El Gobierno obtuvo la foto más buscada después de las PASO y antes de las elecciones de octubre: la imagen de una CGT totalmente fracturada en el acto de la Plaza de Mayo, una marcha impregnada de violentos enfrentamientos que retrotraen a una etapa del país que nadie quiere volver a vivir y un palco con sindicalistas rodeados de una dirigencia de alto componente kirchnerista.
En el análisis posterior al acto de la central gremial, la Casa Rosada resaltó los "notables ausentes" que hubo en el palco liderado por Juan Carlos Schmid y también remarcó la presencia de dirigentes ajenos a la estructura sindical tradicional en detrimento de sectores políticos de movimientos sociales o agrupaciones alienadas al kichnerismo. No sólo esto: contrastó los números de sectores económicos que eventualmente recuperaron el empleo y dejó en claro que no avalarán un regreso a la Argentina de la confrontación como la que mostraron los líderes de la central obrera.
Así lo planteó abiertamente el presidente Mauricio Macri, quien en una actividad pública en la Casa Rosada con jóvenes que encontraron sus primeros trabajos dijo taxativamente sobre el acto de la CGT: "Es una pérdida de tiempo, eso no lleva a ningún lugar". También recordó que "la Argentina de la confrontación ya la vivimos y no llevó a nada".
Macri no quiso hablar mucho más del tema. Fue el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, quien volcó el pensamiento del Gobierno sobre la movilización a la Plaza de Mayo y la convocatoria de la CGT a una Confederal para definir una fecha de paro nacional. "Fue innecesaria. Hay una forma de manifestarse que se vio enmarcada en un reclamo político y electoral. Allí es cuando perdió sentido porque buscan un rédito electoral". Además, el ministro de Trabajo remarcó que "muchos de los dirigentes que estaban en la Plaza hoy no hicieron nada cuando el país estaba sumergido en la pobreza con el gobierno anterior y decían que estábamos mejor que en Alemania".
Para el ministro de Trabajo la posibilidad de que la CGT convoque a un paro nacional "no resolverá los problemas" porque "el sistema de prebendas no va más".
Según pudo saber Infobae, tanto el presidente Macri como su ministro de Trabajo evaluaron los alcances de la movilización de la CGT y le restaron importancia de cara al futuro inmediato. Se le añade un factor a este análisis. Las imágenes de una lucha de facciones en la Plaza de Mayo entre Camioneros y grupos de piqueteros sólo alienta el desprestigio de la alicaída imagen que tiene hoy en la sociedad la central obrera fracturada. La grieta de la CGT en este caso resultaría funcional al gobierno.
"Quedó en claro que se trató de un acto político y no gremial", sintetizó Triaca, quien siguió por la TV el acto en la Plaza de Mayo en un almuerzo rodeado de los gremialistas de las 62 Organizaciones Peronistas que lidera Ramón Ayala. Allí había referentes de 78 gremios y fue un gesto claro del Ejecutivo para una CGT que está completamente fraccionada y cuya fotografía del divorcio se vio claramente en el palco de espaldas a la Casa Rosada.
En este sentido, desde el gobierno remarcaron que en el palco de la CGT no estaban Antonio Caló de la UOM, Ricardo Pignanelli de SMATA, Héctor Daer, del sindicato de Sanidad, ni Omar Maturano y Roberto Fernández de los gremios del transporte. Estos y otros ausentes dejaron en evidencia la grieta profunda por la que transita la CGT y el gobierno buscará sacar provecho de este escenario de divisiones internas. Puertas adentro aseguran que este "no es el escenario ideal" ya que la Casa Rosada deberá negociar por separado con cada sector del sindicalismo si es que decide avanzar con algún proyecto común. ¿Un proyecto de reforma laboral? Por ahora el Gobierno niega esto. Aunque contradictoriamente sostiene que "cualquier iniciativa se deberá alcanzar por consenso".
Los que faltaron al acto de la Plaza de Mayo sugestivamente son los que más diálogo tienen con la Casa Rosada y mantienen un nexo permanente con el ministro Triaca. También son los líderes sindicales que representan a gremios que, según el Gobierno, mostraron cierto repunte en la economía como ser los referentes de la construcción o el transporte.
Hubo también un señalamiento público que potenciará Macri del acto gremial en la Plaza de Mayo. Es aquel que deja expuestas las presencias en el palco del gremialista K Hugo Yasky de la CTA, referentes de los movimientos sociales como Barrió de Pie y la CCC, así como también de los ex funcionarios de Cristina Kirchner como el candidato a senador de Unidad Ciudadana Jorge Taiana, Axel Kicillof o Mariano Recalde. También se remarcó la presencia en el palco del massista Carlos Acuña y de sectores de izquierda. Esta fotografía será la que usará la Casa Rosada para restarle protagonismo al reclamo sindical y potenciar aquello que mencionó Triaca de una marcha "con mucho tufillo político". En el Gobierno entreven que la presencia del kirchnerismo en un acto de la CGT es una muestra de "desesperación electoral" por no haber ganado cómodamente en la provincia de Buenos Aires.
La presencia de estos sectores en la convocatoria de la central obrera potenciaron aun más las diferencias internas en la CGT. Seguramente, se profundizarán los enfrentamientos internos a medida que se acerquen las elecciones de octubre. Además, la fecha del 25 de septiembre para realizar una reunión Confederal y evaluar un paro general, como anunció Schmid, no parece ser el calendario ideal para ensayar cualquier tipo de unidad gremial. Es que los ausentes en el palco de la Plaza de Mayo creen que cualquier medida de fuerza debería estar alejada de una intencionalidad política electoral. Evalúan que los sectores del kirchnerismo, la izquierda o el PJ residual podrían hacer uso de los estamentos levantados por la CGT para sus respectivas campañas electorales.
¿Se atenderán los reclamos gremiales al Gobierno? En el discurso de Schmid en la Plaza de Mayo se plantearon pedidos a Macri como una mejora para los jubilados, que se terminen las intervenciones en los sindicatos, la plena vigencia de los convenios colectivos, el control de precios sobre alimentos y medicamentos, el rechazo a una eventual reforma laboral y la emergencia social alimentaria para los sectores populares. En Cambiemos evalúan que "hay plena coincidencia" de muchos de estos reclamos con el Presidente. Es más, la Casa Rosada rechaza el relato kirchnerista-gremial de que hay una crisis económica y creen, por el contrario, que se logró la reparación histórica a los jubilados, que el Ministerio de Desarrollo Social viene trabajando estrechamente con los movimientos sociales por la emergencia alimentaria o que existe una preocupación del Gobierno por blanquear a más de cuatro millones de trabajadores informales. A su vez, desde el macrismo evalúan que una reforma laboral no está en los planes ya que para esto se necesitaría de una mayoría parlamentaria que Cambiemos carece y que tampoco tendrá después del resultado electoral de octubre.
La CGT le impregnó ayer un nuevo ritmo a la campaña electoral de cara a octubre. Y en el balance inicial el Gobierno parece haber sacado provecho político de esto. La oposición, por el contrario, no parece haber acompañado el sentir ciudadano de una Argentina menos violenta y más confrontativa.