—¿Cuál es la importancia de estas elecciones?
—Es muy importante. El Gobierno también lo lee así. Cada vez que habla la vicepresidenta, Vidal y demás, lo único que piden es que no se vote más, o que no se vote más seguido, o cómo extendemos los mandatos… Ellos también saben que se están definiendo cosas importantes, que este gobierno pretende avanzar después de octubre con medidas mucho más radicales contra los trabajadores y entonces es muy importante qué legisladores, legisladoras, diputados, diputadas se colocan en el Congreso y en las legislaturas.
—¿Cree que esas declaraciones de la vicepresidente e incluso del presidente, que se expresó en el mismo sentido, demuestran cierto temor a estas elecciones?
—Muestran un enorme temor porque si no, no se explica por qué de golpe quieren semejantes cambios. Hace muy poco, el propio gobierno propuso una reforma electoral y no contenía ninguna de esas medidas. Entonces ahora llega el momento de las elecciones, se ve en la calle el descontento con el gobierno nacional y empiezan con estas ansias constituyentes. Además hablan como si se pudiera reformar con una simple ley… Tanta ansiedad constituyente es porque se ven complicados.
—¿Usted cree que se juega la gobernabilidad en esta elección?
—La palabra gobernabilidad en algún momento deberíamos analizarla un poco más. Sergio Massa dice que le votó todo a Macri para darle gobernabilidad, pero bueno, votó en contra de los intereses del pueblo trabajador, en contra de los intereses nacionales… ¿Qué significa la palabra gobernabilidad? ¿Hacer lo que el gobierno de turno quiera? Es una palabra un poco complicada, porque siempre se utiliza para justificar votaciones contra el pueblo.
—El Gobierno introdujo en esta campaña un debate sobre el sistema previsional. ¿Están de acuerdo con que haya una edad a partir de la cual la jubilación es optativa?
—Lo que pasa es que voluntaria no es porque si la jubilación es de un poco más de $6.000, si le preguntás a una persona si quiere seguir trabajando o cobrar eso… Las familias tienen que elegir seguir trabajando. Voluntaria sería si un jubilado tuviese garantizado como mínimo la canasta para un jubilado, que está ubicada en $16.000. Si contraponés con eso, tal vez podría ser voluntario. El Presidente no sabe cuánto cobra un jubilado. Es grave.
—¿Qué demuestra eso? ¿No le interesa? ¿Fue un error?
—Errores podemos tener todos, lo que creo que demuestra en ese caso es que Macri pertenece a una corporación política que está cada vez más alejada de lo que pasa por abajo, lo que pasa con los trabajadores, con los jubilados, con los jóvenes, con las mujeres que la pelean todos los días… Creo que hay una distancia cada vez más grande. Nosotros en el Frente de Izquierda fuimos quienes denunciamos los dietazos en la Cámara de Diputados. Y eso es parte de lo mismo, porque ellos a la hora de garantizarse sueldos y dietas se ponen números importantísimos, pero no tienen idea cómo hace una familia para llegar a fin de mes con los salarios promedios. ¿Qué puede entender Macri de lo que le cuesta a un jubilado llegar a fin de mes?
—Usted habla de la insensibilidad de Mauricio Macri. ¿Cree que pasa lo mismo con María Eugenia Vidal?
—Sí, pero tiene mejor marketing.
—¿Es solo una cuestión de marketing?
—No ha demostrado otra cosa.
—Le pregunto de Vidal porque incluso la oposición la suele rescatar mucho más. ¿Usted no hace la diferencia entre ambos?
—No puedo, no tengo elementos para decir que es más sensible. En el caso de PepsiCo, que hubo una represión brutal, la que actuó fue la Policía de Vidal, aunque digan que la orden la dio Mauricio Macri. Responde a Ritondo y a Vidal. Tampoco se ha preocupado por lo que pasó con esas mujeres, que ahora están viviendo en una carpa frente al Congreso. Vidal no los llamó ni para hablar cinco minutos y preguntarles qué pasa… Se construyó una imagen de una persona sensible pero en su función pública hasta ahora no lo ha demostrado en absoluto.
