Son las 15 del jueves 2 de marzo y el calor aprieta, asfixia. El microcentro porteño, con su gris eterno, multiplica la intensidad del sol y ni siquiera la Casa Rosada se ofrece como un oasis. En su despacho, la oficina del primer piso que mandó a remodelar hace un año porque su antecesor, Amado Boudou, la dejó casi destruida, y que mira a la sede de la ex SIDE y actual Agencia Federal de Inteligencia (AFI), la vicepresidenta Gabriela Michetti reclama una gaseosa dietética y un abanico que tiene inscripciones orientales, un souvenir de su último viaje por Corea del Sur.
– Una reflexión sobre el paro docente y la marcha convocada por la CGT…
Las herramientas que existen para manifestar críticas o distintas posiciones contra un gobierno son legítimas. Lo que digo es que hay momentos y momentos en los cuales uno se plata. En el caso de la educación, la herramienta no es inocua frente a un montón de chicos en todo el país que necesitan que nosotros los formemos desde el primer día del ciclo lectivo y que no pierdan días de clase. Realmente, los sindicatos docentes pueden encontrar en situaciones como estas, en las cuales estamos sacando un país adelante después de una situación muy crítica, otra forma de sacar adelante en sus posiciones. El gobierno de la provincia ha ofrecido algo súper razonable, porque cuando uno se planta frente a un número no es por egoísta, malo o dañino, sino que se trata de cuidar esa previsión que hicimos sobre el número de la inflación. El esfuerzo que hicimos, y que también hizo la gente con menos recursos, lo queremos cuidar. No puede romperse o dilapidarse porque hay una presión excesiva, en un momento en donde tenemos que estar todos sacando las cosas adelante.
– Pero es verdad que el año pasado la inflación superó la previsión del Gobierno…
Hay que tener claro que no estamos en una situación en la cual el esfuerzo hecho lo podemos pasar por arriba y livianamente, y ya estamos todos para salir tranquilamente por encima de la inflación con la paritaria. Estamos para cuidar eso, y este será un año de crecimiento económico después de cinco años, y eso hay que sostenerlo.
“Hemos ido creciendo en el tema de la sensibilidad política, nos falta, siempre va a faltar algo porque no somos perfectos”
– ¿Piensa, como muchos funcionarios del Gobierno, que un cierto sector que intenta desestabilizar o que no terminen el mandato?
Creo que hay datos concretos que indican que los sindicatos o los dirigentes de algunos sindicatos están jugando ya un juego absolutamente electoralista y de competencia , algo que en la Argentina deberíamos revisar. Todavía estamos en un sistema de tratar de destruir lo que se va construyendo, eso es lo difícil y riesgoso para todos los argentinos, y nosotros planteamos que el que juegue ese juego que quede en evidencia. Carlos Menen tuvo situaciones difícil desde lo social, desde muchos sectores, pero ese gobierno tuvo recién un paro a los 40 meses de haber existido; el gobierno de Néstor Kirchner no tuvo ningún paro y uno no puede decir que el salario docente en ese momento estaba muy bien; y a Cristina Fernández de Kirchner creo que fue en la segunda gestión. Entonces, al año y dos o tres meses, hacer un paro a un Gobierno que justamente está tratando de sacar las cosas adelante después de una crisis generada por el gobierno anterior, no podemos evitar mirarlo como algo politizado.
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– ¿Qué autocrítica se hizo hacia adentro después del acuerdo entre el Estado y el Correo Argentino y la rectificación en el pago de las jubilaciones?
