La muerte de Giuliana Maldovan (20) y Lucas Liveratore (34) en una fiesta electrónica de Arroyo Seco desnudó nuevamente los peligros de las drogas de diseño o laboratorio, las cuales dejaron de ser un "secreto de los habitués de la noche" para alcanzar un estatus para el público masivo y en especial la franja etaria más joven.
La especialista y psiquiatra Geraldine Peronace explicó a Infobae que resulta importante desmitificar la asociación casi exclusiva entre las drogas de diseño y las fiestas electrónicas, ya que estas sustancias pueden encontrarse en cualquier tipo de ambiente, sin importar el ritmo ni el nivel social.
"Las drogas de diseño arrancaron en el mundo de la música electrónica, cuando era un grupo muy selecto, como máximo 200 personas. A medida que se fue instalando más y más la moda, el marketing y la propaganda, fue copando el mercado. Hoy, hay desde reggae hasta cumbia electrónica. Todas las vertientes musicales se vieron afectadas y este fenómeno tiene que ver con la globalización", puntualizó la experta a Infobae.
"Las pastillas que están vigentes en el mercado, según una investigación personal, son la Gold blanca, Trébol verde, Versace violeta, Heineken verde, Cuatro corazones, Whatsapp, Superman –en sus versiones verde agua, amarilla y violeta-, Euro rosa, Hello Kitty, Dodge blanca, Minion rosa, Batman negra y Armani gris".
"Hoy todo cambió. Desde la manera de informarse hasta el camino entre el dealer y el solicitante. En muchos casos, alguien compra en grandes cantidades y luego las distribuye con su grupo".
Peronace advirtió que existe una carencia afectiva-social detrás del consumo: "Quieren empatizar con el otro. Tener ese sentimiento de afecto y comprensión, es un medio para poder sociabilizar con un otro de una manera más fácil".
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