El juez Pablo Oritja ya había anunciado que se tomaría vacaciones a partir de este lunes, justo antes de tener que tomar una decisión. El expediente recayó en la jueza Silvia Beatriz Rodríguez, quien no tardó en pedir licencia por enfermedad. Y llegó, finalmente, al juez Hugo Quiroga, que ayer mismo dejó trascender que iba a poner fin a la suspensión de la mina Veladero, de Barrick Gold, donde en los últimos años se produjeron cinco derrames de solución cianurada. Al parecer, unas pocas horas le bastaron al magistrado para leer todas sus fojas y los informes de la empresa y la Fiscalía (que dictaminó a favor de la compañía), interiorizarse en el caso y tomar una decisión, que se conoció antes del mediodía: el yacimiento puede volver a ser explotado.
Algunos ambientalistas empezaron a vociferar por lo bajo que el juez Quiroga le debía su nombramiento al ex gobernador José Luis Gioja, un acérrimo defensor de Barrick Gold. Pero antes de que se escuchara la primera crítica en voz alta, la firma emitió un comunicado en el que anunció el reinicio de sus operaciones, suspendidas desde el 15 de septiembre.
La empresa insistió en la nota con su versión del nuevo derrame, que en un principio ocultó a las autoridades provinciales. Ese mismo día, el pasado 8 de septiembre, había dos inspectores de la Policía Minera en Veladero, pero no fueron notificados. La minera recién dio aviso formal cuatro días después, en los que la empresa tuvo tiempo de sobra de modificar la "escena del crimen".
De acuerdo al relato oficial, el accidente ocurrió en el valle de lixiviación (que es donde se separa la roca del mineral), cuando un trozo de hielo se rompió y dañó una tubería que transportaba "solución de proceso". Ese líquido tiene agua con cianuro y decenas de metales pesados altamente tóxicos, cancerígenos y contaminantes. Según Barrick Gold, la solución "provocó que material saliera del valle", que supuestamente está impermeabilizado. El "supuestamente" se debe a que más de un ex empleado de la minera lo niega.
Ese "material", según la empresa, estaba compuesto de "mineral triturado y saturado con la solución de proceso". En otras palabras, era la roca que había sido rociada con el agua cianurada. Pero hay dos cosas que no encajan en esta versión. Primero, Barrick Gold nunca aclaró dónde estaba ese "material" ni como llegó hasta allí. Y segundo, la minera jamás explicó cómo es que la solución empujó a las rocas, pero sólo las rocas superaron las paredes del valle de lixiviación y la solución quedó en su interior. ¿Acaso fue un milagro?
A esas "paredes" se las denomina "bermas". Desde hace un año, la Policía Minera venía exigiéndole a Barrick Gold que levantara su altura, pero la empresa eligió ahorrarse algunos millones, en una decisión que le costó el cargo al gerente de operaciones, Rick Baker, que ni siquiera había revalidado su título en Argentina, por lo que no podía trabajar. La empresa nunca acató las órdenes del gobierno provincial y el accidente terminó con los metales pesados en contacto con la tierra. Hasta hoy, no se sabe el resultado de los análisis de esos sedimentos. Sólo se informó en público que no se contaminaron los cursos de agua.
Frente a esto, los dichos del ministro de Minería, Alberto Hensel, parecieron una confesión brutal: prometió "de ahora en adelante, mirar el correcto cumplimiento de las condiciones de seguridad". Fue claro: "de ahora en adelante".
Aunque había trascendido que desde el gobierno de Sergio Uñac se le iban a pedir una serie de medidas adicionales a Barrick Gold para seguir operando, en realidad el juez Oritja sólo les exigió que presenten un plan. No les pidió que lo ejecuten. Una de esas condiciones extra es que pongan cámaras de grabación, que las hay, pero no en la zona del incidente.
Por eso, nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió. Un trabajador de Barrick Gold le contó a Infobae que luego del incidente la empresa subió maquinaria pesada al lugar para ocultar todo rastro del derrame. La mina funciona como un Estado paralelo que hasta ahora el gobierno de San Juan no ha podido (o querido) controlar.
En efecto, hay otra explicación del incidente que dos empleados de la minera que no se conocen entre sí le dieron a Infobae y que coincide con la probable causa del derrame del año pasado, de millones de litros de "solución de proceso", que terminaron en el río Potrerillos. De acuerdo a esa versión, en el valle de lixiviación estaban trabajando con maquinaria pesada para prepararse para la época de deshielo, que se espera intensa. Y uno de esos vehículos fue el que golpeó el caño.
¿Por qué incomodaría esa versión? El año pasado, el deshielo aumentó el volumen del dique en el que está la solución cianurada en Veladero. Según su declaración de impacto ambiental, el líquido no debe superar los 3926 metros sobre el nivel del mar, lo que ocurrió finalmente el 17 de agosto del año pasado. Ese día Barrick Gold declaró el "código rojo", pero no frenó su producción. Llegó a estar a uso pocos metros de colapsar. Por eso, la empresa abrió el 6 de septiembre una compuerta por la que finalmente entre el 12 y 13 de ese mes se fugaron los metales pesados que llegaron al río. Lo que había, en pocas palabras, era una sobreproducción. Todo, para ahorrarse unos millones.
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