Anteúltima semana de diciembre de 2017. El peronismo se divide entre quienes negocian con el gobierno nacional para aprobar la reforma jubilatoria y quienes endurecen, aún más, su oposición radicalizada. En una oficina del Congreso de la Nación, en la que no hay luz natural ni cuadros de líderes del PJ colgados en las paredes, un senador nacional verbaliza un diagnóstico del partido al que pertenece. "Al peronismo hay que reconstituirlo. Sanarle las heridas y levantarlo. Esa es la diferencia con reconstruirlo, esa palabra que usan todos. El peronismo no se rompió. Sino que el personalismo de algunos dirigentes pasó por encima del partido. Hay que volver a centrar el eje".
Reconstruirlo, reconstituirlo, rearmarlo, reorganizarlo, renovarlo. Los verbos varían según los dirigentes que analizan el futuro del peronismo y que quieren formar parte de la discusión que atravesará el partido en los próximos dos años. No se quieren quedar afuera. Saben que la nueva base de poder que se genere será la que sirva como sostén de un cambio más profundo. Una modificación en el liderazgo y en las formas de hacer política. El peronismo debe cambiar para volver a ganar, pero también para regenerar una identidad. En la actualidad es un partido dividido y sin liderazgo.
Los actores principales de la negociación serán los mismos que se disputaron poder y votos hasta el final del 2017. Todos intentarán confluir bajo el enorme y maltrecho paraguas del peronismo. La sombra en la que siempre hay lugar para uno más y en la que no hay que dar explicaciones convincentes sobre las decisiones del pasado. El futuro del homogéneo espacio lo discutirán los gobernadores y los legisladores que los representan en el Congreso, el kirchnerismo, los intendentes bonaerenses, el massismo y el randazzismo.
Las diferentes corrientes que se agrupan en el peronismo tienen su propia estrategia para organizar el espacio político y reconfigurar el esquema de poder. Los gobernadores pretenden ser protagonistas de la discusión. Juan Manuel Urtubey (Salta) y Sergio Uñac (San Juan) son los nombres que más consenso generan entre los mandatarios, aunque ambos tienen deseos diferentes.
El salteño es el que tiene mayores intenciones de mostrarse como una alternativa para liderar el PJ y ser candidato en el 2019. Está transitando su tercer mandato como gobernador y no puede renovarlo porque la Constitución provincial le impone un límite. En tanto, el sanjuanino está abocado a extender su gestión por cuatro años. Quiere tener más rodaje en su provincia y no se imagina como un candidato a presidente en el corto plazo. Hay intendentes y legisladores que deslizan su nombre como la mejor opción para liderar el peronismo, pero en su entorno insisten con que solo contribuirá a organizar el partido. No se hará cargo de la responsabilidad de conducir.
Los mandatarios provinciales quieren liderar el nuevo proceso que atraviesa el peronismo y pretenden darle un nuevo perfil al espacio. Mantener mayor diálogo con el oficialismo, democratizar el partido, buscar consensos internos y lograr una conducción menos verticalista que la que llevaron adelante Néstor y Cristina Kirchner entre el 2003 y el 2015. En definitiva, anhelan un peronismo con mayor poder de los dirigentes del Interior y alejado de la identidad confrontativa que le impusieron los Kirchner. Aunque saben que, poco a poco, deberán endurecer su perfil opositor para afrontar la etapa preelectoral y construir una nueva candidatura.
En esa misma línea se mueve el presidente del PJ Bonaerense, Gustavo Menéndez, quién logró el respaldo de un grupo de intendentes de Buenos Aires para llegar a la conducción del partido y que tomó el rol de negociador en las últimas semanas. El jefe comunal de Merlo ya se reunió con Florencio Randazzo y Sergio Massa, los dos dirigentes bonaerenses más importantes que están alejados del kirchnerismo. Además, mantiene un buen vínculo con la ex presidente Cristina Kirchner, quien nuevamente ocupará un lugar central en la discusión por la renovación. Tanto él como los jefes comunales que lo acompañan consideran que la reorganización debe empezar en la provincia de Buenos Aires. ¿El motivo? Es el territorio que nuclea el 40% del padrón electoral. Es decir, son representantes de una geografía clave para el triunfo electoral.
