Macri, decidido a jugar a fondo en la interna del fútbol

La pelea de la AFA y la puja entre el círculo íntimo del Presidente. Angelici y Armando Pérez. Moyano y Tinelli. Los dirigentes del PRO en las principales instituciones.

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Mauricio Macri durante una reunión
Mauricio Macri durante una reunión con Marcelo Tinelli (Presidencia)

"La política es una pavada al lado del fútbol", suele repetir Mauricio Macri entre sus íntimos. Cuando en estos días desembarquen en el país los enviados de la FIFA que empezarán a delinear la supuesta normalización de la AFA, el Presidente deberá sin embargo enfrentarse a dos profundas internas: la de los dirigentes del fútbol argentino y la de su entorno futbolero.

Macri cuenta en la AFA con tres delfines: Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors, operador político y judicial y uno de los impulsores de la flamante "superliga", es el histórico. Está enfrentado a Armando Pérez, presidente de la comisión normalizadora, y otro de los hombres del Presidente en la casa madre del fútbol, y a Fernando Marín, todavía titular del programa Fútbol Para Todos. El tercero, Javier Medín, mano derecha de Pérez en la comisión, reporta a Macri directo.

La irrupción de Pérez y la implosión de la AFA es, en gran medida, consecuencia de las desinteligencias de Angelici para consensuar un candidato de unidad antes de la intervención de la FIFA. Era lo que el presidente de Boca le había ofrendado al jefe de Estado antes de que estallara la disputa entre Marcelo Tinelli y Hugo Moyano y de que Macri tuviera que inclinarse con Pérez en medio de la guerra de poder en el edificio de la calle Viamonte. De algún modo, el Presidente está arrepentido: la gestión del presidente de Belgrano de Córdoba es, al menos, desalentadora. Tanto que hace algunos días, en una de las reuniones del comité ejecutivo, un dirigente de uno de los clubes más poderosos pidió un "desagravio" a Santiago Carreras, el joven camporista que manejaba la AFA hasta la llegada de Macri al poder y que respondía a Máximo Kirchner.

Fernando Marín, Fernando De Andreis
Fernando Marín, Fernando De Andreis y Daniel Angelici(NA)

A Macri lo fascina el negocio del fútbol. Le dedica buena parte del tiempo, aunque con intermitencias. Pero cuando se mete, lo hace a fondo. "Eso, a veces, nos complica", se sincera uno de los asesores de su círculo íntimo que lidia a diario con los dirigentes de los clubes. A diferencia de la creencia popular, Fernando Niembro ya no es una voz de peso para el mandatario en relación al negocio del fútbol. Sí se muestra todos los miércoles en los tradicionales partidos en la quinta de Olivos: es uno de los técnicos del equipo visitante, contrario al del Presidente y del jefe de Gabinete, Marcos Peña. En la quinta presidencial se respira fútbol cada vez más seguido: hace una semana, el pasado sábado 29, Macri jugó y charló un largo rato con Guillermo Coppola, que llegó acompañado de algunos ex jugadores, como Diego Latorre. Lo de Niembro, sin embargo, va por otro lado: está entusiasmado con la posibilidad de participar del negocio de la televisación del automovilismo, su nuevo pasatiempo.

Macri conoce el paño del fútbol y está decidido a jugar a fondo, más aún si ve en el seno de la AFA la génesis de una amenaza concreta a su proyecto político. Lo padecieron, por ejemplo, Hugo Moyano y Marcelo Tinelli después de la conferencia de prensa de la semana pasada del titular de la AFIP, Alberto Abad, en la que denunció junto a Fernando de Andreis -secretario General de la Presidencia, hombre de máxima confianza del jefe de Estado y de quien aún depende en los papeles el negocio de la televisación del fútbol- a la AFA y a nueve clubes por retención de aportes, entre ellos Independiente y San Lorenzo. Fue después de que Tinelli y Pablo Moyano se mostraran juntos. Y luego de que el empresario televisivo se mofara, hace semanas, de la puesta en escena de Macri a bordo de un colectivo en la localidad bonaerense de Pilar.

