Primer verano de divorciado: de la euforia a la tristeza profunda

Comenzar el período de descanso tras una separación posee múltiples efectos para la autoestima. Cómo afrontar esta etapa y reorganizar la vida social

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Adrián Suar, en su primer verano tras la separación de Griselda Siciliani,  y su amigo Mariano Chiade en Punta del Este
Adrián Suar, en su primer verano tras la separación de Griselda Siciliani,  y su amigo Mariano Chiade en Punta del Este

Las separaciones, consensuadas o no, generan cambios en el estado de ánimo. Miles de situaciones, recuerdos, emociones que regresan y allí aparece el vacío, el dolor de la pérdida, la presencia constante de la ausencia del otro. No es sencillo y por eso la persona suele atravesar un túnel de contradicciones. Infobae dialogó con dos especialistas sobre los efectos que involucra el fin de una relación y cómo afrontar la pérdida.

"Nos separamos de lugares, de personas, de frecuencias emocionales, de aromas, de texturas, de sabores… de pasiones y rechazos compartidos, de complicidades en el humor y de decenas de cosas, quizá más invisibles, de las cuales nos fuimos impregnando casi sin saberlo", explicó a Infobae el psicólogo Gervasio Díaz Castelli.

Numerosos estudios resaltaron que cuando una pareja que se unió "para toda la vida" decide separarse se enfrenta a una situación de máximo estrés.

Una persona que se divorcia tiene que enfrentar cambios en todas las áreas de su vida, en la vida familiar, en la relación con los hijos si los tiene, en la vida sexual, en lo económico, lo social, a veces en lo laboral y en alguna otra actividad compartida según cada caso.

La separación obliga a una reconstrucción de la vida privada social (iStock)
La separación obliga a una reconstrucción de la vida privada social (iStock)

"Además debe enfrentar el duelo que implica la renuncia a todo lo que esperaba a futuro que ya no va a suceder, y por la pérdida de los aspectos positivos de la convivencia y de la otra persona", agregó a Infobae Carmen Milán, médica UBA (MN 44426), psiquiatra, psicoanalista y psicoterapeuta.

Las rupturas implican la pérdida del otro, la pertenencia al mundo del otro, y así también se debe abandonar el patrimonio emocional construido en ese vínculo, que comprende a todas las vivencias compartidas y esto es aún más difícil cuando hay hijos de por medio.

Milán sostuvo: "En principio se puede registrar un proceso de transición desde el estado de pareja/familia al de divorciado que es comparable al proceso de duelo que se hace cuando un ser querido enferma y muere. La pareja se enferma y muere. Comienza cuando las dificultades están pero todavía parece que se puede con ellas, la duración depende de cada caso, a veces un año o más. Luego se reconoce que la relación es insostenible y hay ambivalencia entre la tristeza por la pérdida y el alivio por el fin de los problemas".

"Las vacaciones -también las Fiestas- suelen ser escenarios privilegiados para que todo eso, para que el otro que ya no está en nuestra vida cotidiana, pase a brillar por su ausencia. Las vacaciones por sobre todo son un verdadero test para evaluar el verdadero impacto en las emociones y sentimientos de la decisión tomada. Sin duda que si la ruptura fue pensada y madurada conjuntamente, y se evidenció como el mejor camino posible para ese vínculo y para los hijos lo que va aparecer es un estado de liberación y mediano bienestar y, en el otro polo, pueden generar un estado de profunda melancolía en donde se empieza a extrañar lo que lo unía al otro, y no lo que lo separaba. Se entiende que si se desata ese segundo estado, habría que revisar quizá más profundamente la decisión tomada", dijo Díaz Castelli.

La tristeza, el sentimiento más común (iStock)
La tristeza, el sentimiento más común (iStock)

Las emociones más frecuentes son: tristeza o depresión, culpa, enojo, ambivalencia, preocupación respecto al futuro, inseguridad sobre la posibilidad de una nueva relación, sentimiento de fracaso y miedo a la soledad.

Por su parte, Milán sumó: "Una vez separados lo que sigue es la tristeza que acompaña al reconocimiento de la ausencia del otro en cada detalle de lo cotidiano, tristeza que alterna con momentos de rabia y enojo hasta completar el duelo".

Es a partir de este momento cuando comienza la aceptación de la nueva etapa de la vida, se consolidan los cambios, aparecen nuevas posibilidades y pueden surgir expectativas de establecer otra relación duradera. Para los especialistas todo esto implica una reorganización de la vida que abarca cuestiones prácticas como instalarse en un nuevo domicilio para el que se va y armar nuevas rutinas, asumir cambios en la relación con los hijos, los familiares, las amistades, otras relaciones sociales y simultáneamente superar las consecuencias emocionales del divorcio para ambos. Los especialistas, además, remarcaron que si los síntomas de tristeza o depresión aumentan es esencial buscar ayuda profesional.

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