En un rincón, una enorme imagen de la Virgen. Sobre el escritorio, varias fotos junto a famosos: Federer, Maradona, Riquelme, Lula Da Silva y Tevez sonríen y lo abrazan. Más allá, un pizarrón con papelitos pegados con dibujos de corazones y cartas de sus hijos, Milagros y Tomás: "Te amamos, papá. Te extrañamos".
Sergio Massa (45) se está mudando a estas nuevas oficinas en Recoleta, justo atrás del Patio Bullrich, y todavía no encuentra todas las cosas que trasladó de Tigre: "Siento que perdí todos los objetos importantes", se ríe.
"Botón de pánico", anuncia de pronto. Acaba de llegar de Tandil -cansado y sediento-, donde instalaron en los teléfonos de los vecinos una aplicación que está conectada al 911. "Nuestros candidatos tienen la obligación de poner alarmas cada cuatro cuadras para ayudar a la gente a combatir la inseguridad, en lugar de gastar la plata en carteles que ensucian postes y paredes", dispara el candidato a senador nacional por el frente Un País.
No deja dudas de que ya está metido de lleno en la campaña. Y que está dispuesto a pegar duro en la pelea de fondo. Eso sí, con tono amable y conciliador, pero con golpes certeros de knock out.
Recuerda que Cristina Kirchner, por cadena nacional, se rió de su trabajo: "Dijo que era un botón anti tontos y que la inseguridad era una sensación generada por los medios. Pero bueno, mientras ella se burlaba las cámaras de seguridad nos permitieron bajar el 80 por ciento del delito".
Su mujer, Malena Galmarini (42), está en Tigre trabajando en la secretaría de Política Sanitaria y Desarrollo Humano, pero lo llama por teléfono para saber cómo le fue en Tandil. La que está a su lado -hoy y casi a diario- es otra mujer: Graciela Camaño. La diputada parece moverse entre dos roles muy opuestos: ejerce una protección casi de madre y parece su jefa de campaña.
Calmo, asegura que no lo sorprendieron las escuchas donde Cristina Kirchner le dice a Oscar Parrilli: "Hay que embocarlo al hijo de puta de Sergio Massa". "La lógica de dañar y buscar destruir al otro, la viví en carne propia. Acordate que metieron un tipo de inteligencia en mi casa… Pero no me asustó en 2013, menos me va a asustar ahora", afirma con seguridad. Y así arrancamos.
—La inseguridad y bajar los precios son dos temas fuertes de los que hablás, como si el sentido común -que parece que se fue perdiendo- marcara las prioridades de la gente: el bolsillo y que le maten a un hijo por un par de zapatillas en la puerta de su casa.
—Defender a la gente es defenderle el bolsillo y defenderle la vida. "Bajemos los precios" es bajemos los precios de los once productos de la canasta básica, que permiten que un laburante recupere mil mangos por mes que perdió por los aumentos, porque eso automáticamente, va a bajar 21 por ciento el precio de la mayoría de productos: carne, arroz, fideos, leche, aceite, yerba… Y, además, hay que bajar los precios de los servicios, luz y gas, y los impuestos.
—Te van a decir que todo muy lindo, pero que no está la plata.
—La plata está. Hay 22.500 millones de pesos que aprobamos en el último presupuesto para rebaja de IVA. Y no solo no se está usando, sino que se quedaron con la plata. Y cuando les bajan el impuesto a las mineras, cuando le regalan algunos beneficios a las petroleras, que en paralelo no tengan la sensibilidad de entender que la gente necesita recuperar poder de compra, da bronca.
Yo siento que el gobierno se fue encerrando en la lógica de un grupo muy chiquitito. Macri gobierna para poquitos
—¿Sentís que les pasa eso porque casi ninguno de ellos la peleó, tuvo una vida dura? ¿Puede ser poca sensibilidad social?
—Yo vivo en Tigre, convivo con lo que pasa en el Conurbano. Y me parece que hay como una falta de comprensión de lo que le pasa al laburante común, al que antes por ahí llenaba el changuito y compraba una pilcha para el pibe y hoy dejó de comprarla. El otro día visité una Pyme textil que tiene 80 empleados, una Pyme interesante, que el dueño viaja para conseguir mejores diseños y tiene 12 locales. De cada 100 pesos que factura 52 se los lleva el Estado. Es muy difícil competir así.
