El ex gobernador bonaerense Daniel Scioli declaró hoy ante el fiscal de La Plata Alvaro Garganta, en el marco de la denuncia que le hizo la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió, por supuestas irregularidades en el manejo de fondos durante su gestión. Durante casi tres horas, Scioli respondió preguntas sobre un empresario allegado que recibió obras durante su mandato, y sobre la contratación de vuelos privados, una sombra que lo persigue desde que abandonó el poder.
Las primeras preguntas del fiscal apuntaron al empresario Juan Carlos Mancinelli, quien se hizo más conocido como el "DT del equipo de fútbol de La Ñata" y ya fue procesado en esta causa.
Mancinelli está bajo la lupa porque obtuvo la licitación para la construcción de paradores turísticos en la costa bonaerense y también logró la licitación para limpiar un tramo del río Luján, que le cotizó al gobierno de Scioli en $16,5 millones.
Scioli dijo que lo conoció en 2007, cuando se mudó a Tigre, y lo definió como "un empresario que venía trabajando desde el año 2002 en Nordelta con el sector privado".
Sobre el negocio de los paradores, aseguró que se enteró por los medios, y negó haberlo favorecido. "Nunca mezclé lo personal con lo funcional, a punto que en la administración mía, tuvo una ínfima participación como proveedor de la Provincia, y en la actualidad su participación es mucho mayor, según me lo refirió el propio Mancinelli", dijo.
Mancinelli también está siendo investigado en otra causa judicial porque su empresa, Servicios Emiser SA, recibió facturas truchas de una usina manejada por Juan Ignacio Suris, el empresario amigo de Leonardo Fariña.
"Mancinelli utilizaba la tercerización. Él le factura a la provincia pero sus gastos estaban justificados con una subcontratación a una empresa de Juan Suris que supuestamente era la que llevaba la obra pública. Pero esta empresa era una usina de facturas apócrifas", explicó en su momento el legislador Andrés de Leo, cuando amplió la denuncia de Carrió.
El ex gobernador se mostró molesto por el "apodo mediático" de Mancinelli, también conocido como "el Lázaro Báez de Scioli", en alusión a su posible rol de testaferro. Y negó que haya cumplido la función de DT en su equipo de fútbol: "Las pruebas están en la AFA".
En esta causa, Scioli está imputado por los delitos de asociación ilícita, lavado, administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública y malversación de caudales públicos. Y ya fueron procesados el ex jefe de Gabinete provincial Alberto Pérez y el ex subsecretario Administrativo Walter Carbone, que se hizo tristemente famoso por el Dragón con una caja de seguridad escondida.
El segundo tramo de la declaración se centró en el mecanismo utilizado para alquilar vuelos privados durante su gestión como gobernador y mientras era candidato presidencial.
Scioli debió responder por sus vínculos con los dueños de las dos empresas elegidas para volar. Y volvió a justificar los alquileres en el mal estado de la flota oficial. "La otra opción era comprar un avión nuevo que valía 12 millones de dólares, y por estar encarando el tramo final de mi mandato se optó por el sistema de alquilar, dejando la flota de la Provincia para cuestiones de salud", dijo ante el fiscal. Un argumento similar había desarrollado en su presentación por escrito, un mes atrás.
Sobre el vuelo a Cuba, donde viajó con su actual pareja, explicó que fue invitado por el presidente Raúl Castro y que "se trató el tema de la fertilización gratuita asistida, y temas de deportes, entre otros variados temas de agenda". Otro de los pasajeros de ese viaje fue su amigo Luis "Chiche" Peluso, el ex titular de la Lotería de la provincia de Buenos Aires que también figura entre los denunciados.
La vuelos de Scioli son un desprendimiento de la denuncia original presentada por Carrió sobre las "cajas de recaudación" del ex gobernador. Ahí apuntan los investigadores, aunque en fuentes judiciales admiten que es el tramo más difícil de probar.
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