Agustín Zbar, nuevo presidente de AMIA: "La Argentina hoy no está exenta de un ataque terrorista"

El representante de la mutual judía valoró el apoyo que les da el Gobierno y recordó los ataques del kirchnerismo

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No son tiempos tranquilos en los que asume Agustín Zbar la presidencia de la AMIA. Ya no son épocas de enfrentamientos con el Gobierno como ocurrió durante el mandato de Cristina Kirchner. Pero la violencia terrorista mundial pone en una situación compleja al flamante titular de la mutual judía, quien no dudó en sostener que "la Argentina no está exenta hoy de un ataque terrorista".

En diálogo con Infobae, Zbar advirtió que "cualquier persona que pertenezca a la comunidad judía sabe que la Argentina puede ser un blanco de ataque terrorista y no se puede estar tranquilo". "Sería torpe pensar en estar tranquilos", planteó.

El presidente de la AMIA expresó, a su vez, que hoy la comunidad judía "siente el apoyo del Gobierno en la búsqueda de la verdad en la causa del atentado". Lo dice en contraposición al kirchnerismo, que "realizó una prédica antisemita y un ataque permanente a la AMIA", según sus palabras. Zbar también está convencido de que la muerte de Nisman no fue un suicidio y fijó los lineamientos que prevé para su gestión al frente de la mutual judía.

—¿Cuál será el objetivo central de su presidencia en la AMIA?

—Un objetivo fundamental de esta nueva conducción es tratar de llegar a muchos judíos argentinos que están alejados de esta institución. Muchos judíos sienten una nostalgia por su comunidad. En lugar de integrarse a la colectividad, los han dejado de lado y les quedó la nostalgia de ya no ser. Han perdido lazos con la comunidad judía y perdieron el contacto con la vida religiosa judía. Por eso, uno de los objetivos de esta nueva conducción es elaborar estrategias para alzar la mano hacia aquellos miembros de la colectividad que se han desconectado. Hay muchos programas sociales y de empleo de la AMIA que pueden nutrir a la vida nacional argentina.

—¿Cree que las divisiones y enfrentamientos que generó el kirchnerismo fueron un factor decisivo de este alejamiento?

—Por supuesto. Cuando la gente se pelea, los que observan de afuera no tienen ganas de acercarse. Aquí en la AMIA, como ocurrió en muchas partes de la Argentina, hemos peleado mucho en estos últimos años. Hubo rispideces y divisiones, y la AMIA no fue una excepción. Ya es tiempo de no pelearse más. Desde las autoridades del gobierno anterior hubo ataques muy fuertes a la comunidad judía y una prédica insidiosa y explícitamente antisemita. Gracias a Dios, eso no prendió en la población. Pero no ayudaba a que la gente pudiera acercarse. Hoy hay un espíritu de reconciliación en la sociedad argentina.

—¿Qué pueden hacer desde la AMIA para que se avance en la causa judicial del atentado?

—La causa es una mochila muy pesada. Porque la impunidad es una carga muy difícil de llevar. Hay muchas víctimas de crímenes impunes en la Argentina. La masacre de la Embajada de Israel ocurrió hace un cuarto de siglo y aún no hay absolutamente nadie responsabilizado por eso. En AMIA no tenemos más que seis pedidos de captura por Interpol para los acusados.

—¿Piensa que se retrocedió mucho en la causa en estos años por el debate que hubo en torno al memorándum con Irán?

—Sí, ya pasaron casi cuatro años del memorándum con Irán. Hubo una demora tremenda por eso. Hubo confusiones, dilaciones, cortinas de humo. La investigación de la masacre de la AMIA está llena de esos baches. Estamos en 2017 y no comenzó aún el juicio a Telleldín. El memorándum de Irán se dilató muchísimo y al principio la AMIA fue la única que se enfrentó en soledad a ese tratado que fue una de las notas más oscuras de la diplomacia argentina. Pero la causa está viva y completa. Se sabe quiénes fueron. Falta la captura de quienes están imputados. Los crímenes de lesa humanidad no prescriben. Así como muchos jerarcas nazis fueron sometidos a juicio muchos años después, nosotros nunca vamos a abandonar esta causa. Hay que insistir con las alertas rojas ya que este año vence el período de vigencia para los iraníes acusados. Hay que insistir con la prórroga. Sabemos que el gobierno nacional está atento a esto.

—¿Cree que hay un apoyo del gobierno nacional a la AMIA y a la comunidad judía?

—Sí, sentimos que tenemos el apoyo del gobierno argentino. Pero hay un aspecto que nos preocupa un poco y que le corresponde al Congreso. Hay un intento de sectores políticos de crear una comisión parlamentaria que investigue si la causa fue correcta o no. No estamos de acuerdo con eso. No queremos justicia política. Hay algunos sectores de familiares de las víctimas también involucradas en ello. Nosotros creemos que la verdad está en el expediente judicial. Hay que seguir en ese rumbo y no desviar la atención de ello.

—¿Adhieren al proyecto de ley de juicio en ausencia?

—Ante el juicio en ausencia no estamos convencidos de que sea el mejor camino para llegar a la verdad. Aunque tampoco estamos convencidos de lo contrario. Queremos escuchar el debate. Algunos creen que eso viola el derecho de defensa y de garantías fundamentales. Pero debemos escuchar el debate siempre con la mirada puesta en que la causa de AMIA no merece ser debatida. Queremos un fallo ejemplar que ponga cierre a esto.

—¿Piensa que al fiscal Nisman lo mataron o se suicidó?

—Tengo una visión personal porque no me corresponde tomar una posición por AMIA. Desde el comienzo de los hechos y habiendo conocido a Nisman nunca suscribí a la hipótesis de un suicidio. En tal caso, más allá de que se defina si fue un suicidio o un homicidio, la justicia dijo que cualquiera sea la hipótesis lo importante es que su muerte está ligada a la investigación relacionada con la causa AMIA. Estoy convencido de que su muerte estaba relacionada con eso. Su muerte es la consecuencia de la impunidad de los casos del atentado a la embajada de Israel y a la AMIA.

—¿La Argentina podría ser blanco de otro atentado terrorista?

—Es muy difícil afirmar eso. Es que hay países con alto grado de seguridad que reciben atentados. Nadie está inmune a un atentado. Vemos que en lugares con altos grados de vigilancia ocurren atentados en pleno centro de una ciudad como fue el caso de Londres, en Alemania, en Francia… Es imposible evitar que un yihadista y un fanático religioso saquen un cuchillo en la calle para matar a alguien o que ponga una bomba. Nadie está inmune a eso. Argentina hace grandes esfuerzos por impedirlo, pero nadie puede estar exento de que ello ocurra.

—Sin embargo, hay quienes dicen que la Argentina hoy no es un blanco para los grupos terroristas…

—No puedo estar de acuerdo con eso. Cualquier persona que pertenezca a la comunidad judía sabe que no puede estar tranquilo. Nisman presentó un dossier de 600 hojas sobre la existencia de una red terrorista en América Latina, y nunca fue investigado bien en la Argentina. Sabemos que hay grupos de Hezbollah, grupos sunitas y chiitas circulando en la Argentina, en la Triple Frontera, en Paraguay, Uruguay y Brasil.

No se puede decir que estemos inmunes o tranquilos aquí. Sería torpe pensar eso. Como parte de la comunidad judía, sabemos que hay fanáticos que tienen en la mira a los centros judíos y cristianos. Hay que estar muy alerta y todos los días proclamar nuestra fe; y la confianza en que los valores de la democracia deben prevalecer.

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