Menéndez cree en la modernización del partido, la unidad de todos los sectores con el fin de solidificar la estructura partidaria y la discusión interna como herramienta para construir un nuevo líder. Junto a él se mueven un grupo de intendentes que formaron parte de Unidad Ciudadana, pero que en la actualidad consideran que a Cristina se le venció el plazo como candidata. "Cristina cumplió una etapa electoral, pero no una etapa política", le explicó a Infobae uno de los jefes comunales que hizo campaña por la ex mandataria en las últimas elecciones. El "Tano", como lo conocen en el peronismo, seguirá protagonizando reuniones con diferentes dirigentes. Su objetivo es acercar posiciones, limar rispideces y gestionar acuerdos.
Florencio Randazzo compatibiliza con la idea que representan los gobernadores. El ex ministro le pidió a los dirigentes de base que lo acompañaron en los últimos comicios que construyan alianzas en los territorios. Considera que el armado debe ser de abajo hacia arriba para que los cimientos sean consistentes. Pese a su tenso vínculo con Cristina, el líder de Cumplir cree que del debate deben participar todos los dirigentes, incluida la ex presidente.
Randazzo entiende que la mejor opción para ordenar las fichas del tablero peronista son las PASO. Es decir, el mismo camino que propuso en los comicios del 2017. El ex ministro está decidido a caminar la provincia y tener reuniones con diferentes dirigentes, plan que ejecutará en los próximos meses. Al igual que Urtubey, tiene pretensiones de liderazgo y de ocupar un lugar de importancia en el futuro esquema.
Quien también busca tener un rol destacado es Sergio Massa. Aunque aún no confirmó públicamente su acercamiento al PJ, tanto él como los diputados más importantes del Frente Renovador dieron señales claras del regreso al peronismo. El ex director de la Anses se reunió con Menéndez en Pinamar durante los primeros días de enero para trazar una agenda de trabajo en conjunto. La foto de la reunión fue un mensaje en sí misma. Una semana después, mantuvo un encuentro con Miguel Pichetto en el Congreso. Su regreso al peronismo parece estar cada vez más cerca.
Para Massa el límite es el kirchnerismo. No está dispuesto a compartir un espacio con la ex jefa de Estado y los dirigentes que la rodean. Tiene la intención de participar de un armado que se construya en paralelo a la líder de Unidad Ciudadana. Aunque para este 2018 planea estar lejos del día a día de la política nacional y abocado a un estudio de abogados que armó en Tigre. De todas formas, no tiene en su cabeza la idea de disolver el Frente Renovador. Al contrario. Apostará a mantenerlo vivo y activo. En el corto plazo podría confluir en el peronismo liderando el espacio que fundó en el 2013.
En el kirchnerismo se mantienen intransigentes. Al menos, la mayoría. Apuestan a la figura de Cristina Kirchner para mantener el liderazgo en el PJ. El principal argumento es el porcentaje de votos que aún posee la ex presidente. Pero existen dirigentes que tienen en claro que la ex presidente no es la mejor opción para ser candidata. Para ellos las últimas elecciones fueron un claro mensaje de que Cristina es la actual líder opositora, pero no puede conducir un peronismo unificado. Ella es un motivo de división, no de unión.
Por otra parte, los principales dirigentes del kirchnerismo caminan por la vereda opuesta a la que en la actualidad están los gobernadores y el peronismo federal. Es un distanciamiento marcado el que existe entre una postura extremadamente opositora y otras con intenciones de negociación con el oficialismo. De todas formas, en ambos sectores saben que para que el peronismo sea competitivo dentro de dos años se necesita de la convergencia de ambos sectores. Aunque les cueste imaginarlo y aceptarlo.
El espacio que lidera la ex jefa de Estado ya no tiene el poder de otros tiempos. Años en los que formaba parte de la conducción del PJ y gobernaba el país con los excesos de autoridad de los que se saben respaldados por un amplio espectro popular. En el peronismo se dividen entre aquellos que están convencidos de que Cristina debe formar parte de la discusión y quienes consideran que se debe armar un esquema paralelo que deje afuera al kirchnerismo, aunque esa decisión implique correr el riesgo de no ser competitivos en el 2019 y perder en manos de Cambiemos.
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