Luego del rechazo que tuvo el proyecto de ley de reforma del Ministerio Público Fiscal, encabezado por Elisa Carrió, Cambiemos decidió retirar la iniciativa del temario de la sesión que se iba a llevar a cabo el miércoles en la Cámara de Diputados.
La ley propone, entre otras cosas, acotar el mandato y las atribuciones de la procuradora Alejandra Gils Carbó, altamente cuestionada por el gobierno nacional. Elisa Carrió lo calificó de "inconstitucional" y desde su entorno explicaron que para ella "el mecanismo constitucional para remover a la procuradora es la destitución por los delitos cometidos en el ejercicio de la función pública, y no un acuerdo corporativo y la redacción de una ley inconstitucional".
Esto será un importante revés para el oficialismo, que contaba con los votos necesarios para aprobarla, pero además se anotará como un capítulo más en la relación ambivalente entre Mauricio Macri y la diputada de la Coalición Cívica.
"¿Qué le pasa a Carrió?", se preguntó un ministro en voz alta, rodeado de un puñado de colegas, antes de arrancar la tradicional reunión de gabinete de esta mañana en Casa Rosada. La observación de la diputada de ayer al proyecto de ley impulsado por el oficialismo cayó como un mazazo en el seno del Gobierno.
Emilio Monzó fue el encargado de explicar ante Macri y el gabinete cómo la posición de "Lilita" complicaría el trámite parlamentario y las negociaciones con la oposición.
Sin embargo, en el entorno de la líder de la CC explicaron a este medio que Carrió ya había avisado cuál sería su posición ante el proyecto que busca limitar el poder de Gils Carbó. De hecho, según aseguraron, la diputada se brotó cuando el oficialismo evitó que el proyecto pase por la Comisión de Asuntos Constitucionales, que ella integra. Hasta argumentan que los dos diputados de la CC que participan de la Comisión de Justicia votaron en disidencia, y no impulsaron un dictamen de minoría como señal amistosa al Gobierno.