José Francisco López está preso y detrás de él se derrumba una casa de naipes cimentada sobre irregularidades y corrupción. El ex secretario de Obras Públicas vivía en una mansión -sobre el Río Luján- valuada en más de un millón de dólares que nunca declaró y que ahora se descubre, tal como anticipó Infobae, que está a nombre de un empresario acusado de cobrar coimas de la obra pública: Andrés Enrique Galera. Uno de los principales valijeros de la gestión De Vido.
Su principal herramienta era el anonimato. La oquedad de un nombre. En el piso 11 del ex Ministerio de Planificación, donde funcionaba la secretaría privada de Julio De Vido, se lo conocía como "el contador", así, solo eso, a secas. Para los empresarios era Andy Galera, para otros el testaferro de José López. Todos coincidían en algo: era la llave dorada para el ingreso al mundo fantástico de las licitaciones direccionadas. Sin embargo, pocos conocen su cara, solo un puñado lo reconocería en la calle. Su crecimiento patrimonial fue tan inmenso como injustificable: aviones, condominio en Miami, propiedades en Marbella, departamentos en Puerto Madero y empresas varias. Todo en los últimos siete años. Pasó de ser un lobbista de poca monta de la city porteña, a una pieza clave del contacto entre intendentes, empresas y el Gobierno kirchnerista.
En los noventa, Galera intentó un sinnúmero de negocios: desde páginas de internet hasta empresas de limpieza. Incluso, en 2001, el Tribunal Oral Nro 19 lo condenó a un año de prisión en suspenso por estafa, pero por esas cosas de la Justicia logró acogerse a una probation. Inventó un negocio de "toallitas de limón" y consiguió que un par de ingenuos de Mar de Plata le aporten miles de pesos: Desapareció. Un abogado se cansó, lo denunció y logró la condena. Pese a todo, ninguno de sus intentos le resultó tan lucrativo como su amistad con De Vido y López. En 2010 creó Viani Construcciones, su empresa madre, y puso al frente del directorio a su socio, Mariano Rosano y a sus hijos Andrés Alfredo y María Celeste. En 2012 quitó a Rosano de la presidencia de la empresa y se la dio a su hijo. En 2004 ya se había quedado con Dynlux S.A, una empresa creada por un prestanombre serial de sellos de goma investigado por la Justicia: Vicente Pizarro. Un tiempo después desembarcó en Racing, club del cual es fanático, presentándose como el enviado del kirchnerismo, aunque muchos afirman que ya había llegado antes de la mano de Blanquiceleste.
La historia oficial sostiene que Galera y López se conocieron poco tiempo del desembarco del ex secretario en Planificación, en las reuniones de la Cámara que reúne a constructores de viviendas sociales (CAVERA); así lo ha llegado a explicar el propio contador; Pero lo cierto es que después de llegar a López, llegó a De Vido y el resto vino solo.
La primera estocada a Galera se la dio Adrián Felix López, el creador de Infinity, la usina de facturas truchas que terminó en el Caso Skanska, en el cual la constructora sueca reconoció ante la Justicia el pago de "comisiones indebidas" en la licitación del Gasoducto norte. En un reportaje con la revista Noticias en 2009, López apuntó directamente contra Galera: "…Estaban necesitando empresas de primera línea para que le facturaran a Skanska. Empresas de transporte, constructoras, y consultoras para que le facturaran…". Sobre Galera, señaló: "Yo sabía que era…un valijero y él decía venir en nombre de Planificación, en nombre de Julio De Vido, creo que no es funcionario, creo que sí trabaja con López, el de Obras Públicas". Todo indicaría que el tiempo le dio la razón. Por esas declaraciones, Galera fue imputado en la causa pero su implicación no avanzó. A contrapartida, lo que sí avanzaron fueron sus conexiones.
Mediante su amistad con De Vido, Galera se relacionó, de manera directa, con Alejandro Granados, lo que le permitió acceder a varias obras "pequeñas" en distintos municipios del conurbano bonaerense pero, aún así, Viani terminó denunciada en varios de ellos por obras inconclusas, mal entregadas, sobrefacturadas o deficientes. En 2006, Galera se quedó con Revilier S.A otro sello de goma creado por Adriana Pizarro, también investigada en la Justicia Federal por ser una usina de empresas truchas: el ex secretario de transporte, Ricardo Jaime, también utilizó sus servicios. Galera puso a Revilier a trabajar y la constituyó como una empresa dedicada a la elaboración y venta de hormigón con sede en Puerto Madero. ¿Dónde montó la planta productora? En Ezeiza, la tierra de los Granados.
Al mismo tiempo, Rosano, con quién creo Viani, se encargó de fundar Traveljet SA, la empresa que tiene a su nombre los, por los menos, dos aviones que usan Galera y sus hijos a su antojo: un Cessna 560XL LV-BRX y el LV-FVT Cessna 650 Citation III. Otro de sus negocios es la empresa María Clean SA de limpieza, que casualmente muestra como únicos clientes a Revilier y Viani, todo entre familia.
Rápido de reflejos, el manejo de información privilegiada le permitió a Galera conseguir que su constructora logre basarse en Añelo, Neuquén, el supuesto oasis argentino que funcionará al ritmo de Vaca Muerta. "Tenemos que irnos de la obra pública", llegó a decir asustado a finales del 2015, arriba de su avión, rumbo a Mar del Plata. Ya era tarde.
Galera tiene un piso en la lujosa torre Mulieris de Puerto Madero, donde también vive su hija Celeste. La otra de sus princesas, Ángeles, también disfruta de las mieles de Madero, pero en un condominio del edificio Aleph creado y gerenciado por el Faena Group.
En Miami constituyó BAPU LLC, sociedad que quedó a nombre de su hijo, Andrés Alfredo. Con Bapu compró por 650.000 dólares la unidad 1002 de la torre Trump Royale en la exclusiva zona de Sunny Isles. No sólo eso. En Marbella, España, creo Bapu Spain con una inversión de 100 mil euros. Ahí, según los registros oficiales a los que también accedió Infobae, colocó a su hija, Ángeles, como apoderada y registraron una propiedad a pocos metros de la autovía del mediterráneo, en las afueras de Marbella, sobre el Río Gualdamina: un lugar paradisíaco para pensar en López y en lo que puede venir.
* Colaboración de Andrés Ballesteros