—Ni bien asumió Macri lo acompañaste a Davos y me impactó. Dije qué bueno este enamoramiento, oficialismo y oposición van a trabajar juntos para un país mejor. Y Mauricio dijo a un medio español: "estamos frente a un gran opositor, Sergio Massa va a ser quien conduzca el peronismo en los próximos meses". ¿Qué pasó en Davos en ese momento, y qué pasa ahora…?
—Iría a buscar inversiones para la Argentina en el mundo todas las veces que hiciera falta, convencido de que es generar trabajo para los argentinos. Cuando cruzo la frontera, me pongo la camiseta de la Argentina y peleo por mi país. Estuve hace muy poquito en China y a los más altos funcionarios les dije que la Argentina no puede seguir perdiendo 6 mil millones de dólares por año con ellos en la relación comercial, porque es un país que necesita vender más de lo que compra. Y no lo hice como miembro de un gobierno, sino como un líder de una fuerza política que pretende que el país gane mercados.
—¿Y el Gobierno?
—Yo siento que el gobierno se fue encerrando en la lógica de un grupo muy chiquitito. Macri gobierna para poquitos.
—¿Quiénes son esos poquitos para los que gobierna Marci?
—Mirá, si no prestan atención a la Ley de Góndolas es porque tienen a un dueño de supermercado cuidando a los súper, cuando en realidad debieran ser ellos quienes los controlen y no ser parte del problema. Cuando vemos que se privilegia a las mineras y no se privilegia en el Impuesto a las Ganancias al laburante… Es muy loco que alguien que gana un millón de dólares timbeando, con la tasa de interés alta, no pague impuestos, y que pague un tipo que levanta la persiana todos los días a las 6 de la mañana.
Es una chicana cuando el Gobierno me llama ‘oportunista’. Lo que pasó es que ellos defendieron a los Bancos y a las mineras y yo defendí al laburante
—Bueno, me quedó claro qué pasó desde Davos hasta acá con el Presidente: la relación se desgastó.
—Tampoco nunca tuve una relación personal, eh.
—Pero se los veía como más cercanos como oposición.
—Si hoy me cruzo con Macri también mi trato va a ser respetuoso. Yo, en general, no hago de las diferencias políticas, agravios personales.
—Y por qué ellos dicen en su entorno que los traicionaste…
—No, yo no los traicioné, yo soy otra fuerza política.
—… que sos oportunista.
—No, pero eso porque…
Creen que se construye riqueza con las mil familias más acaudaladas de la Argentina. Y no es así. El 72% del empleo es Pyme y el 80% de nuestra economía es mercado interno
—Me lo dijo Marcos Peña el otro día, que no sabía hacia dónde estabas corriendo y que ellos sienten que no pueden contar o confiar en vos.
—Porque ellos defendieron a los Bancos y a las mineras y yo defendí al laburante. Y eso nos separó en términos de visión de país. ¿Cuál es mi idea? El que trabaja todos los días y gana un sueldo, no paga Impuesto a las Ganancias; los Bancos y las mineras pagan. A ellos no les gustó que yo lo planteara tan duramente y con tanta vehemencia.
—Entonces cuando te dicen oportunista…
—Es una chicana porque no hay respuesta frente a eso.
—¿Y por qué te calienta tanto a vos el tema y no se los ve a ellos tan comprometidos, aunque sí lo dicen de la boca para afuera?
—Porque tienen una mirada distinta de la Argentina: creen que hay mil familias que generan riqueza y que son las que pueden producir el crecimiento de la Argentina. Y no es así, porque en la Argentina no se construye riqueza con las mil familias más acaudaladas. El 72 por ciento del empleo en el país es Pyme y el 80 por ciento de nuestra economía es mercado interno. ¿Qué inversión hizo la minería en los últimos dos años después de que les bajaron las retenciones? Ninguna, y además echó al 14 por ciento de los empleados.
—Durán Barba les dijo en esa reunión que tuvieron en Parque Norte, que dejaran de decir que gobiernan para los ricos o para los pobres y que empezaran a usar en la campaña que gobiernan para todos.
—Pero eso de que gobiernan para los ricos no es algo que digo yo, lo dice el 80 por ciento de los argentinos, está en todas las encuestas.
—¿Qué va a pasar ahora? Cristina se vuelve a presentar con Taiana y, según los encuestadores o los operadores, al gobierno le sirve decir que están mano a mano. Y a vos te ponen un tercer lugar bastante lejano. ¿Sentís que vos perturbás particularmente al gobierno?
