La Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, también conocida como EPOC, es una enfermedad respiratoria que se caracteriza por la dificultad para respirar ocasionada por una obstrucción a nivel pulmonar. Esta afección está relacionada directamente con el consumo de tabaco y es la tercera causa de muerte global por enfermedades no transmisibles luego de los trastornos cardiovasculares y cerebrovasculares. Sin embargo, si bien esta enfermedad limita la vida diaria, es prevenible y tratable.
Según la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), en el país cerca del 15 por ciento de la población padece de EPOC. Por este motivo, el doctor Ariel Blua (MN 26114), coordinador de la Sección Enfermedades Obstructivas de la AAMR y jefe de servicio de la Unidad de Enfermedades Respiratorias en el Hospital Privado Universitario de Córdoba, indicó 5 claves fundamentales para aquellos pacientes que desean irse a algún destino a disfrutar de las vacaciones de verano.
1. Elegir bien el destino
A la hora de elegir un destino para vacacionar, hay que tener muy en cuenta la altitud a la que está ubicado el sitio a donde se va a viajar. Para un paciente con EPOC moderado o severo, irse de viaje a las montañas (o sitios con una altura mayor de los 1000 o 1500 metros) puede generar complicaciones. Esto se debe a que a medida que el cuerpo asciende la presión atmosférica disminuye y, por lo tanto, también lo hace la presión de oxígeno, que determina la cantidad de oxígeno que se respirará.
2. Prevenir inconvenientes
Uno de los problemas más importantes que surgen en los viajes de pacientes con enfermedades pulmonares es el riesgo de exposición a cambios bruscos de temperatura, que facilitan la adquisición de infecciones respiratorias que pueden disparar una exacerbación de la patología respiratoria. Además, se aconseja a los pacientes lavarse las manos de forma frecuente para reducir el riesgo de transmisión de enfermedades infectocontagiosas. Una buena alternativa es tener previamente una recomendación del neumonólogo sobre qué medicación utilizar si aparecen síntomas de infección respiratoria y/o una exacerbación de la EPOC.
3. Organizar la medicación habitual
En general los médicos recomiendan a los pacientes con EPOC que deciden viajar, ser prolijos con el uso de la medicación habitual: esencialmente no saltear u olvidar dosis ni alterar de forma sustancial los horarios de usos de la misma a los fines de mantener la estabilidad del tratamiento. Es fundamental mantener siempre la medicación de rescate de forma accesible y segura.
Se recomienda además llevar medicación para el doble de tiempo que el paciente estará fuera de su domicilio, ante cualquier eventualidad y, si se viaja en avión o micro, separar la misma dejando una parte en el bolso de mano y otra parte en el equipaje que se despache. Si es un viaje al exterior, es imperioso tener una indicación por escrito del neumonólogo de cuál es el tratamiento habitual, para presentar si fuese necesario en los aeropuertos.
4. Viajar con oxígeno
Gracias a la disponibilidad de nuevos dispositivos como los concentradores portátiles, que tienen una autonomía prolongada, actualmente es posible salir de viaje con oxígeno.
Para viajes en auto, si la persona es el conductor y precisa oxígeno continuamente, se recomienda que tome un tiempo para estar descansado, sin disnea (ahogo o dificultad para respirar) antes de iniciar el viaje. Debe también hacer paradas cada 3 o 4 horas para bajarse del vehículo y movilizarse. El dispositivo ideal para el viaje es un concentrador portátil, el cual puede conectarse a la toma de 12 V del encendedor del automóvil, aumentando la autonomía. Deben asegurarse de que el mismo esté en una posición adecuada y bien fijado. Es importante mantener el habitáculo ventilado con una ventanilla algo abierta para prevenir la acumulación de oxígeno y dióxido de carbono. Si se usa solamente oxígeno en forma ocasional, se podrá llevar un tubo de oxígeno ultraliviano, el cual puede utilizarse en el momento que se requiera.
Para viajes en barco no hay problemas en cuanto al impacto del aire respirado. Sin embargo, en viajes en avión es diferente. Muchos vuelos comerciales alcanzan una altura de 8.000 a 13.000 metros, pero las cabinas van presurizadas a una presión equivalente a unos 2.000 a 2.500 metros de altura. Por este motivo hay suficiente oxígeno para los pasajeros con pulmones normales, pero puede no ser suficiente para pacientes con EPOC. Estos cambios leves en el ambiente interno de un avión pueden ser imperceptibles para los pasajeros sanos; sin embargo, pueden repercutir de forma importante en los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas, e incluso suponer un riesgo para su salud.
Si la persona ya tiene indicada oxigenoterapia crónica en su domicilio habitualmente, también la necesitará para su viaje en avión y puede precisar subir el flujo que utiliza. Si no tiene indicada oxigenoterapia crónica, pero su nivel de oxígeno es bajo o tiene EPOC moderado o severo, puede ser que precise oxígeno adicional en esos momentos. Se debe consultar al neumonólogo para que pueda valorar la necesidad de oxígeno durante el vuelo o solicitar un "test de simulación de altitud" para intentar predecir cómo le puede afectar el vuelo al paciente, y por lo tanto recomendarle oxígeno para el viaje.
Las políticas de uso de oxígeno durante los vuelos comerciales pueden variar de una compañía a otra, por lo que se deberá planificar con suficiente antelación y establecer un contacto previo con la compañía aérea para ver qué trámites son necesarios, qué costos puede generar y obtener una valoración e informe del médico para concretar las necesidades.
Aquellos que además necesiten del suministro de oxígeno deben asegurarse con antelación suficiente de que dispondrán de él en la localidad de destino. Para ello el paciente puede contactarse con la empresa proveedora en su residencia habitual, que le explicará los pasos a seguir, si puede llevarse su aparato o quién le puede suministrar el oxígeno en la localidad de destino.
El paciente o su acompañante deberán poder manejar el sistema, saber la duración de sus baterías y si dispondrá de fuente de alimentación en el avión o vehículo en el que viaje. Es importante recordar que las aerolíneas y los aeropuertos no suministran oxígeno ni antes ni después del vuelo, ni durante una escala. Si bien viajar con oxígeno es posible, requiere una preparación minuciosa.
5. Reconocer los síntomas
Si se está viajando en un vuelo comercial, es importante poder identificar los síntomas relacionados con la hipoxemia -la disminución anormal de la presión parcial de oxígeno en la sangre arterial- durante el vuelo, a los fines de solicitar asistencia de forma precoz. Habitualmente estos son: dificultad respiratoria, tos persistente y dolor en el pecho. El 10 por ciento de las emergencias médicas a bordo de aviones de líneas regulares se debe a problemas respiratorios relacionados con EPOC.
Aunque la EPOC no supone un impedimento para viajar o volar, los médicos especialistas siempre recomiendan que se tomen las medidas adecuadas y exista un control neumonológico antes y después del viaje, para evitar disgustos e inconvenientes.
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