—¿Y Rodríguez Larreta? ¿Cómo es su gestión en la Ciudad?
—Creo que la gestión de Larreta es muy particular. Él surfea. Está con Carrió, con Macri y va siguiendo una línea que les ha permitido gobernar sin sobresaltos. Es una gestión sin sobresaltos.
—¿Eso es bueno o es malo?
—Eso habla muy mal de la oposición de la Ciudad. Va una década de gobierno del PRO en la Ciudad de Buenos Aires y cuando preguntás qué grandes conflictos tuvieron Macri y Larreta no te pueden nombrar ninguno. Creo que han tenido la habilidad suficiente como para subordinar a la oposición y no han tenido grandes problemas pese a que nunca tuvieron mayoría en la Legislatura. Han logrado bajar el presupuesto en educación, sacar la agencia de bienes que remata los terrenos de la Ciudad, aprobar los presupuestos, votar la unificación de las policías… Distintas medidas muy perjudiciales que han logrado aprobarlas.
—¿Cómo se explica con todos esos problemas que continúe teniendo una intención de voto tan alta?
—Hay una particularidad en esta elección. Cambiemos registró que tenía un grave problema. Es un gobierno que llegó hablando de transparencia y al poco tiempo le estallaron grandes problemas como el Correo, Avianca, Panamá Papers… Generó un blindaje moral poniendo a Carrió y a Ocaña. Hicieron una jugada importante. Y después creo que porque no tuvieron grandes sobresaltos. ¿Cómo puede ser que le votaron la Agencia de Bienes? Es el remate de todos los bienes públicos de la Ciudad.
—Eso lo votó el kirchnerismo.
—Sí, lo votó el kirchnerismo. Vos los escuchás hablando en televisión, pero no hay que votarle las cosas a Macri, porque si no es un doble discurso total. La segunda de Mariano Recalde, María Rosa Muiños, anunció que los integrantes de esta lista que curiosamente se llama Unidad se van a dividir en distintos bloques para mantener la diversidad. ¿A qué llama ella diversidad? ¿A que el año pasado le votaron todo a Macri? Ella se separó del bloque para votarle todo a Macri, ahora van juntos de nuevo y ya preanuncia que se van a separar.
—¿En la Ciudad son socios macrismo y kirchnerismo?
—Han funcionado en una sociedad bastante permanente. Con altibajos… Pero la Agencia de Bienes la votó Gabriela Cerruti. Hay que analizarlo, porque si no hablamos cosas terribles de Mauricio Macri y después vamos a la Legislatura y le votamos las cosas. Esto se basa en algo más terrible: el kirchnerismo eligió a Macri como antagonista. Lo erigió. No querían un candidato opositor dentro del peronismo y lo erigió. Bueno, le salió un poco mal porque ahora Macri es Presidente de la República y lo estamos sufriendo todos.
—Recientemente la izquierda se abstuvo de votar la expulsión de Julio De Vido en el Congreso. ¿No fueron funcionales al kirchnerismo?
—Nosotros no somos funcionales, nunca lo fuimos, pero tampoco somos funcionales de la estrategia de Durán Barba. Durán Barba dijo que no había que hablar de economía. Y a los pocos días, evitando hablar de economía montaron esta sesión en la que declaraban inhábil moral a De Vido. Nosotros lo rechazamos porque de verdad queremos que se investigue la corrupción en la obra pública.
—¿Pero no lo terminaron protegiendo con esa estrategia?
—Nadie puede decir que protegemos a De Vido, porque si te fijás quiénes hicieron las primeras denuncias sobre la corrupción en el tema de los trenes, por ejemplo, fue la izquierda. Siempre hemos estado y vamos a seguir estando. Nosotros no tenemos la misma capacidad de publicidad, de marketing de Durán Barba que logra que se repitan estas campañas en donde nos estigmatizan. Yo lo niego. Nadie puede demostrar eso. Ellos tienen un alcance y una cantidad de dinero invertido en redes sociales para atacarnos que la verdad ya algún juez o fiscal debería tomar cartas en el asunto.
—¿Cree que en algún momento vamos a saber qué pasó con Julio López?