—A mí no me importa si se perturban o no se perturban, eso se resuelve en el psicólogo. Yo tengo la obligación de defender a la gente que nos elige y que nos pide que la representemos. Tengo la obligación de plantear el tema jubilados y que la plata de la ANSES se use para repartirla entre los jubilados y no para que con las acciones hagan negocios los amigos del presidente.
Lo que hacen es mirar focus groups y ver qué pueden exacerbar. Es la búsqueda científica de ver cómo lastimar al otro en vez de proponer un país mejor
—Pero polarizan con Cristina y no con vos.
—No me preocupa que el Gobierno quiera poralizar con Cristina ni las estrategias que ellos se fijen para la campaña. Yo me tengo que ocupar de contarle a la gente cuál es nuestro proyecto, cuáles son nuestras propuestas, cuáles son mis sueños.
—Me impacta lo que me decís porque parte de la campaña es que unos hablen mal de los otros y, en tu caso, que el gobierno te evite. En las entrevistas que hice con gente de Cambiemos, o no hablan de vos o te llaman oportunista.
—Es que en realidad lo que hacen es mirar focus groups y ver qué pueden exacerbar. Es la búsqueda científica de ver cómo lastimar al otro en lugar de ver cómo proponen un país mejor.
Tenemos la tranquilidad de que no pueden decir que tengo cuentas en Panamá, que tengo hoteles, aviones, barcos ni sociedades offshore
—¿Eso es parte de la nueva política acá y en el mundo?
—No, eso es parte de la vieja política. En una época se destruía con armas ahora se destruye con trolls.
—¿Y vos cómo te manejás con eso? Porque ellos tienen bastante claro el tema de las redes sociales, fueron pioneros, Cristina ahora los copia.
—Nosotros en las redes lo que hacemos es comunicar el trabajo y las propuestas, no ver cómo ensuciamos y cómo hacemos campaña sucia de los otros. Además tenemos la tranquilidad de que no pueden decir que tengo cuentas en Panamá, que tengo hoteles, aviones, barcos ni sociedades offshore. Camino tranquilo por la calle. Que sigan con las chicanas.
—Caminás tranquilo.
—Sí, muy tranquilo, porque pasé por la función pública en muchos lugares y no tengo ni una sola causa penal. No tengo nada que ocultar. Puedo mirar a mis hijos a los ojos todas las mañanas sabiendo que lo que tienen puesto, lo que comen y cómo se mueven es lo que se ganan sus papás con el laburo. Otros no pueden.
—Sos como el presidente de la clase media.
—No soy el presidente de la clase media, soy un hijo de la clase media, soy hijo de inmigrantes… Mi viejo no terminó la primaria. Vino a la Argentina con su papá y cinco hermanos, laburó de albañil y construyó su pequeña empresa. Mi vieja se dedicó toda la vida a criarnos a mi hermana y a mí, hija de un carpintero también inmigrante italiano.
—Ayer entrevistaba a Martín Lousteau y él hacía una especie de paralelismo entre el Frente para la Victoria y Cambiemos. Decía que usan los recursos del Estado para promocionarse, para hacer campaña. Estaba enojadísimo.
—Tiene razón. Hablamos de Verónica Magario porque puso su nombre en los patrulleros en La Matanza y no hablamos de las publicidades con la cara de Macri o con la cara de María Eugenia Vidal en la televisión. Y cuando lo planteamos en la Legislatura y en el Congreso, no quisieron tratar el proyecto que lo prohíbe porque lo usan para hacer campaña.
—Vos sos amigo de Horacio Rodríguez Larreta, ¿lo charlaste con él?
—No, hace varios meses que no hablo con Horacio. Pero le aconsejaría que no lo haga, que no ponga su cara en una publicidad oficial
Cristina no se da cuenta que en el poder estás de paso. Y uno tiene que prepararse para llegar y cuando lo logra se tiene que preparar para irse
— El Gobierno hace mucha publicidad en redes.
—Tiene mucha plata puesta en publicidad en redes. Pero ¿vos sabés que yo creo que a la gente esto la harta? Además, es ilegal: está prohibido ya que todavía no estamos en tiempo de campaña. No sé de dónde sacan la plata.
—Según Lousteau se gastan de 3 a 4 millones de pesos por día. Son 1.400 millones promedio. Es una cifra que ya me supera.
—Son mil ambulancias.
—¿Por qué no se dice qué se puede hacer con esa plata?
