"Creemos con certeza que al padre Viroche lo mató la mafia que él denunció y por la cual fue amenazado", aseguraron los curas villeros de la Argentina encabezados por el padre "Pepe" Di Paola. La conclusión surge de un informe pormenorizado que fue entregado al papa Francisco, quien sigue de cerca la investigación por la muerte de un sacerdote en Tucumán que había denunciado a narcotraficantes.
Según publicó el corresponsal argentino en el Vaticano Andrés Beltramo, este grupo de sacerdotes cercano al Papa elaboró una declaración pública en la cual aseguraron que "las mafias" en Argentina se organizan desde la lógica del "pasarla bien", pero esconden delitos como la trata de personas y el narcotráfico. "Las mueve el deseo de acumular dinero, sin importarles que esté salpicado de sangre inocente. Sin importarles el dejar hipotecadas vidas de niños y niñas, adolescentes y jóvenes", denunciaron.
Y agregaron: "La mafia es como una mancha de aceite que lo invade todo, no hay institución a la que no pueda alcanzar. Y le seduce todo lo que de alguna manera detente poder. Por consiguiente no confundamos la mafia del narcotráfico con dos pibes jóvenes que usan visera. La mafia busca complicidades a través de la corrupción. La corrupción es proselitista, crece, contagia, se justifica y llega un tiempo en el que se terminan sacrificando al dios dinero las convicciones de toda una vida, amistades, la propia familia".
Las circunstancias que rodearon el caso forman parte de un informe que le entregaron a Francisco que incluye algunas "inconsistencias" en la investigación. Entre otras cosas, se informó que el sacerdote muerto había descubierto ingresos a su casa en al menos cuatro ocasiones. Los intrusos le revisaron sus pertenencias personales, pero nunca se llevaron nada. Incluso dejaron dinero que estaba a la vista, lo que fue tomado como una intimidación.
El cuerpo de Viroche fue hallado el 5 de octubre en la Parroquia Nuestra Señora del Valle de la localidad de La Florida, en Tucumán. Desde un principio el fiscal de la causa, Diego López Ávila, se inclinó por la teoría del suicidio inducido, pero los allegados al sacerdote creen que pudo haber sido asesinado.
Un dato que fundamentan las sospechas es el audio que circuló donde el cura le contaba a un amigo que recibía amenazas constantes. De hecho, ya había pedido el traslado a otra ciudad y las autoridades eclesiásticas habían elegido a su sucesor.
A la historia también se sumó el testimonio de una mujer que reconoció haber mantenido relaciones sexuales con el cura y dio indicios de historias que relacionarían a Viroche con otras amantes.