La autocrítica fue bastante clara en la conferencia de prensa del Presidente, no sólo en las palabras, sino en la actitud. Nosotros no previmos, y eso es algo que está mal hecho, que cualquier situación de potencial conflicto de intereses, sobre todo en el caso de la Argentina actual en donde el presidente es un ex empresario cuya familia trabaja de empresarios, con el fideicomiso ciego de todos sus bienes no alcanza. Hay que tener una lupa más gorda para mirar todas las situaciones en las cuales la familia del Presidente está involucrada, sea en una licitación o un conflicto del Estado con esa empresa, o sea cualquier cosa. Creo que haber obviado que eso iba a ser una situación que generaba suspicacia, que es lo que está pasando, fue un error enorme, porque en definitiva es un costo político para el gobierno. No fue en la realidad un caso de corrupción, no lo fue. Lo que se hizo no fue algo mal hecho, sí estuvo mal no prever que había que meterle 50 controles más, eso fue un error y hay que solucionarlo.
– ¿Cómo lo ve a Macri? En el Congreso se lo vió más exaltado de lo normal…
Lo que nos pasó, a todos, fue que esas dos semanas de sacudida que sucedieron últimamente generaron la necesidad de hacer dos cosas a la par. De equilibrar otra vez mucho la humildad en la que queremos trabajar, de apertura, registro del otro, porque nadie es el dueño de la verdad, esa actitud que siempre quisimos tener, pero a su vez también la firmeza que tenemos que tener cuando uno hace las cosas con buena fe. También es cierto que enfrente hay algunos sectores, que son muy ruidosos y minoritarios, que no quieren ese cambio, porque implica perder un montón de privilegios para el poder en sí mismo. Ese momento de revisión que nos provocó el error de haber obviado meter más controles en el tema del correo también nos hizo pensar en cómo compatibilizar esas dos cosas, que será el desafío de este año: no cerrarnos, no convertirnos en soberbios, todo el tiempo escuchando y viendo que otros puedan tener otras ideas que nosotros podemos tomar y poner en la práctica, pero también que tenemos que defender con firmeza lo que hacemos de buena fe, y convicción, compromiso y responsabilidad.
“El desafío de este año es no cerrarnos, no convertirnos en soberbios”
– ¿Cambiemos hace kirchnerismo con buenos modales? Eso es lo que plantean algunos dirigentes de la oposición…
No estoy de acuerdo. Creo que nuestro gobierno es totalmente distinto a la manera de hacer política y ejercer la función pública del kirchnerismo. Primero ponemos la verdad sobre la mesa, que muchas veces no es buena para el gobierno: ponemos datos de la inflación, de la recesión que tuvimos, dura, de la pérdida de empleo que tuvimos el año pasado. Todo eso no es bueno para el gobierno, pero decimos la verdad, nosotros jugamos con la vedad, ya eso es un cambio abismal. El gobierno anterior nos decía en la cara, en la apertura de sesiones del Congreso, que teníamos una pobreza menos a la de Alemania, y que no teníamos inflación. Y por otro lado, nosotros estamos tratando, día a día, de institucionalizar más el país, de tener normativas que se respetan y no se las pasa por encima; de tener herramientas para poder normalizar la integración del país al mundo, de generar las condiciones de crecimiento.
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– ¿Pero qué pasa en el mientras tanto? ¿Se puede pensar que al Gobierno se le acaba el crédito o el margen que les dio la gente cuando los votó?
Estamos dando señales, primero de protección de los sectores más vulnerables, y luego indicadores para la clase media, para los que producen, generan riqueza, emprendedores, empresas, que dan cuenta de que el camino es el correcto. El año pasado fortalecimos la protección social, la tarifa social de la luz y el gas, se protegió a los que no podían llegar a pagar esa factura que, lamentablemente nos guste o no, en ningún país del mundo se subsidia.
– Aumentaron los servicios públicos, también las autopistas, los alimentos… ¿esas medidas llegan a la gente?
La protección social se aumentó, la tarifa social llega a 4 millones de hogares, están las asignaciones familiares, asignación por hijo, el monotributo social. Ese era el miedo que intentaron instalar los kirchneristas, que íbamos a sacar todo. No se sacó nada, además están los 30 mil millones de pesos que se van a aplicar a la economía popular; es mucho dinero que hizo fortalecer toda la contención social a los sectores más vulnerables. Me parece que cuando uno mira hay crecimientos de las exportaciones del país, en el campo, en los indicadores de creación empleo, que todavía no empató con el empleo que se perdió pero que claramente va a ese lugar y rápidamente; son sectores que empiezan a tener números positivo. Nosotros nunca dijimos que esto que íbamos a hacer iba a ser sencillo, dijimos que iban a tener que hacerse esfuerzos.