—Hay formas de contarlo. Si la gente ve en la tele que hay 1.800 cámaras de seguridad, 66.000 botones antipánico, 17 polideportivos, 22 centros de salud construidos en 8 años en Tigre, sabe que lo hice yo, no es tonta, no hace falta que aparezcas vos diciéndole "hola, te quiero contar que construí…"
—Cristina abusó de las cadenas nacionales, de 678, de la publicidad oficial en Canal 7, de medios privados con pauta… Cuando uno tiene poder, ¿está la tentación de hacer todo eso? ¿se siente una especie de Highlander todo poderoso?
—¿Sabés de qué no se da cuenta Cristina? De que estás de paso. Entonces, uno lo que tiene que hacer es prepararse lo máximo que pueda para llegar a un lugar, y en el momento que llega prepararse para irse. Y no hay nada más importante que saber que tenés que dejar marca por lo que hacés y que esa es la forma de ganarte un lugarcito en un libro de historia.
—¿Qué lugarcito en el libro de historia creés que ya te ganaste?
—Yo sé que algún día cuando miren el sistema de seguridad social van a decir "ése es el tipo que cambió la ANSES y la transformó". Yo sé que algún día eso va a estar escrito, esa tiene que ser mi tranquilidad y eso tiene que ser lo que podré contarle a mis hijos. Ojalá que cuando me muera alguna de las 1.900 cuadras que hicimos lleve mi nombre, y que mis hijos le puedan contar a sus hijos que mi nombre está puesto ahí porque eso lo hice yo.
Lo que más daño le hace al gobierno es la dureza de corazón. Es no entender que detrás de esas decisiones con mirada elitista sufre mucha gente
—Pero debe ser difícil bajarse cuando tenés todo el poder y todos te adulan.
—Todo es pasajero. Amigos del campeón hay muchos, esa fama fugaz lo único que te da son satisfacciones efímeras. Y te lo dice alguien que pareció que en algún momento tocaba el cielo con las manos, y que en otro momento pareció que, en términos de carrera política, desaparecía.
—Estuviste un año como jefe de Gabinete, de julio 2008 a julio 2009, la conocés a Cristina, la frenaste en el 2013, y ahora es candidata. ¿Es ella una obstrucción?
—No, tapona sobre ellos. Nosotros tenemos el desafío de construir algo más grande que eso, con peronistas, con radicales, con progresistas…
—¿Y está pasando?
—Eso es un Un País. La única fuerza política que sumó en la Argentina fue el Frente Renovador, que sumó con el GEN, que cerró un acuerdo de trabajo con Libres del Sur en la ciudad, que sumó 12 partidos a un frente. Se rompió el Justicialismo, se rompió el kirchnerismo, y nosotros crecimos.
Los liderazgos los define el ciudadano de a pie, no los definen las roscas partidarias. Es la democracia Facebook: la gente te levanta o te baja el pulgar
—¿Pero te imaginás un peronismo más republicano? ¿Vos, Urtubey, Schiaretti, Florencio Randazzo, como la nueva generación? ¿O seguirá siendo Cristina quien aglutine al peronismo, aunque ahora se llame Unidad Ciudadana?
—A mí me parece que le dedican demasiado tiempo y le dan demasiada importancia a Cristina, y lo que hay que hacer es construir algo mejor y ganarle.
—¿Creés que le van a ganar?
—En octubre nosotros vamos a ser la fuerza más importante de la provincia de Buenos Aires, con Margarita y con todos los que integran el equipo. Estoy convencido.
—¿Y Margarita viene a "desperonizar"?
—Margarita viene a sumar desde su mirada progresista. Peronistas, radicales, progresistas, democristianos, doce partidos políticos en un mismo frente.
—Lousteau me dijo que uniéndote con Margarita buscás terminar con la grieta.
—La grieta es una mentira discursiva, porque en términos reales y objetivos los diputados de Cristina y de Macri se juntaron, se olvidaron de la grieta y se aumentaron 30 lucas el sueldo. Ahí no hubo grieta.
La grieta para Cambiemos y el kirchnerismo no existió cuando se juntaron para aumentarse 30 lucas el sueldo. Ahí no polarizaron
—No discutieron nada.
—Y no, ahí no solo no se pelearon, se juntaron. Es más, nosotros presentamos una moción para que lo deroguen y volvieron a juntarse y volvieron a votarlo. Para meterse 30 lucas en el bolso no hubo grieta. Es una cosa increíble. Vamos a ver ahora con los fueros si hay grieta o no hay grieta.