—Para mí lo de Santiago Maldonado y cada vez que pasa esto, me mueve muchísimo…
—Usted es su abogada
—Yo fui una de sus abogadas, compartí, sé las ansias que tenía él de estar ese 18 de septiembre de 2006 escuchando los alegatos y al día siguiente escuchando a Etchecolatz. Él sabía que lo íbamos a acusar por genocidio. Había sido parte de esa construcción. Era la primera vez que íbamos a hacer esa acusación en la Argentina. Y él nunca llegó. Aníbal Fernández nos dijo que Julio López podía estar en la casa de la tía… Me parece terrible que esto se repita y que ahora Patricia Bullrich diga que no es seguro que tenga algo que ver el Estado. Es terrible esta protección a las fuerzas de seguridad que en todos los casos de desapariciones han estado involucradas.
Yo creo que sí, que podemos saber dónde está Julio porque aportamos pruebas importantísimas en la causa desde el primer momento. Aportamos la foto de quién le hizo el seguimiento…
— ¿Qué pasó? ¿No se investigó lo suficiente?
—Nueve meses tardaron en allanarlo. Estuvo Stiuso metido en esa causa. Estuvieron todos los personajes políticos…
—¿Hubo una decisión política del gobierno anterior de no investigar?
—Hubo una decisión política de no investigar porque si tocaban ahí saltaba primero que la Policía bonaerense tenía 9026 policías que venían de la dictadura militar. ¡Nueve mil! Imaginate si tenían para perder con el desarrollo de los juicios y con los testimonios de los sobrevivientes. Saltó a la luz lo que era el sistema de cárceles federales, donde Etchecolatz era dueño y señor y desde ahí podía organizar cualquier cosa.
El caso de Julio sacó a la luz un montón de cuestiones que los organismos veníamos planteando y siempre quedaban a un costado. Creo que se decidió por el encubrimiento y terminó transformándose esa causa como un monumento a la impunidad.
—Y en un gobierno que le ha dado un fuerte impulso a la política de derechos humanos.
—Un fuerte relato. El kirchnerismo tuvo un relato muy fuerte en relación a ello, un relato más grande de lo que podía contener. Ese relato se basaba en mantener las mismas fuerzas de seguridad que venían de la dictadura. Con Del Caño le pedimos un informe a Capitanich para que nos dijera cuántos militares quedaban que habían participado del genocidio y los números son escalofriantes. Yo escribí en Infobae una columna que detallaba fuerza por fuerza la cantidad de genocidas que había en la fuerza… Y ni que hablar de los civiles.
—¿Cómo se para este gobierno en relación a los Derechos Humanos?
—Este gobierno ve enemigos manifiestos. Nos ve como enemigos manifiestos a quienes reclamamos por esto, en la calle. Las represiones se suceden casi cotidianamente, salir a manifestarse es ser reprimido, lo vivimos con los trabajadores de Pepsico en todas las últimas manifestaciones. Va ahogando los juicios de lesa humanidad hasta que se terminen. Si esos juicios avanzan muchos deberían dar explicaciones ante la Justicia. El Grupo Macri es uno de los que se benefició con la deuda privada. ¿Cuándo se va a investigar eso?
—¿Le cree algo a Macri?
—No me gusta personalizarlo. Le creo que es de Boca (risas). No es un problema de creer o no creer. Él gobierna para una clase social muy determinada, en eso tiene puesto todo su interés; yo defiendo a otro sector social, claramente. En sí no le creo nada porque sé que lo está diciendo con un objetivo completamente diferente. Cuando me habla de transparencia sé que por detrás su grupo económico está manchado de corrupción.
—Más allá de las diferencias ideológicas, ¿hay alguna decisión de la economía en la que diga "esto lo hicieron bien"?
—No.
—¿La reparación histórica?
—Es un fraude que denunciamos en su momento, que muchos la votaron. Lo que había que hacer era no votarla.
—¿Cree en las cifras del INDEC?
—Los trabajadores dudan mucho de como se está haciendo. Cuando hay persecución sindical a los trabajadores es porque hay que encubrir algo.
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