Esta vez será el turno de Quilmes, en el corazón de la tercera sección electoral, de raíz peronista, aunque se trate de uno de los distritos en los que Cambiemos hizo pie, al menos en los papeles, a fines del 2015. Martiniano Molina, el anfitrión, recibirá un rato antes del mediodía a Mauricio Macri y a María Eugenia Vidal después de la reunión de gabinete ampliado en el Centro Cultural Kirchner (CCK), en esta nueva etapa de la campaña de cara al 22 de octubre que el Presidente inauguró ayer en Berazategui -distrito K- junto a la gobernadora bonaerense.
El acto de hoy en Quilmes, presentado como un "encuentro con beneficiarios de la reparación histórica", es parte de la estrategia que apunta a saturar el Conurbano bonaerense y que vuelve a tener a Macri en el centro de la escena, alentado por un repunte en su imagen. Meses atrás, el jefe de Estado venía vapuleado en los números en ese sector de la provincia de Buenos Aires. Experimentó, sin embargo, una escalada de entre 5 y 10 puntos, según el análisis de la Casa Rosada. Las semanas previas a las PASO, a Macri le restringieron el desembarco en el Gran Buenos Aires. Vidal, con alta aceptación social, fue la protagonista excluyente de la campaña.
Molina es uno de los tres de los siete intendentes del Conurbano bonaerense que no logró imponer la candidatura de Esteban Bullrich sobre la de la ex presidenta Cristina Kirchner. Quilmes es, en ese sentido, uno de los tres municipios gobernados por el oficialismo en los que los estrategas electorales de Cambiemos pondrán especial énfasis durante este segundo tramo de la campaña. Los otros son Lanús -Néstor Grindetti- y Pilar -Nicolás Ducoté-, de la tercera y la primera sección electoral, respectivamente.
Federico Salvai, jefe de Gabinete y jefe de campaña bonaerense, reunió la semana pasada a los tres intendentes. Grindetti, que perdió por escasísimo margen, fue, según las fuentes, el más anclado en la campaña. Ducoté tuvo un discurso teñido de soberbia. Y el quilmeño volvió a desvariar, aunque la cúpula bonaerense bajó "instrucciones precisas de ayudarlo", confiaron las fuentes.
El resto de los intendentes de Cambiemos del conurbano se impusieron sobre la lista de Unidad Ciudadana en el primer test electoral. Se trata de Jorge Macri (Vicente López), Julio Garro (La Plata), Ramiro Tagliaferro (Morón) y Diego Valenzuela (Tres de Febrero). Valenzuela arrastra algún roce con la plana mayor del gobierno provincial tras el cierre de listas.
El jueves y el viernes, Macri y Vidal tienen previsto desembarcar de nuevo en el conurbano. El viernes en La Plata. La actividad del jueves aún no está confirmada, pero sería en uno de los municipios de la tercera sección electoral. La gobernadora volverá a tocar timbres el sábado, cerca de su casa, en Morón.
La remontada en la imagen de Macri en el corazón del Gran Buenos Aires obedece, según los analistas, a una renovación de las expectativas en el Gobierno, que todavía no logró trasladar al conurbano el repunte en algunas de las variables de la economía. En alguna medida, la mejora en los números del Presidente también es parte del fenómeno triunfalista de las primarias, en las que el oficialismo cosechó una buena performance a nivel nacional. En las últimas semanas previas a las primarias, Macri se abocó a recorrer el interior del país: le habían prohibido asomarse en el conurbano por la antipatía de los votantes.
En la provincia de Buenos Aires, de hecho, la victoria de la ex Presidenta por solo 20 mil votos dejó una sensación mucho más agria para ella que para el Gobierno. Los primeros sondeos post PASO le dan ventaja al macrismo. Una de las tareas de los equipos de campaña de estos días pasa además por el ajuste en la fiscalización. Según las actas, hubo cientos de mesas en los que, por las fallas, Cambiemos no sacó ni un voto.
Como en el 2015, el macrismo en su versión bonaerense volverá a respetar cábalas. Así como el cierre de campaña de las primarias fue hace poco más de un mes en Vicente López, al igual que hace dos años, esta vez será de nuevo en Lanús. Aunque en un lugar más confortable que el club de barrio Quintana, que recibió a Macri y a la entonces candidata a gobernadora en el 2015: el microestadio del club Lanús -con capacidad para unos 3.500 asistentes-, que preside el massista Nicolás Russo y que, según su entorno, ya habría dado el visto bueno. Una pésima señal para Sergio Massa.
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