Eduardo Coudet está próximo a sufrir otro dolor de cabeza. Hace unos días encaró una conferencia de prensa dejando en claro su malestar y preocupación por la falta de refuerzos. Ante esto, la dirigencia se movió con rapidez para cerrar a Marco Torsiglieri y Mauricio Martínez. Sin embargo, ahora se le irá una pieza clave dentro de su equipo.
El Montreal Impact de la Major League Soccer tiene en la mira a Marcelo Larrondo, y está dispuesto a pagar la cláusula de rescisión de 1.5 millones de dólares para incorporar al mendocino que viene de dejar atrás una operación en una de sus rodillas.
Sin embargo, el goleador podría hacer una escala previa. Los dirigentes de River están negociando la posibilidad de conseguir un préstamo por un año del goleador, que ya supo vestir la camiseta de la entidad de Núñez (jugó en la Reserva entre 2007 y 2008, cuando arribó desde Sportivo Desamparados de San Juan).
Marcelo Gallardo lo tiene agendado desde hace varios meses y su apellido surgió a raíz de la posible partida de Giovanni Simeone. El hijo del Cholo podría marcharse al Pescara de Italia y dejaría un hueco en la ofensiva. El otro que está cerca del Millonario es Iván Rossi, volante central de Banfield.
El duro comunicado de Central explicando la salida de Marcelo Larrondo
Como siempre desde hace 20 meses, en Rosario Central todo tiene una explicación, y puede contarse.
En Junio de 2015 nuestra CD inició gestiones para lograr la contratación del jugador Marcelo Larrondo. De ese modo se concluyeron con éxito gestiones por las cuales se le adquirió a Torino de Italia en USD 600.000 el 100% de los federativos y económicos de dicho jugador.
En el proceso de dicha negociación, a fin de aceptar la oferta realizada, los representantes del jugador (Hernán Berman y Gustavo Ghezzi) pusieron como condición que debía fijarse una cláusula de rescisión de USD 1.500.000 netos para cualquier club del exterior.
La cláusula de salida no fue pactada con nuestra institución, fue impuesta por la otra parte como condición sine qua non de conclusión satisfactoria de la contratación. En ese momento, a pesar de la disconformidad nuestra por dicha cláusula, el análisis fue que el patrimonio no se vería perjudicado ya que la cláusula (a pesar de que nos parecía exigua) era superior al monto de contratación, y que se conseguía el fichaje del jugador que pretendía nuestro Director Técnico.
Desde el mes de Diciembre del año pasado, nuestra Comisión Directiva está tratando de renegociar el contrato con el Sr. Larrondo, realizando ofertas de máxima importancia para lo que es el fútbol argentino. Ofertas que incluían una sustancial mejora salarial, extensión del vínculo contractual, y modificación de la cláusula de rescisión impuesta oportunamente.
Luego de reuniones dilatorias con sus representantes y de diálogos personales con el propio jugador, recién hace poco más de un mes, estando el jugador rehabilitándose con nuestro cuerpo médico en su casa en Mendoza para que se sintiese más cómodo (todo a costa del club), se le ofreció al Sr. Larrondo la posibilidad inmejorable que dijese cual era el monto de contrato que pretendía ganar a fin de cerrarlo en ese número. Ofertado dicho contrato por tres años, contestó verbalmente que la oferta le parecía "espectacular", que lo hacía muy feliz, y que hablaría con sus representantes para cerrar el nuevo contrato cuanto antes. Esto nunca sucedió.
Nuestra Comisión Directiva recibió excusas a diario, una tras otra del jugador y sus representantes, a fin de no formalizar el nuevo acuerdo.
Más de un mes después, en el día de hoy, el Sr. Larrondo a la finalización de la práctica le comunicó a nuestro Director Técnico que no seguiría en el club porqué tenía un acuerdo con el club Montreal Impact de Canadá quien estaba dispuesto a ejercer la cláusula de rescisión con su consentimiento. A las horas, en el mismo tenor lo hizo uno de sus representantes a la C.D.
Vale afirmar nuevamente que las cláusulas de rescisión SÓLO tienen validez si los jugadores prestan su consentimiento para su ejercicio, y que en su mayoría las mismas no son impuestas por los clubes, sino por los representantes de los jugadores y en casos excepcionales.
Como muestra de dicha excepcionalidad, nuestra institución acaba de concretar la adquisición de Marco Torsiglieri y Mauricio Martínez, y en ambas operaciones no hubo ni cláusulas de salida impuestas ni cláusulas de salida pactadas.
Quizás sea momento de que todos los clubes del fútbol argentino, no sólo Central, asumamos la decisión de no aceptar cláusulas de rescisión ni en contratos de transferencia de jugadores, ni en renovaciones contractuales, a costa de que quizás esos jugadores no lleguen o no continúen en nuestra institución. Decisión que también implica que los clubes tengan el respaldo de sus socios e hinchas para no ejercer presiones involuntarias contra su propio club.
Cada persona es responsable de sus actos. Debemos entender y asumir que no hay ningún nombre propio por encima de Rosario Central.
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