El humano es un animal social, de eso no hay dudas. Diferentes estudios resaltan los beneficios que tiene para la salud poder contar con la compañía de los seres queridos. La habilidad intrínseca de colaborar con el otro, trabajar en grupo y formar familias es parte del ADN humano.
La compañía de otra persona es uno de los métodos más claros para la supervivencia de la especie. Por el contrario, la soledad es tóxica. Según la Organización Mundial de Salud, las enfermedades cardíacas son la primera causa de mortalidad en todo el planeta, aunque el origen de estas patologías depende de muchos factores. Un estudio de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de York, en Heslington (Reino Unido), afirma que la soledad y el aislamiento aumenta, hasta un 30%, las probabilidades de tener una cardiopatía.
La soledad nos rompe el corazón, casi de manera literal. Una investigación del 2015 que reunió más de 70 estudios probó que estar solo aumenta el riesgo de muerte un 26 por ciento, en comparación con la depresión y la ansiedad, que aumentan la mortalidad un 21 por ciento.
Ahora, científicos están tratando de comprender cómo la soledad causa enfermedades a un nivel celular. Y los descubrimientos revelan que estar solo es más que un mal psicológico, es una herida biológica que crea una "crisis" en las células del ser humano. "El aislamiento social es lejos el factor de riesgo más fuerte", aseguró a Vox el experto en genética Steve Cole, de la Universidad de Los Ángeles. El nivel de toxicidad de la soledad es enorme.
En el 2007, Cole y sus colegas de UCLA realizaron un pequeño estudio basado en 14 participantes. Descubrieron que las células de aquellos individuos que vivían largos períodos de soledad eran diferentes: los glóbulos blancos de gente que sufría de soledad crónica se encontraban en un estado de permanente "miedo".
Básicamente, los investigadores observaron dos grandes diferencias entre la gente que se sentía sola y la que no: los genes que codifican la respuesta inflamatoria del cuerpo se encienden a un grado no observado en los que no sufren de soledad; y, al mismo tiempo, observaron actividad suprimida en un grupo de genes que se ocupan de defender al organismo de infecciones virales.
En definitiva, Cole halló que la respuesta de la soledad crónica no es muy diferente a la de otras causas de estrés crónico, como un estatus socioeconómico bajo o el estrés postraumático.
La soledad es un círculo vicioso. Cuanto más aislado uno esté, más amenazado se siente. Y cuanto más amenazado se siente, más se aísla. hay evidencia que sugiere que la soledad naturalmente aumenta y baja a lo largo de la vida de una persona. Sin embargo, Cole cree que es un problema grave: "Hay una epidemia enorme y escondida de soledad en la raza humana".
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