Las escalofriantes cifras provocan que en cada año se levanten las armas de prevención en todo el planeta. Desde hace tiempo, el cáncer está considerado como una verdadera epidemia mundial, estatus lamentablemente adquirido por ser una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en todo el mundo.
Según el último relevo a gran escala -en 2012- de la Organización Mundial de la Salud (OMS) los números ascendieron hasta los 14 millones de nuevos casos y los 8,2 millones de muertes anuales relacionadas con la enfermedad. Para peor, se prevé que los valores de nuevos casos aumente en aproximadamente un 70 por ciento en los próximos 20 años.
En Argentina la situación no es menor. En total, en cada año se registran más de 100.000 casos nuevos en ambos sexos, con porcentajes similares tanto en hombres como en mujeres, de acuerdo a la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC). Con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer, celebrado el 4 de febrero, una radiografía de los tres tipos que más afectan a los argentinos: mama, colon y pulmón.
Cáncer de mama
Según datos del Ministerio de Salud de la Nación, un 17,8 por ciento del total de la incidencia de cáncer en el país responde al cáncer de mama. Se detectan anualmente 18.000 casos. En 2015 causó la muerte de 5647 mujeres. Esta patología, si bien es el cáncer más frecuente en la mujer, no deja de lado a los hombres, afectando a uno de cada 100.
Las probabilidades de padecerlo aumentan conforme la mujer envejece. El riesgo es especialmente alto en mujeres mayores de 60. La mamografía continúa siendo la herramienta más efectiva a la hora de detectar la enfermedad en sus estadios iniciales. Se recomienda realizarse una de base a los 35 años –en el caso de no presentar síntomas ni tener antecedentes- y una anual a partir de los 40.
La importancia de la detección temprana como método preventivo se correlaciona con la campañas de concientización. Según la última "Encuesta Nacional de Opinión Pública", realizada por Fundación AVON sobre el conocimiento de los argentinos acerca del Cáncer de mama, los principales resultados alertan sobre el alto nivel de desinformación y la falta de conciencia acerca de su detección temprana a través de los controles médicos.
– Cerca de 6 millones de mujeres declaran nunca haberse realizado una mamografía.
– 4 de cada 10 argentinas en edad de riesgo -mayores de 40 años- (3.200.000), no tiene el hábito de realizarse una mamografía anualmente.
– El interior y los niveles socioeconómicos bajos son los más vulnerables: el 64% de las argentinas de sectores bajos no se realiza una mamografía en forma anual.
– 3 de cada 10 mujeres argentinas (4.600.000) no visitan al ginecólogo al menos una vez al año.
– 4 de cada 10 argentinas (6.230.000) declaran que el ginecólogo no les realiza revisión mamaria una vez al año.
La propia fundación lanzó un folleto que indica cómo chequear los pechos y conocer los síntomas siguiendo los consejos de los especialistas.
Cáncer de colon
Este tipo, el segundo más común en el país, progresa tan lentamente que, si se realizan controles periódicos, es posible detectarlo a tiempo. Es un cáncer que se presenta sobre todo entre los mayores de 50 años. Y aunque popularmente se cree que afecta más a hombres que a mujeres, se desarrolla casi con el mismo nivel de prevalencia en ambos sexos.
Este tipo en particular de cáncer se desarrolla por factores hereditarios y ambientales. Por eso, se recomienda mantener hábitos de vida saludables, como la actividad física y la alimentación adecuada, que disminuyen el riesgo de desarrollar esta enfermedad. Si no se detecta y trata a tiempo, el tumor puede diseminarse hacia ganglios linfáticos u otros órganos, provocando metástasis.
Para detectarlo el primer estudio que deben hacerse aquellos que tienen predisposición hereditaria a sufrir este cáncer o más de 50 años es muy simple e indoloro. Consiste en un test de sangre oculta en materia fecal, que permite detectar muy pequeñas cantidades de sangre no observables a simple vista, y descubrir si existen pólipos o adenomas, que luego puedan derivar en células malignas. Otra prueba para diagnosticar la enfermedad es la colonoscopía, un método a través del cual se puede ver el interior del intestino y verificar si existe o no alguna anomalía.
Los hábitos para prevenirlo son varios: alimentarse con gran variedad de frutas y verduras, disminuir la ingesta de carnes rojas y grasas de origen animal, mantener un peso corporal adecuado, hacer ejercicio físico regular, evitar el tabaco, no consumir bebidas alcohólicas en exceso y, a partir de los 50 años, realizar un chequeo con un gastroenterólogo.
Cáncer de pulmón
Es el principal en hombres y el tercero en mujeres. Está comúnmente asociado con el hábito de fumar; no obstante, entre el 10 y el 15 por ciento de las personas con esta enfermedad nunca han fumado. Representa el 9,8 por ciento de todos los casos oncológicos diagnosticados, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación. En total, más de 11.200 argentinos padecen esta enfermedad.
El mal, además, posee el mayor índice de mortalidad, con 10.531 muertes al año, siendo más del 70 por ciento hombres -7.422 fallecimientos anuales masculinos contra 3.109 femeninos-.
Más del cincuenta por ciento de los casos de cáncer de pulmón se siguen detectando en un estadio avanzado de la enfermedad, cuando ya se registran metástasis en otras regiones del cuerpo (con frecuencia, en el cerebro, los huesos, la glándula suprarrenal o la pleura).
La doctora Claudia Bagnes, jefa del servicio de oncología del Hospital Tornú, explicó a Infobae: "El cáncer de pulmón, entre otros cánceres, tiene la capacidad de engañar al sistema inmune (de defensa) de nuestro cuerpo. Y esto hace que los linfocitos T, que son células que van a tratar de destruir las células extrañas, no las reconozcan como enemigas y no las maten. Así, el tumor, aprovecha y crece".
Si bien el cáncer de pulmón suele no dar síntomas hasta llegar a estadios avanzados, entre los principales signos a prestar atención se destacan: tos persistente o que tiende a empeorar; dolor de pecho que suele agudizarse al respirar profundo; voz ronca; pérdida de peso y pérdida de apetito; esputo (flema) con sangre o color rojizo; falta de aire; sensación de cansancio o debilidad; infecciones persistentes o recurrentes como bronquiolitis y neumonía y silbidos al respirar (sibilancias).
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