ser humano vuelva a ser discriminado. Que la piel ajena se transforme en propia. La piel que esconde un dolor que lo condena. La piel que busca una caricia. La misma caricia que abraza su alma.
LEA MÁS:
Crioterapia corporal: cómo es el innovador tratamiento elegido por las celebrities
La extraña enfermedad que padecen medio millón de argentinos sin saberlo
La alucinante historia del farmacéutico francés que se parecía a Perón
La extraña y peligrosa enfermedad que puede confundirse con una simple alergia