Se trata de un trastorno neurológico que lleva el nombre de Joseph Capgras, el médico francés que lo descubrió, donde la persona afectada cree que una o más personas en su vida fueron sustituidas por un impostor. El síndrome, también conocido como el delirio de Capgras, es raro, pero se presenta con más frecuencia en las personas que sufren de esquizofrenia.
El doctor Deepak D'Souza, profesor de psiquiatría en la Universidad de Yale, explicó que el Capgras es una cuestión del razonamiento. Alguien que sufre de esquizofrenia puede percibir que un ser querido tiene un aspecto ligeramente diferente, o actúa un poco diferente, y en lugar de adaptar su comprensión actual de esta persona atribuye el cambio a una noción más radical que es creer que han sido reemplazados. Sin embargo, aunque este razonamiento "falso" se asocia generalmente con la esquizofrenia, también puede ser inducido por el uso de drogas o un trauma cerebral.
"Hay que pensar al cerebro como un sistema de carretera. Uno podría tener un accidente en un puente que se manifiesta como un atasco de tráfico en otra parte y si uno solo me mueve por esa zona uno puede pensar que ahí es donde está el problema. Todo sobre el cerebro se trata de una red, todo está conectado", explicó D'Souza.
Las causas de las perturbaciones mentales en el síndrome de Capgras aún no están del todo claras, ni son atribuidas a una región específica del cerebro. Un estudio de 38 pacientes con este síndrome concluyó que el trastorno se asocia a menudo con enfermedades neurodegenerativas. El estudio también mostró que el Capgras puede estar presente sin un problema neurodegenerativo mediante, pero sí como resultado de una "enfermedad psiquiátrica, accidente cerebrovascular, o el uso de drogas ilícitas, como la metanfetamina".
Mientras que los dos enfoques más populares sobre la definición de Capgras provienen de la psiquiatría y la neurología, no son las únicas áreas que buscan la explicación. Una revista de Japón tiene un enfoque distinto: el autor de la teoría, Yoshitsugu Niiyama, sugiere que el síndrome de Capgras es un tema de metafísica y que aquellos que sufren de este trastorno podrían existir en otra dimensión con sus impostores, separados del mundo que el resto de los humanos habita.
Un trastorno difícil de diagnosticar
El conflicto con este tipo de trastornos es que diagnosticar un espejismo no es tan sencillo como hacerlo frente a enfermedades palpables. "Si alguien tiene una tos, la mayoría de las personas estarán de acuerdo en lo que creen que es una tos. O se tiene o no se la tiene", dijo D'Souza.
El último Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM 5) define estos "delirios" como "creencias fijas no susceptibles de cambiar en función de las pruebas contradictorias". Esta controversial definición clasificaría a muchos aficionados a los deportes, por ejemplo, como clínicamente delirantes. El DSM 5 parece reconocer esto al admitir que "la distinción entre una ilusión y una idea muy arraigada es a veces difícil de hacer y depende en parte del grado de convicción con que se lleva a cabo la creencia, a pesar de la existencia de evidencia contradictoria clara o razonable en cuanto a su veracidad".
En este sentido, D'Souza llevó adelante un polémico proyecto de investigación para descubrir los efectos del Capgras y sus causas: a raíz del relato de una estudiante de 26 años que bajo los efectos de una dosis de ketamina dijo experimentar la sensación de que todos los que la rodeaban eran impostores, los científicos decidieron usar esta droga (disociativa, usada en medicina y veterinaria) dentro del laboratorio para inducir síntomas de la esquizofrenia en pacientes sanos y así poder analizar cómo resolverlos.
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