Una de las primeras –y más sabias– Leyes de Murphy dice que "Cuando algo puede salir mal… saldrá mal". Y acaba de cumplirse ahora mismo y aquí cerca… Con una extraña característica: el victimario y la víctima del traspié, es la misma persona. Y no cualquier persona.
Se trata de Sergio Berni, ex secretario de Seguridad del gobierno kirchnerista, y de altísima exposición pública en las primeras horas de la muerte del fiscal Nisman: uno de los primeros en llegar a ese departamento, a ese cadáver, y a ese atroz leading case cuya herida sigue abierta…
Pues bien. Berni ha decidido lanzarse a la arena política, y ha comenzado sus maniobras para insertarse en una lista de candidatos con miras a las PASO.
Punto uno: su presentación en sociedad como figura política. ¿Cómo? De modo irreprochable, moderno, y sin duda de impacto: con un spot que inundó las redes sociales. Pero una vez más, Murphy tuvo razón… Porque el spot consiste en un montaje de imágenes de la famosa serie House of Cards, consumida por millones en el entero mundo. A priori, una astuta elección…
Pero el Diablo, que cuando puede mete la cola, lo agarró distraído. ¡Y de qué manera! En la pieza en cuestión se ve al muy inescrupuloso Frank Underwood diciéndole a su mujer, la no menos ambiciosa Claire: "Te presento a nuestro candidato para las PASO". Y ella responde: "Excellent! Yo también lo quiero para mí". Y Berni cierra con un alegre "Ellos ya escogieron", un segundo antes de la placa "Yo prefiero Berni".
Quisiera uno, de puro buenazo, tender un manto de piedad sobre este asunto, olvidarlo, y que sea lo que la suerte quiera. Pero no es posible. Buenazo sí, idiota no. Porque, ¿cómo permanecer impávido frente a semejante catarata de errores? Veamos.
1) Para ser justos, admitamos que en House of Cards… ¡nadie es bueno! Son una manga de h de p. Ergo, y con todo respeto, señor Berni, esa elección es el pecado original. Y sin redención posible.
2) En la primera temporada, míster Underwood asesina al congresista Peter Russo, y monta una escena para que la muerte parezca suicidio. Un ángel de bondad…
3) Frente a esta gruesa gaffe, hasta el más ingenuo de los habitués a las redes sociales saltó como leche hervida. Resultado: burlas, ironías, asociaciones sombrías…
4) Y para que el episodio no pudiera tener la menor justificación, la cadena de errores batió el récord. ¿No hubo un asesor de imagen que encendiera la luz roja? ¿En qué estaban pensando el camarógrafo, el editor de video, el community manager que lo distribuyó? ¿Es posible que gente de buen oficio no se haya dado cuenta del disparate que perpetraban?
5) Bien dicen que los desastres nunca tienen una sola causa: el Titanic no se fue a pique sólo por chocar contra un iceberg…
Imagino lo que diría el gran Tato Bores si viviera: "¡Muy bueno, don Berni! Pero por las dudas salga a la calle con tapones en las orejas".
6) Lo más sorprendente es que Sergio Berni no es precisamente un ingenuo ni un recién llegado a las lides públicas. Manejó la Seguridad. Conoce las entrañas del crimen organizado y del narcotráfico. Debe, necesariamente, saber el mínimo abecé de la disciplina llamada Inteligencia…
Conclusión: lo hecho, hecho está. El spot será levantado (es de imaginar…), pero no podrá ser borrado de las redes ni de la memoria.
Si persiste en su candidatura, busque un asesor como la gente, una bruja, una tarotista, o por lo menos un buen amigo. Todo sea para que la tortuga no se le escape de nuevo…