Cómo enfrentan los jueces del interior las presiones, el problema del narcotráfico y las demandas sociales

El juez de la Corte de Justicia de Tucumán Antonio Estofán reconoce que “siempre hay presiones”, pero no solo de los gobiernos. “En la provincia creció el narcotráfico”, advierte. Y alerta que el principal desafío es “acercar la Justicia a la gente”

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Presiones políticas (y del ámbito privado). Aumento sin control del narcotráfico. Violencia doméstica. Y un dificultoso -aún- acceso a la Justicia para la gente de menores recursos. Son algunos de los desafíos que plantea el juez de la Corte Suprema de Tucumán, Antonio Estofán, que tiene el Poder Judicial de su provincia. Con más de 36 años de abogado y 9 de ministro del máximo tribunal, se encarga de resaltar que los jueces se diferencian de otros ciudadanos en que "nunca se sacan la toga".

En una entrevista que le realizó Marcela Losardo, en el ciclo Justicia Abierta de InfobaeTV, el vocal de la Corte tucumana reconoce que hay "factores externos que siempre tratan de llegar" a influir en los fallos, pero aclara que los jueces son independientes en sus decisiones. Aunque le suma una aclaración para la Justicia: "No hay independencia, sino interdependencia con los otros poderes".

Antonio Estofán advierte que el narcotráfico en su provincia creció y no duda en señalar que es por la falta de un trabajo coordinado entre jurisdicciones, aunque para él la tarea de combatir el avance del comercio de drogas es del ámbito federal.

Los siguientes son los pasajes más destacados de la entrevista del juez tucumano con Justicia Abierta:

–¿Cuáles son los factores que afectan la independencia del Poder Judicial?¿La relación con el poder político, con los medios o con otros sectores?
–El Poder Judicial no puede hablar de independencia absoluta. Tenemos que hablar de interdependencia con los otros poderes. El juez independiente es el que decide de acuerdo a la ley, aplicada a cada caso, con su voluntad, sin ningún tipo de injerencia de otro poder ni de ninguna ONG, ni factores externos que siempre tratan de llegar. Esa es la decisión independiente, la decisión propia, la voluntad apoyada en la ley del juez.

–¿Pero no existen presiones sobre los jueces?
–Existen presiones. Ahora, que yo me sienta presionado es otra cosa. Yo nunca me sentí presionado. El día que yo acepté ser juez dije: ni mis amigos. Es importante resaltar que hay un instituto que hay que valorizarlo mucho en los Códigos Procesales. Es un instituto que está en todos los Códigos, que es la excusación con causa. Las causas las enumera el Código y si yo me siento que estoy en curso de algunas de todas esas causas, yo me puedo excusar y no hace falta que alguien me tenga que recusar.

–¿Usted se ha excusado muchas veces?
–Sí. Cuando el abogado de la otra parte es muy amigo mío -imagínese en 36 años de ejercicio de profesión debe tener muchos amigos-, pero también me excuso en los pleitos que maneja mi hija. Me excuso en las oportunidades en que el gobernador que me designó a mí y me propuso a mí actúa personalmente o con sus empresas particulares, también. Eso es un elemento muy importante que el juez lo tiene a mano.

–Sobre el narcotráfico: ¿en Tucumán ha crecido este fenómeno?
–Sí, ha crecido el narcotráfico. Las fuerzas están desperdigadas y no hay un trabajo consciente y conjunto muy apretadito para combatir este flagelo. En la provincia teníamos la lucha contra el menudeo de la droga que nos habían delegado a la provincia. Una cautelar que solicitó nuestro fiscal y le hicieron lugar lo puso en stand by. Para mí, lo tiene que manejar la justicia federal a todo. Creo que ha crecido el narcotráfico porque no está bien controlado y no hay un protocolo para que trabajen todos juntos: la Policía de la Provincia, la Federal, la Justicia Federal e, incluso, que colabore la justicia provincial.

–¿Ayudaría para combatir esto y otras demandas una Policía Judicial?
–Nosotros venimos peleando por la Policía judicial hace mucho tiempo, que es una policía técnica, los laboratorios y la guardia personal y de los edificios del Poder Judicial. Nosotros no podemos desde el Poder Judicial hacer prevención, eso es del Poder Ejecutivo. Igual, lo que nosotros podemos hacer es colaborar, capacitando, con los conocimientos de nuestros operadores penales, capacitando a las personas del Ejecutivo.

–Las Cortes de las provincias hoy tienen mucha actividad vinculada a políticas judiciales y políticas públicas, ¿cómo lo manejan ustedes?
–Trabajamos para arrimarle y acercarle al habitante tucumano la Justicia. Comenzamos en 2009 enviando los defensores oficiales, civiles y laborales, los viejos defensores de pobres, al interior. Enviamos a cinco localidades donde los defensores oficiales instalan sus despachos y atienden a la gente. Esto fue un éxito rotundo, sobre todo en materia de familia, régimen alimentario, reconocimiento de los chicos. Hubo conciliación y muy pocos juicios. Además, hemos creado la figura del defensor oficial itinerante. Lo otro es la justicia de paz letrada, que es otra forma de llevar la Justicia a la gente.

–Y con respecto a la violencia doméstica, ¿qué características especiales tiene en Tucumán este drama?
–En intensidad, el tema es más grave que algunas provincias y menos grave que en otras, pero hace falta una muy apretada tarea conjunta con el Poder Ejecutivo. Por ejemplo, ante la más mínima denuncia, el gobierno debe tener dónde alojar a la víctima, alejarla del victimario. Las mujeres hacen la denuncia, pasa el momento, y vuelven con los agresores y ahí debe estar el Estado controlando, para que no haya una víctima de consecuencias graves.

–¿Para usted cuáles son las debilidades que tiene la Justicia tucumana?
–Mis jueces trabajan mucho, no se les puede pedir más. En el fuero Civil y Comercial están dictando casi una sentencia por día hábil. En Familia dos sentencias de fondo por día hábil. Los problemas nuestros son que necesitamos más juzgados: apartando el fuero penal, todos los fueros restantes están con la misma cantidad de jueces, magistrados y funcionarios desde el año 1976, donde hay mucha más gente y más litigiosidad.

–¿Llega la Justicia a tiempo a la gente?
–Mencioné el trabajo que hace cada juez y que es insuficiente el número de jueces. Tratamos en lo posible de brindar un servicio de Justicia adecuado y razonable, aunque sabemos que no lo hemos logrado todavía. hacemos lo que se puede, aunque está mejorando…

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