—¿Cómo se acomoda el peronismo hoy? Digo, hace un año y medio la derrota de Scioli, el regreso de Cristina, Randazzo jugando fuerte…
—Lo que se acomoda acá es la gente. Los liderazgos los define el ciudadano de a pie, no los definen las roscas partidarias. Las roscas partidarias van para un lado y el ciudadano con su voto es el que elige el que le gusta y el que no le gusta. Yo lo llamo la democracia Facebook.
—¿Democracia Facebook?
—Sí, porque la gente es la que te levanta o te baja el pulgar. Y porque es un escenario en el que los partidos, desde la crisis del 2001, dejaron de tener importancia en el imaginario colectivo. Por eso es clave mostrar la capacidad de construir equipos, de ser plural. Lo de Margarita, lo de Victoria (Donda) en Capital, lo de sumar a Matías Tombolini, alguien que no viene de la política…
—Pero que tiene dos heladeras.
—Los que le critican que tiene dos heladeras viven del Estado, ¡es una cosa de locos! O sea, Tombolini se compró las heladeras laburando. Y los que lo criticaron en Twitter viven del Estado.
A mí me preocuparía que Tombolini llegue sin heladera y se vaya de un cargo público con dos heladeras
—No te preocupa la súper cocina de Tombolini.
—A mí me preocuparía que Tombolini llegue sin heladera y se vaya de un cargo público con dos heladeras, no que nos pueda mostrar hoy que, sin haber pasado por la función pública, se ganó su lugar y puede mostrar su casa. ¿Qué vergüenza va a tener de mostrar su casa alguien que vive en Almagro, que es economista, que da charlas? Con la heladera lo que quieren tapar es que la inflación del gobierno de Macri superó el 50 por ciento y que la gente está mal.
—La mujer de Tombolini me contó, pobre, que una heladera funcionaba y la otra no, que era del padre. Pero a la gente le molestaron las dos heladeras.
—Pero no fueron los ciudadanos, ¡fueron los trolls del gobierno!
Hay que romper la condena de que la Argentina va pendulando entre gobierno de corruptos y gobierno para ricos
—Pienso en la gente que se robó el país… Elisa Carrió dice que después de las elecciones van a ir presos varios…
—¿Y por qué no van presos mañana?
—Eso pienso yo, ¿por qué?
—¡Cuál es el problema de que vayan presos mañana! Me parece que hay que romper la condena de que la Argentina va pendulando entre gobierno de corruptos y gobierno para ricos. Hay que saltar esa trampa y protagonizar una epopeya de construcción de ideario, de algo que represente la identidad de nuestra sociedad, la clase media, el laburante, el jubilado, la verdadera agenda de la Argentina.
—¿Qué es lo que más daña al gobierno?
—Lo que más daño le hace al gobierno es la dureza de corazón. Es no entender que detrás de esas decisiones con mirada elitista sufre mucha gente. El gobierno de Macri es elitista y tiene el corazón duro.
—¿Qué creés que va a hacer Florencio Randazzo?
—No lo sé porque no me quedó clara cuál es su búsqueda dentro del peronismo. Intentar el acuerdo con Cristina el día antes del cierre me parece que lo desdibujó, lo dejó en una mala posición.
—¿Lo debilitó?
—Si. Lo que digo es, más allá de quién llamó a quién, si vos tenés la decisión de construir algo distinto, caminás construyendo algo distinto y no buscás arreglar a último momento.
Que Florencio Randazzo haya intentado un acuerdo con Cristina antes del cierre lo desdibujó y lo debilitó
—¿Margarita es a vos lo que Elisa es a Mauricio Macri?
—Margarita es un ejemplo de la política argentina. Su valor más importante es que vive como dice. Y en la Argentina se instaló la idea de que "se gobierna para pocos" o "roban pero hacen". Y tenemos que construir la idea de que se puede hacer sin robar. Nosotros tenemos un equipo que sabe hacer, y Margarita nos aporta la capacidad de controlar que se puede hacer sin robar.
—Para cerrar, cuando te escucho hablar te noto más sensible, más maduro…
—No, debe ser que estoy más viejo. Uno aprende de sus errores y crece. Y me salieron canas.
—¿En serio? No me digas que te volviste metrosexual.
—No, no, no sé, yo no soy…
—Además, ya no usás corbata, estás muy Cambiemos. Se van copiando.
—No, no.
—¿No?
—No, a veces uso, a veces no uso. No creo en eso de que la ropa, el peinado, definen una elección. Sino (Juan Manuel) Casella hubiese sido emperador en el 87.