Los cólicos, el reflujo ácido, el estreñimiento y la enfermedad de Crohn son algunos de los tantos trastornos digestivos que pueden presentarse. Algunos con posibles consecuencias más severas que otros, el más frecuente es el síndrome del intestino irritable, una patología que tiene una mayor prevalencia en mujeres que en hombres y que alcanza al 15% de los argentinos.
Se estima que alrededor de seis millones y medio de personas en el país padecen de colon irritable. La mayoría se acostumbra a vivir con la molestia y aprende a tolerar los síntomas que caracterizan la afección: dolores abdominales, hinchazón o alteraciones frecuentes de la función intestinal, como diarrea o constipación.
"Es una entidad multifactorial, en la que algunos aspectos relacionados con el estilo de vida, como la alimentación o el nivel de estrés son fundamentales en el desencadenamiento de los síntomas. Y es crónica, lo que significa que no se cura. Pero los síntomas pueden manejarse perfectamente en la medida que identifiquemos y corrijamos los factores desencadenantes", dijo a Infobae María Marta Piscorz, especialista de la sección Neurogastroenterologia del Hospital de Clínicas, lugar en el que hasta mañana todas las personas mayores de 18 años con dolor o malestar abdominal, hinchazón y alteraciones frecuentes de la función intestinal (diarrea o constipacion) podrán acceder consultas gratuitas con un especialista para obtener orientación y diagnóstico.
La dieta es la solución para que los malestares no vuelvan a surgir. Aunque no existe una recomendación universal para todos los pacientes que sufren de colon irritable, hay reglas que no deben saltearse. Entre los consumos a evitar están las legumbres, el alcohol, el café, los dulces, algunas verduras (brócoli, coliflor, cebolla) y bebidas con gas. A la vez, es conveniente sumar fibra soluble, un componente que se halla en manzanas, zanahorias, avena.
"El plan alimentario debe ser individualizado y en base a los síntomas principales. En general se intenta disminuir los alimentos fermentables (FODMAP's -azúcares simples y complejos que se encuentran en una variedad de frutas y verduras, y también en la leche y el trigo-) y reemplazarlos por otros que no fermenten para no tener déficits nutricionales en el largo plazo", explicó la experta. Y agregó: "En una segunda etapa se realiza una reintroducción graduada y por grupos de alimentos. Esto debería planificarse con una nutricionista especializada".
Aunque no es causa de mortalidad, lo primordial es realizar una consulta médica especializada para recibir el diagnóstico adecuado: "Existen una serie de síntomas que los médicos denominamos 'síntomas de alarma' cuya presencia denota la necesidad de hacer estudios para descartar otras causas diferentes al síndrome de intestino irritable, como el sangrado digestivo, la pérdida de peso inexplicable, la anemia o el dolor atípico".
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