En el almuerzo frugal para invitados especiales que se sirvió en el segundo piso, empresarios extranjeros coincidieron en que la mesa más importante que hubo este miércoles en el Foro de Inversión y Negocios que se está realizando hasta hoy en el CCK fue la que se realizó en el salón plenario sobre "El Estado de Derecho". Fue coordinada por el ex alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, quien conoce a Mauricio Macri desde los tiempos en que el Presidente era el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y no ocultó su satisfacción por la relevancia que está tomando la Argentina conducida por su viejo amigo.
Es que la pregunta acerca de qué va a pasar cuando Mauricio Macri deje el Gobierno es la obsesión de quienes no quieren volver a equivocarse con un país que no tiene problemas en derogar leyes votadas por mayorías amplias, para cambiarlas por otras en sentido exactamente contrario, y también con gran respaldo del Congreso.
Uno de los que entendieron perfectamente lo que necesitan saber los inversores fue el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti: "Nosotros trabajamos mucho en estos 10 años en ser independientes y el Poder Judicial se consolidó en ese sentido", dijo, y agregó: "En nuestro país se produjo un cambio cultural. Por primera vez en la historia los cinco miembros de la Corte fueron designados por tres presidentes distintos", lo que asegura que "la jurisprudencia no va a cambiar aunque cambie el Gobierno".
De todos modos, dijo que "los jueces no gobiernan, sino que controlan los procedimientos" porque "lo que queremos evitar es la discrecionalidad", y explicó: "Los derechos contractuales en la Argentina tienen rango constitucional, y ahora forman parte del nuevo Código Civil, o sea que esos derechos tutelados por la Constitución ahora están reforzados".
"Lo que hubo en nuestro país es un cambio cultural, el Estado de derecho está funcionando plenamente", agregó. Y puso foco en algo: "El Poder Judicial es contramayoritario, pone límites, busca el equilibrio y, creo, en los últimos 10 años lo hemos logrado y también con la nueva gestión, brindando seguridad jurídica".
Pero quien le dio perspectiva histórica al presente de los argentinos fue el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. "Nos costó entender 170 años en la Argentina que la mejor forma de vivir es en democracia, pero todavía no nos acostumbramos a vivir en República", admitió, en tono de confesión.
Contó que en la elección de 2015, donde se enfrentaron "dos hijos de empresarios exitosos que no venían de la política tradicional y se hicieron populares en el deporte", se puso término "a la generación pre-democrática". Y definió a la etapa que se inició el 10 de diciembre como "un momento donde la página se dio vuelta para todos, también para la oposición: el 90 por ciento de los intendentes de la provincia de Buenos Aires son nuevos, el 80 por ciento de los gobernadores son nuevos, y líderes de todos los partidos políticos que no pasan (o los pasaron hace muy poco) los 40 años están en todos los partidos, desde Axel Kicillof (FPV), hasta Sergio Massa (FR), pasando por Diego Bossio (BJ), Marco Lavagna (FR) y Nicolás Massot y Silvia Lospennato (ambos del PRO)". También, claro, le dedicó un elogio al presidente del bloque del PJ del Senado, Miguel Ángel Pichetto, "un opositor que está a la altura de las circunstancias".
En el almuerzo convivían Guillermo Stanley, ex banquero y padre de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, con el empresario agroindustrial Gustavo Grobocopatel, convencido de que la clave para que el país salga adelante es "el equilibrio entre consumo, inversión y exportaciones", y Agustín D'Attellis, economista autodefinido como "heterodoxo", titular de la consultora 4D y que supo ser uno de los defensores mediáticos del modelo kirchnerista.
En diálogo con Infobae, D'Attellis no ocultó su asombro por que lo hayan invitado a participar como orador en la Sesión sobre Macroeconomía y explicó que "al gobierno anterior le critiqué que solo puso interés en el consumo y poco en fomentar la inversión, que era la pata que faltaba", pero ahora se mostró preocupado por que "volvamos al péndulo característico de nuestro país y miremos solo el crecimiento desde la inversión externa".
"Hay que proteger a algunos sectores que nunca serán competitivos, como el textil o el calzado, facilitarles la transición, también pensando en la conflictividad y la gobernabilidad", dijo.
Otros asombrados, aunque por otras razones, eran los representantes de The Economist en la Argentina. Después de 20 años, volverán a realizar en este país "Argentina Summit", en marzo del año próximo. Además, una conversación en el salón plenario con el egipcio Naguib Sawiris, presidente de la gran empresa de infraestructura Orascom Holding, fue moderada por Fiona Mackie, gerente de The Economist Intelligence. Y tienen planificado un suplemento editorial (no comercial) sobre las inversiones en Argentina en el área de combustibles para el mes de noviembre.
Entre asombros, buen catering, muchas preguntas sobre la sustentabilidad de este presente argentino y el optimismo de los funcionarios que sienten que, por primera vez, dominan la agenda del debate público con una agenda propia, una alta fuente del Gobierno aseguró que "estamos a la puerta de la etapa de mayores inversiones genuinas en más de cien años en todas las áreas".