Susana Malcorra llegó al gobierno nacional como el fichaje de la temporada. Más que preparada para ocupar el cargo de Ministra de Relaciones Exteriores, la Canciller desembarcó en el Palacio San Martín con el objetivo de apuntalar los lineamientos del macrismo de cara a una nueva política exterior, luego de 12 años de kirchnerismo.
Con un contexto particular, el segundo semestre de Malcorra no ha sido fácil e ingresó en una racha negativa de errores no forzados: Argentina no es fácil. Sus declaraciones sobre Donald Trump se transformaron en el último episodio del derrotero.
"Definitivamente el giro que pueda tomar el Ejecutivo en Estados Unidos es un giro que afecta al mundo porque se trata de un poder central. Y si hubiera una decisión por parte del electorado del pueblo norteamericano de votar hacia un modelo más cerrado, mas aislacionista, xenofóbico, va a tener un impacto en el mundo", afirmó la ministra, horas antes de los comicios norteamericanos. Error de estrategia o falta de información, colocó a la administración de Macri en una incómoda posición. Luego de las criticas y con el resultado, Malcorra felicitó por redes sociales a Trump, pero lamentó la derrota de Hillary, sosteniendo que es "una pena" que una mujer "preparada" como Clinton no llegue a la presidencia.
Antes del episodio Trump, la Canciller tuvo que ponerse al frente de la discusión generada por la nueva política en al relación con el Reino Unido. Fue la encargada de salir a ponerle paños frío al terremoto generado por el presidente Mauricio Macri al afirmar que Gran Bretaña estaba dispuesta a discutir la soberanía en las islas. Reino Unido desmintió de inmediato y ella habló de "error semántico". El fondo de los problemas se generó por la firma de un acuerdo con el oficialismo británico en el cual se obvió tratar le discusión central por Malvinas. Malcorra tuvo que presentarse ante el Congreso para enfrentar críticas y explicar la posición del Gobierno. En el medio, Elisa Carrió le exigió que "respete la división de poderes".
Esa no fue la única vez en la que la canciller, por intentar explicar dichos de Macri, terminó complicada. En agosto, el Presidente habló de "guerra sucia" al referirse, en un reportaje, a la dictadura militar. La ministra buscó amenizar el error y afirmó que ella hubiese dicho "enfrentamiento asimétrico": los organismos de derechos humanos la cruzaron en forma vehemente.
El principal golpe no fue de cabotaje: quedó afuera de la pelea por la secretaría general de la ONU. Era la gran ambición de Malcorra, que incluso fue postulada por el propio Macri. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la relegó en forma temprana y luego alcanzó un consenso, antes de lo esperado, para la elección del portugués, Antonio Guterres, como reemplazante del actual secretario General, Ban Ki-moon.
Las redes sociales tampoco la ayudaron. En tiempos de viralización, Malcorra se apuró en un tweet y cometió un error ortográfico. "Seguimos estando junto a los Colombianos. El resultado del plesbicito no significa la restauración del conflicto. Argentina los acompañará". No tardaron en hacerle destacar la terrible falla en la escritura de la palabra "plebiscito" que se viralizó con rapidez.