El instinto natural de los niños es llevarse todo hacia la boca. Es su modo de entrar en contacto con la realidad. Investigan el alrededor, exploran sensaciones, sacian la curiosidad, tratan de descubrir el mundo. Sobretodo en los primeros meses de vida, los efectos que obtienen los bebés a través de la boca les proporcionan una información más eficaz que cualquier otro sentido.
Los inconvenientes surgen cuando no se cumplen con las normas básicas de seguridad, dejando a su alcance pilas o partes diminutas. Desde juguetes hasta botones, una serie de objetos cuya ingesta puede resultar altamente nociva, conforman un problema que crece en la Argentina. Entre los descuidos generales de la población, las visitas a las guardias de emergencias por accidentes hogareños se repiten con mayor frecuencia.
Un relevo de la Guardia de Endoscopía Infantil Digestiva del Hospital Nacional Posadas alertó que de las 1451 consultas que recibieron el año pasado, 315 fueron por cuerpos extraños. Estos números en la comparación con las 1041 consultas atendidas en el año 2015 -donde llegaron a los 212 objetos-, marcan que la problemática aumentó en casi un 50%.
Monedas, bolitas, botones, tapas de envases, piezas pequeñas de juguetes y colgantes son solo algunos de los cuerpos extraños más tentadores para los niños, especialmente para los menores de cinco años, que todo lo prueban. Una de las consecuencias temidas por los padres es la asfixia, pero además de imposibilitar la respiración, pueden provocar otras complicaciones.
Particularmente, desde el centro médico señalaron que uno de los hechos más recurrentes que se presentan son los de ingesta de productos de limpieza cáusticos. "Un niño que tragó un cáustico debe hacerse una endoscopia dentro de las 24 horas porque el producto sigue actuando, y hay peligro que se rompa el esófago", describió Jorge Vidal (MN 75934), médico Pediatra y Gastroenterólogo Infantil.
El especialista agregó que en el caso de las pilas de botón también se requiere de esta técnica con urgencia, debido a que despiden sustancias químicas (mercurio, litio, cadmio) capaces de perforar el esófago. Estas diminutas partes se encuentran en juguetes, relojes, zapatillas con luces, vinchas de cotillón y otros dispositivos electrónicos que, con frecuencia, están destinados a los menores.
Ante la sospecha de un accidente de este tipo, los padres no deben intentar retirar el cuerpo extraño por su cuenta, ya que una mala maniobra puede agravar la situación y se debe concurrir de inmediato al servicio de emergencia. Los signos como sofocación, arcadas, tos y ahogos son síntomas frecuentes que deben motivar la consulta inmediata. También pueden presentarse vómitos, carraspera y silbidos en el pecho.
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