En mayo de 2017 al peronismo le faltan certezas y le sobran dudas. Este escenario, un año atrás, no provocaría tanta ansiedad en los dirigentes como genera ahora. Incluso, sería normal. Después de perder las elecciones sigue un proceso en el que se acomodan las piezas de un rompecabezas que, cada vez que la derrota se le cae encima, lo hace volar por el aire. En la política argentina perder es sinónimo de volver a empezar. En el peronismo significa que ya no te van a querer tanto como antes. Quizás, hasta te dejen de atender el teléfono.
Cristina Kirchner llegó a Capital Federal el martes por la noche. Se bajó del avión y se subió a un auto que la depositó Caballito, en la casa del diputado nacional del Frente para la Victoria (FPV) Juan Cabandié. Asado y vino en una cena donde algunos dirigentes esperaban, con los cubiertos en la mano, una frase contundente de la ex presidente. No dio indicios de una candidatura. Pero su aparición en una reunión del PJ Bonaerense volvió ponerle misterio a la película de su futuro. ¿Será candidata? La pregunta sigue sin tener respuesta.
El jueves sembró más dudas sobre el rol que ocupará en los próximos comicios. En solo 48 horas las especulaciones cambiaron. Lo que parecía ser un indicio de una posible candidatura, se convirtió una declaración que la alejó de un lugar en las listas. Frente a decenas de representantes sindicales en una charla organizada por el Sindicato Argentino de Docentes Privados (SADOP) insinúo que no sería candidata. "Les voy a ser sincera. He sido dos veces Presidente", les dijo a los presentes. Desde la tribuna le gritaron "vas a volver Cristina" y la ex mandataria respondió: "Para mí lo importante es que vuelvan ustedes. Los jóvenes, los trabajadores, los empresarios, los comerciantes". El termómetro de incertidumbre que tienen los dirigentes del PJ bajo el brazo marcó algunas líneas de fiebre otra vez.
Antes de terminar su charla, la ex presidente se acomodó en el lugar que hoy prefieren tener muchos de los que deambulan por la interna y no quieren dar definiciones concretas. Ese desde donde aseguran que trabajan para la unidad del peronismo."Hay que ayudar a reconstruir la Argentina, y no lo hago desde mi persona, me excluyo, y nadie grite, ni nada, me excluyo. Es necesario ayudar a pensar a la gente sin que la confundan", indicó.
Después de la conferencia las expectativas de los dirigentes porque sea candidata volvieron a foja cero. Aunque muchos reconozcan que la verdadera definición se sabrá pocas horas antes del 14 de junio, día en que vence el plazo para la presentación de las alianzas electorales. "La candidatura de Cristina se va a definir a último momento", sostienen desde La Cámpora y repiten una declaración de principios: "Nosotros la vamos a acompañar siempre".
"Cristina va a evaluar la situación social y económica. También las encuestas. Y luego va a decidir que hace en las últimas dos semanas", le aseguró a Infobae un importante dirigente del peronismo bonaerense qué estuvo presente en el asado de Caballito. La aparición de la ex mandataria en la interna del PJ sembró mayor incertidumbre en el convulsionado mundo justicialista. La Cristina de carne y hueso, y no la de las redes sociales, se hizo presente en una interna en las que las banderas del kirchnerismo dividen los objetivos de los posibles candidatos.
El sector que tiene en la piel el sello K espera con ansias que Cristina se presente y sea candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires. Los argumentos de esa espera son válidos. En primer lugar, y más allá de cualquier simpatía ideología, la ex presidente sigue midiendo muy bien en las encuestas. Supera el 30% en los distritos más poblados del Conurbano. Y en el peronismo, ante todo, lo importante es ganar. Los jefes comunales necesitan hacer una buena elección en sus distritos para conservar mayoría en los Concejos Deliberantes y garantizar la gobernabilidad en los dos años que les quedan de mandato. Precisan tener el control político en sus municipios para no llegar incómodos a las elecciones del 2019.
En segundo término, existe en muchos de los dirigentes un convencimiento de que Cristina sigue siendo la líder del PJ, aquella que marcó un estilo de conducción durante sus ocho años de mandato, y que es la única que puede devolverle fuerzas a un peronismo golpeado y maltrecho.
Cerca de las filas del kirchnerismo camina Daniel Scioli. El ex gobernador lleva varias semanas recorriendo la Provincia y mostrándose junto a intendentes y legisladores bonaerenses. En una entrevista con Infobae hace dos semanas adelantó que para él las candidaturas en el PJ se iban a definir en una PASO. Un discurso que no está alineado con el que tiene los kirchneristas más acérrimos, quienes trabajan para formar un amplio bloque de dirigentes que vacié de poder la estructura que se comenzó a montar alrededor de Florencio Randazzo. El ex candidato presidencial tiene la marca de la derrota y eso le resta posibilidades en la mesa de definiciones. Aun así, conserva un respetable caudal de votos en el Conurbano, donde están las localidades que definen una elección.
En la vereda de enfrente está parado el ex ministro del Interior, que les volvió a decir a los dirigentes que lo apoyan que está decidido a ser candidato. No solo eso. A poco más de un mes del cierre de las alianzas electorales, les aseguró que competirá sin importar cuál sea el rival. Está convencido que las PASO son el mejor opción para que el peronismo inicie un camino de reconstrucción. Para él, y para quienes lo apoyan, ese trayecto no lo puede liderar el kirchnerismo. Un intendente del Interior, que ya está decidido a respaldar al ex funcionario, lo explicó así: "No se puede seguir siendo soldaditos de una causa. Es el momento de poner de pie al peronismo".
Pese a todas las señales que indican que su candidatura es un hecho, Randazzo todavía no hizo público su deseo. El entusiasmo de los legisladores y jefes comunales que lo acompañan parece empujarlo a una definición próxima. "Es tiempo de acelerar los motores", confesó uno de ellos, que espera con ansias las elecciones primarias. En el randazzismo especulan con la posibilidad de que Cristina no se presente. Conviven con esa duda. Como en un partido de truco, ambos sectores miden su estrategia. Aguardan el instante indicado para mostrar sus cartas y esperan que el rival las muestre primero.
Mientras el gobierno nacional promociona al ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, como posible candidato a senador, y avanza en la elección del nombre para encabezar la lista de diputados; en el PJ atraviesan tiempos de expectativa y división. Cristina Kirchner aparece y desaparece de la interna con hechos y palabras. Daniel Scioli juega y espera un llamado que avale su postulación. Florencio Randazzo acumula fotos y reuniones que marcan su intencionalidad política. El peronismo transita días de especulación pura y apoyos endebles. Ninguno de sus dirigentes se horroriza. Están acostumbrados.