A Moyano, por caso, lo fastidió especialmente el anuncio de Abad de que los clubes podrían empezar a tributar mayores ingresos, hoy amparados en el decreto 1212 del 2003, firmado por Eduardo Duhalde, por el que las instituciones futbolísticas solo aportar el 7%. Ni Moyano ni el resto de los dirigentes estaban al tanto de la eventual medida. Y eso que el líder camionero hablaba desde hacía semanas con Abad, que lo asesoraba sobre cómo emprolijar las cuentas. La reformulación del decreto 1212 y el impulso a las sociedades anónimas forman parte de la declaración de guerra del Presidente a los clubes. "Que sepan que vamos en serio", avisan en Casa Rosada.

Hugo Moyano habla en la
Hugo Moyano habla en la puerta de la AFA: el sindicalista es otro actor importante (Télam)

Eso explica la irrupción del empresario Daniel Vila en desmedro de la postulación de Tinelli. "El Gobierno no tiene candidato", se atajan cerca del despacho presidencial. Sin embargo, no ponen reparos a la candidatura del empresario mendocino, de los más resistidos por los dirigentes del fútbol.

En la historia reciente, Macri es el único exponente de la dirigencia futbolística al que la pelota le fue rentable y le sirvió de trampolín para la política. Aún así, el Gobierno plantó bandera en los principales clubes del país, como muestra de poder o de que ramificarse entre la dirigencia del fútbol tiene sus réditos.

En Boca, desde ya, Angelici es Macri. Gustavo Ferrari, ministro de Justicia de la provincia de Buenos Aires, también ocupa un sillón en la comisión directiva, al igual que el legislador Francisco Quintana. Lo que nadie se anima a transparentar es por qué el Presidente no quiere ni oír hablar de César Martucci, uno de los hombres de confianza de Angelici.

En River, y aunque esté alejado, De Andreis ocupa uno de los cargos de asambleísta del club. El secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, ya no colabora con la seguridad de la entidad pero sí conserva el puesto de vocal. Sí pisa fuerte Darío Santilli, hermano el vicejefe de Gobierno porteño, uno de los nexos entre Moyano y Macri junto a Claudio "Chiqui" Tapia. Hasta uno de los médicos de la Unidad Médica Presidencial quiere meterse en la política de la institución de Núñez.

Arando Pérez, líder de la
Arando Pérez, líder de la Comisión Normalizadora (DyN)

Independiente y Racing no cuentan con influencia directa de la Casa Rosada. Pero en el "Rojo", por ejemplo, conservan los nexos: Cristian Ritondo, ministro de Seguridad bonaerense, está de licencia, aunque tiene fluido trato con la comisión del club de Avellaneda. En el caso de Racing, donde su presidente, Víctor Blanco, tiene dominio absoluto, Marín quiere volver a tallar, después de su polémico rol gerenciador en el club. Busca el apoyo de alguno de los ídolos para acercarse a la institución.

En el caso de San Lorenzo, además de Tinelli, su presidente, Matías Lammens, ha sabido coquetear con el macrismo. Tiene excelente relación con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, desde que éste presidía el Banco Ciudad, principal sponsor del club de Boedo. También con Horacio Rodríguez Larreta, que el año pasado lo tentó con todo lo que pudo; desde el mismo banco hasta una candidatura legislativa o la ANSES. Lammens, que revalidará su cargo a mediados de diciembre, no descarta sin embargo presentarse el año entrante con lista propia en la ciudad de Buenos Aires. Entre sus filas tiene a Sergio "Chiche" Constantino, funcionario porteño de confianza de Rodríguez Larreta.

En las elecciones de mediados del mes que viene, Lammens incorporó a otro dirigente de estrechos vínculos con el Gobierno: el banquero Gabriel Martino, presidente del HSBC, encabeza la lista de vocales.

Si bien no entra en el selecto grupo de los grandes, Vélez Sarsfield es otro de los clubes importantes del país infiltrado por el macrismo. El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, es uno de sus hinchas caracterizados y supo colaborar con la institución de Liniers. Su hermano, Carlos "Carli" Triaca, sí tiene una participación más activa a través de una agrupación. El objetivo de los Triaca es darle batalla a Augusto Costa, ex secretario de Comercio K, que trabaja en su candidatura en el club de Liniers con los resabios de la gestión de Raúl Gámez y de su antecesor, Miguel Calello.

Hace más de una semana, Gámez tuvo un duro cruce en los pasillos de la AFA con Medín, uno de los delfines de Macri en el edificio de la calle Viamonte. ¿El trasfondo? El negocio del fútbol. Una de las obsesiones del Presidente.

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