Entre celebraciones y reencuentros con los seres queridos, en Navidad y Año Nuevo impera una cálida agitación en todos los hogares. Con las fiestas llegan el árbolito, los regalos, la decoración y varios más que dan un clima de festividad. Sin embargo, no toda costumbre es sinónimo de alegría, ya que también reaparecen los peligros que acarrea el uso -en ocasiones de manera indebida- de la pirotecnia, una diversión milenaria muy común que a veces no es empleada de una manera adecuada, lo que puede ser extremadamente peligroso e inclusive, fatal.
La utilización de fuegos artificiales representa un riesgo para la salud debido a que su manipulación incorrecta puede ocasionar graves lesiones físicas, siendo las quemaduras las principales consecuencias. La parte del cuerpo que suele resultar más afectada por accidentes de pirotecnia son las manos, la cabeza y el rostro. Sin embargo, la práctica sin tomar los recaudos necesarios más la sola exposición también pueden generar problemas auditivos y daños oculares irreversibles.
Las riesgos para la salud ocular
La gravedad de las heridas oculares por pirotecnia pueden llegar a provocar la pérdida de visión severa permanente. "El 70% de las lesiones requiere más de una cirugía", especificó Susana Lucila Cura (MN 71.837), oftalmóloga del Hospital Italiano.
"Los pacientes afectados por pirotecnia que atendemos son en su mayoría varones con una relación de 4 varones por cada mujer. En el mayor porcentaje de los casos (70%) son menores de 20 años. El grupo de más riesgo de lesiones es de 6 a 12 años. Entre los hospitales del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, clínicas y hospitales privados la cifra de víctimas por daño por pirotecnia está cercano a los 1.000", detalló la especialista.
En caso de quemaduras o explosiones, ante una urgencia se recomienda lavar con abundante solución fisiológica o agua mineral superficialmente sin comprimir el globo ocular, cubrir la zona con gasa estéril sin colocar gotas, pomadas, ni hielo y no tocar la herida hasta ser atendido. "Frente a un accidente se debe cubrir el ojo dañado con gasa estéril, no provocar compresión sobre el mismo y dirigirse a un centro especializado o al centro más cercano, preferentemente con atención oftalmológica", aconsejó la especialista.
Cómo afecta al oído
La población se encuentra expuesta voluntaria o involuntariamente a fuentes sonoras de gran intensidad que en ocasiones pueden resultar irreversibles por lesionar estructuras del oído interno. Una bomba de estruendo alcanza los 190 decibeles y un mortero los 145 decibeles, mientras que el oído tiene la capacidad de tolerar sonidos hasta 90 decibeles sin que se produzca daño.
"El cuadro clínico estará dado según la intensidad del traumatismo sonoro. Puede presentarse hipoacusia y acufenos (un zumbido constante). En el primer caso en la mayoría de los afectados deja un daño irreversible del oído interno, mientras que en el caso de la acufenos, con el transcurrir de las horas puede desaparecer, disminuir o permanecer constante", dijo Ezequiel Laborde, médico otorrinolaringólogo del Hospital Británico.
A estos síntomas pueden asociarse otros como otorragia (sangrado del oído), dolores de oído -denominados otodinia- y alteraciones del equilibrio. Estos últimos, revisten mayor gravedad, pudiendo generar un mayor daño a las estructuras del oído. "Ante la aparición de algunos de estos síntomas por pirotecnia se debe recurrir urgentemente a un especialista", dijo Laborde.
"Los más frágiles a un traumatismo sonoro son quienes pasaron por intervenciones quirúrgicas en el oído. Además, existe una correlación entre el grupo sanguíneo y la susceptibilidad al ruido. Las personas del grupo O expuestas a sobreestimulación acústica son significativamente más propensos a padecer traumatismo acústico que los de otros grupos sanguíneos", agregó el doctor.
LEA MÁS: