Algún misterio debe haber, si hasta una universidad le dedicó tiempo y espacio: la Universidad de Washington, en los Estados Unidos, tiene un Centro para el Estudio de la Comezón.
La comezón nunca atrajo la misma atención que otras sensaciones, como el dolor. Es más, hasta hace poco, se creía que las mismas fibras nerviosas que transportan las sensaciones de dolor llevaban las de la picazón al cerebro.
Eso hasta que en 1997 un descubrimiento reveló que la picazón tiene sus propios nervios de transporte, que por cierto son más lentos. Por ejemplo, si alguien se quema cocinando, la sensación viajará por sus fibras "rápidas" de dolor a 130 kilómetros por hora, para que pueda casi instantáneamente retirar la mano del horno. Mientras que las fibras de la comezón son más perezosas: llevan la información a 2 kilómetros por hora.
Todos sentimos comezón casi a diario pero por alguna razón es probablemente uno de los temas menos investigados científicamente
"Todos sentimos comezón casi a diario pero por alguna razón es probablemente uno de los temas menos investigados científicamente", aseguró el codirector del centro, doctor Brian Kim.
Y contó un experimento que hicieron recientemente en el Centro para el Estudio de la Comezón. "Ponés ratones que tienen picazón y se están rascando junto a otros a los que no les pica nada, y estos últimos empiezan a rascarse".
Para asegurarse de que no se trataba de algo en el ambiente que les estaba causando escozor a los que no lo tenían, tomaron a los ratones sin picazón y les mostraron filmaciones de los que se estaban rascando. ¡Y se empezaban a rascar!.
El especialista doblegó la apuesta al asegurar que "muchos de los que estén leyendo esto van a empezar a rascarse, o ya empezaron".
"El contagio es así de sencillo: con sólo ver a alguien rascándose, te empieza a picar", destacó Kim.
El contagio es instantáneo: con sólo ver a alguien rascándose, empieza a picar
Pero Kim y su equipo no se quedaron sólo en el aspecto social del fenómeno, sino que exploraron la forma en que ocurre desde el punto de vista neurocientífico.
Y resumió algunas de las conclusiones a las que arribaron: "El estudio fue asombroso pues reveló el rol de un órgano específico, llamado núcleo supraquiasmático, que se pensaba que sólo regulaba el ritmo circadiano -el ciclo diurno y nocturno-. Por eso fue sorprendente descubrir que, además, entre quizá otras funciones, percibe por vía visual conductas de rascado y provoca sensaciones de comezón".
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