No hay dudas. Diego Pablo Simeone empezó a escribir una historia grande como DT desde que probó suerte en el Catania italiano. Pegó el salto a un equipo con el que está identificado por su paso como jugador como el Atlético Madrid y se transformó en uno de los estrategas más importantes del mundo del fútbol, transcurrido cierto tiempo.
De su mano, el cuadro madrileño le peleó con mucho menos presupuesto a los gigantes Real y Barcelona y se posicionó en los primeros planos a nivel continental. Cosechó títulos y hasta puso de rodillas al conjunto de Lionel Messi. Por estos tiempos convulsionados en el fútbol argentino, surge como una de las opciones más potables para suceder a Gerardo Martino, quien acaba de renunciar en medio de una crisis dirigencial totalque hace peligrar la presencia de Argentina en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Sin embargo, el Cholo tiene otros planes y motivos concretos por los cuales desestimaría la chance de comandar a cuadro que supo defender con el cuchillo entre los dientes, con los pantalones cortos puestos. ¿A qué se debe?
En reiteradas oportunidades, expuso públicamente su deseo de seguir dirigiendo a nivel clubes, teniendo en cuenta que necesita de la adrenalina que genera el día a día y minuto a minuto que no se experimenta con un combinado nacional. Verborrágico como pocos, el ex capitán albiceleste necesita canalizar toda su energía práctica a práctica y no con compromisos tan distantes unos de otros, como lo requiere la Selección.
Pero además, hay una cuestión de protagonismo que no negocia. En el último tiempo surgieron grandes figuras en el Atlético, pero siempre sus equipos se caracterizaron por sobresalir como tales: conjuntos armonizados haciendo pregonar lo grupal por sobre lo individual. El hecho de tener que lidiar con la enorme figura de Messi en un plantel, sabiendo que él no suele andar con vueltas y quita nombres del pizarrón sin importar pergaminos, generaría una dicotomía que jugaría en su contra.
Claro está, el respaldo popular para la Pulga es generalizado y si bien el Cholo reconoce toda la jerarquía que posee el mejor jugador del mundo, no estaría dispuesto a poner en jaque sus ideales futbolísticos.