Uber tiene una historia de enredos, amores y odios en cada país en el que desembarca y Argentina no es la excepción. Hasta el momento, opera en la ciudad de Buenos Aires sin la habilitación requerida por el artículo 83 del Código Contravencional porteño y con choferes que carecen de licencia especial para transportar pasajeros (artículo 74).
Además, tanto conductores como responsables de esta compañía (de un valor estimado en más de 50 mil millones de dólares) están acusados de incurrir en distintos tipos de contravenciones, más una investigación por evasión. Y hace días volvió a ser noticia por el fallo del juez Luis Zelaya que determinó que sus choferes no cometen un delito al operar en esa plataforma.
Uber promete seguir siendo un tema polémico, con simpatizantes y detractores, casi por igual. Eso hace que sea difícil encontrar quién pueda ver las dos caras de la moneda. En ese sentido, la opinión de Andy Freire no es una más. Su experiencia como innovador tecnológico y referente del mundo emprendedor de alto impacto, le permiten comprender la vorágine, a veces arrolladora, de las innovaciones disruptivas. Pero, por otro, desde su lugar como funcionario público, también entiende "eso" de lo que se trata la política y que tiene que ver con la necesidad de conciliar los intereses de todos los actores que forman parte de la sociedad.
-Muchos emprendedores tecnológicos, antiguos colegas tuyos, te criticaron por tu postura frente a Uber
Es cierto. La verdad es que tuve discusiones bastante intensas con muchos de ellos porque yo acepto la innovación, pero la que es responsable. A mí me dio mucha lástima cómo entró Uber a la Argentina. Creo que fue un error el modo en que lo hicieron. Te voy contar mi reunión con ellos el día anterior a lanzarse al mercado. Allí, lo que ocurrió es que les dije: 'Ok, háganlo, pero responsablemente. Innoven dentro de las leyes de transporte que tenemos hoy. Después propongan qué leyes habría que cambiar y vamos discutiéndolas. Operen, pero dentro de la ley'.
“Perdieron una excelente oportunidad de hacer las cosas desde un lugar de responsabilidad”
-¿A qué te referías concretamente?
A que saquen CUIT, que paguen impuestos, que tengan a sus choferes con seguros para pasajeros y certificado de antecedentes penales. Las cosas mínimas que aseguren el cuidado de los pasajeros de la Ciudad de Buenos Aires. Ese es el rol del Estado. Les dije: 'Regístrense como agencia de remis o de taxis, operen dentro del sistema, y después empiecen a innovar, pero desde ese lugar'.
-¿Qué te contestaron?
Me contestaron: 'Totalmente de acuerdo', y al día siguiente se lanzaron al mercado sin CUIT,´sin los certificados de antecedentes penales de los choferes, sin seguro. Yo me sentí muy defraudado. Para mí fue una lástima lo que ocurrió con Uber. Ellos perdieron una excelente oportunidad de hacer las cosas desde un lugar de responsabilidad. Eligieron no hacerlo y será la Justicia la que determine si estuvieron fuera de la ley o no y por qué. Yo lo lamento mucho porque podrían haber hecho las cosas mucho mejor.
-¿Por qué crees que actuaron así?
Bueno, yo primero pensé: '¡Qué bueno! ¡Démosle la bienvenida a la innovación!' Pero después descubrí que, en realidad, ese es el estilo que tiene Uber. Así es como van a los países. Ellos llegan a un nuevo mercado y buscan hacerlo muy disruptivamente, no les importa mucho el marco regulatorio ni las leyes. De eso modo consiguen prensa gratis, porque hay tal revuelo en el mercado que todos terminan hablando del tema.
“Logramos la aprobación de una app que se va a lanzar desde el Estado en los próximos 30 días que se llama TaxiBA”
-¿Y ahora?
Ahora, de lo que no se dieron cuenta es de que siguen y siguen operando fuera de la ley, al punto tal de que la Justicia un día determinó que no pueden operar más. Te pongo por contraste a otra empresa como Cabify (aclaro que no conozco a los dueños y ni sé quiénes son). Ellos vinieron y se registraron como agencia de remis, sacaron CUIT, hicieron todo lo que la ley estipula que tienen que hacer para operar bien y hoy compiten con Uber en todo el mundo. Les está yendo muy bien, están operando y para mí es una gran muestra de lo que es hacer innovación responsable. En todo el mundo hay puja de intereses y polémica frente a compañías con propuestas disruptivas que tocan los intereses de industrias tradicionales. Ocurre con Uber, Airbnb y otras más de economía colaborativa. ¿Pero es posible frenar la innovación? La innovación es imposible de frenar, es cierto. Pero lo que debemos hacer es ver cómo articularla y canalizarla de un modo responsable. Creo que ese es el rol del Estado. Tratar de frenarla sería un error porque la innovación, bien aplicada, les mejora la vida a los vecinos de la ciudad y a los ciudadanos del país. Tenemos que recibir la innovación, pero también debemos sentarnos a discutir -como traté de hacer con Uber y como logramos hacer con Cabify-. Porque hay que hacer las cosas dentro del marco de la ley, luego mejorar o aggionar las leyes en la medida que haya que hacerlo, pero respetando siempre la normativa que tenemos y los procesos institucionales. Por ejemplo, logramos la aprobación de una app que se va a lanzar desde el Estado, en los próximos 30 días, que se llama TaxiBA y que es una aplicación gratuita que tiene las mismas características de la que tiene Uber (seguimiento del viaje, pago con tarjeta de crédito, datos del chofer). Desde el Estado creamos esta herramienta, sin costo para el taxista ni para el pasajero, y es una manera de promover innovación.
“Creo en la tecnología, en tanto y en cuanto le sirva a alguien para mejorar su día a día”
-¿Cómo ves a la tecnología y a la innovación, hoy, desde tu lugar de funcionario?
Para mí el rol del Estado tiene que ver con encontrar consensos sobre cuál es el marco en el que esos innovadores pueden operar. Luego se buscará qué se puede mejorar y cómo vamos haciendo ese cambio. Lo que queremos es que los ciudadanos estén mejor y que la tecnología esté al servicio de la vida cotidiana. Yo creo en la tecnología, en tanto y en cuanto, le sirva a alguien para mejorar su día a día. Si no es una entelequia de un congreso académico del mundo de la tecnología. Para mí la tecnología y la innovación sólo sirven si te ahorran tiempo de espera en la parada de un colectivo, si te dan información sobre un evento gratuito el fin de semana. Eso es para mí la tecnología bien aplicada.
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