El Gobierno reforzará su presencia en el Conurbano, donde no se sintió la marcha por la democracia

El espaldarazo que el oficialismo recibió en los principales centros urbanos del país no se repitió en territorio bonaerense. El plan de Cambiemos para hacer pie en la zona caliente de la Provincia

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Hasta la mismísima tarde del sábado, la Casa Rosada no tenía idea del nivel de convocatoria de la movilización autodenominada "por la democracia". En las horas previas había habido un creciente entusiasmo por la sucesión de cadenas de mensajes vía WhatsApp, pero en la mesa chica de Mauricio Macri se barajaban tres escenarios. Que el nivel de adhesión fuera muy bajo y que, por lo tanto, diese como resultado la escasa convocatoria del Gobierno, a pesar de no convocar formalmente. Que la marcha fuera un fracaso y que, para colmo, un grupo de infiltrados generase disturbios, lo que motivó a apuntalar la seguridad para evitar desmanes. O que la movilización fuera multitudinaria en los principales centros urbanos del país.

La manifestación fue tan masiva que obligó al propio Macri a subir un mensaje desde la quinta familiar Los Abrojos, desde donde siguió los pormenores de la misma, y a todos sus ministros a hacerse eco de una movilización que no quisieron alentar por temor al fracaso. Una subestimación a esa porción de la sociedad que salió a la calle y que, aún con reparos por la multiplicación de tropiezos del Gobierno, detesta al kirchnerismo.

El Gobierno tomó una bocanada de aire fresco y comprobó que su fortaleza todavía reside en los principales centros urbanos: además de la ciudad de Buenos Aires, donde la movilización superó todos los pronósticos, hubo importante presencia en Rosario, Córdoba, Salta, Mendoza, Mar del Plata y La PlataNi se sintió, por el contrario, en el Conurbano bonaerense, donde Macri no tuvo su primero de abril y donde volverá a enfocarse desde estos días para tratar de revertir su escasa popularidad de cara a las elecciones legislativas. Allí donde la gestión presidencial, por ahora, hizo estragos.

"La situación en el conurbano sigue igual. Va a mejorar en los próximos meses, pero todavía es muy mala", se sinceró la ministra Carolina Stanley la última semana ante un grupo de colaboradores. En ese sentido, el Gobierno va a multiplicar en estos días la presencia de ministros, secretarios de Estado y legisladores en la provincia de Buenos Aires en general y en el conurbano en particular.

Sólo esta semana, la Casa Rosada tiene planificadas la visita de funcionarios y diputados a distritos como Merlo, Avellaneda, Escobar, Pilar, Lanús, La Plata, Hurlingham y San Fernando. La agenda incluye a los ministros Rogelio Frigerio, Pablo Avelluto, Sergio Bergman, Patricia Bullrich, Andrés Ibarra, Jorge Lemus, Germán Garavano y Jorge Triaca. Macri y María Eugenia Vidal utilizarán la misma estrategia: fatigar el Gran Buenos Aires, la clave del distrito electoral más importante de cara a las elecciones de medio término.

Hoy, por caso, el Presidente estará al mediodía en Ezeiza pero no para mostrar obras de su gestión: estará junto a Daniel Angelici en la inauguración del predio de Boca Juniors en ese distrito. Un soplo al corazón de Elisa Carrió, principal enemiga interna del dirigente, que aún no definió si será candidata y, de serlo, si lo hará por la provincia de Buenos Aires o por la Ciudad. El vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli, está abocado casi con exclusividad a convencerla de la conveniencia de postularse por la ciudad de Buenos Aires, principalmente para que la candidatura no recaiga sobre él.

A las recorridas por el Conurbano bonaerense el Gobierno le agregará el despliegue de la obra pública, calculado en unos 30.000 millones de pesos en planes hidráulicos y de vivienda, como publicó Infobae en los últimos días. Dentro de ese cálculo, Vidal hará su parte. En estos días, de hecho, firmará el decreto para prorrogar por otro año la emergencia en infraestructura, que le permite agilizar licitaciones por vías excepcionales y casi sin control.

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