“Si perdemos las elecciones sería un golpe, por supuesto”
– ¿Qué sucede si no ganan las elecciones legislativas?
Las elecciones legislativas son extremadamente importantes. Es muy importante que las ganemos porque es la ratificación o no de que el proyecto de cambio es un proyecto que la gente quiere, y que banca y que sostiene. Si llegáramos a tener una derrota sería un golpe, por supuesto, pero lo importante es que podamos ratificar que la gente está comprometida, y que todo el esfuerzo que se ha hecho se lo quiere sostener para poder salir adelante.
– ¿Piensa que al gobierno le hace falta política, como lo plantearon dirigentes del radicalismo o Emilio Monzó?
Tenemos un Presidente y un equipo que tiene la cultura de la apertura y cuando alguien plantea un cambio de este tipo se lo escucha; puede haber tensiones, diferencias. Hemos ido creciendo en el tema de la sensibilidad política, nos falta, siempre va a faltar algo porque no somos perfectos, entonces siempre vamos a tener algún error pero lo bueno es poder crecer, admitirlo, no cerrarse, y tratar de que cada una de esas crisis nos genere superación. Es probable que nos falte crecer más aún en este tema, como le falta en definitiva, a cualquier equipo político. Hay como un estigma de que a nosotros nos falta política, pero en definitiva estamos como estamos porque la política no resolvió los temas. Si la Argentina, con la cantidad potencia de recursos que tiene, no logró salir de esta situación de un tercio de sus ciudadanos en situación de pobreza, habiendo atravesado la década más impresionante desde el punto de vista de la situación económica, la política falló, hay que tener que ver esto, porque ¿dónde está la autocritica del otro lado cuando gobernaron casi desde el fin de la dictadura? Hay que tener claro que la política no pudo resolver los problemas de la argentina.
– ¿Cómo está causa por las irregularidades en la Fundación SUMA?
Está en la justicia. Hemos presentado todo lo que podíamos presentar y más; pruebas de organismos del estado, tanto la UIF, AFIP y la IGJ hicieron informes diciendo que no hay ninguna observación para hacerle a la fundación, con lo cual está todo para que la justicia se expida. Si el juez necesita más pruebas, saber algo más, siempre estamos abiertos a darle la información que necesite.
“Hemos dado muestras de que el Poder Ejecutivo no aprieta ni presiona al Poder Judicial”
– ¿Está conforme con su rol en el Gobierno?
Estoy muy contenta, muy cómoda y orgullosa con lo que hacemos con la institución de la vicepresidencia, porque en los últimos tiempos fue muy vapuleada, con muchos problemas ente el presidente y el vicepresidente.
– ¿Está bien detenida Milagro Sala?
Siempre con ese tema fuimos muy taxativos. Si hay una cosa que venimos a plantear es la necesidad enorme de separación del Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, y creo que hasta ahora hemos ido dando muestras claras de que el Poder Ejecutivo no se involucra en el Poder Judicial, ni aprieta ni presiona. Lo digo porque soy protagonista del tema, en una causa que es una injusticia total, y mi vocación es colaborar con la justicia, abrir la documentación, ponerme a disposición. La Justicia investiga, es independiente, y teniendo en cuenta que es una provincia (Jujuy) es más independiente. Nosotros hemos ido comunicado al gobierno y al sistema judicial de Jujuy las demandas de información, las críticas, posiciones de los organismos de Derechos Humanos internacionales, hasta algunos países que han preguntado por el tema, pero no nos podemos meter. Si está muy bien o no en la cárcel, eso sería hacer lo que decimos que no hay que hacer.