Una historia de streaming analógico por la libertad de Venezuela

A una bandera de Venezuela de 24 metros de largo, le escribieron la consigna “Libertad a Venezuela” para exhibirla frente a las cámaras de televisión

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Cinco venezolanos recién exiliados en la Argentina, con la ayuda de un argentino, tuvieron la iniciativa de hacer oír su voz por la libertad de su país en el reciente partido de fútbol entre los seleccionados de ambos países por las eliminatorias del mundial Rusia 2018, celebrado en el estadio Monumental de Buenos Aires. A una bandera de Venezuela de 24 metros de largo, le escribieron la consigna "Libertad a Venezuela" para exhibirla frente a las cámaras de televisión, pero, cuando quisieron ingresar, se encontraron con un impedimento. La policía no los dejaba llevar a cabo su propósito, debido a una reglamentación que prohíbe el uso de banderas superiores a un metro por dos en los estadios. Faltaban dos horas y media para el inicio del partido, pero el grupo no quería darse por vencido.

Entonces, se les ocurrió recurrir a la misma estrategia que utiliza el streaming en internet para hacer navegar enormes archivos de video por la red: buscaron un lugar donde comprar elementos para cortarla y en una calle cercana dividieron la bandera en 24 pedazos, de modo de que cada uno cumpliera con la reglamentación. De esta manera no tuvieron problemas para pasar los controles.

Una vez adentro, les faltaban más manos para llevar a cabo el plan, dado que eran 6 y las partes de la bandera, 24. Enseguida consiguieron otros 18 venezolanos voluntarios que aceptaron colaborar y, además, ponerse a ensayar cómo levantarlas de una manera precisa para que se viera lo más parecida posible a la original. Así fue que, pese a todo, consiguieron hacer llegar su mensaje a millones de personas, como se ve en la foto.

No es que fueran expertos en tecnología, pero reprodujeron el mecanismo que permite que veamos videos de enorme peso, que viajan por internet divididos en miles de pedacitos para superar el límite de capacidad de los distintos servidores y anchos de banda que se encuentran en el camino que recorren, para ser reconstruidos en el destino.

Esta vez no se trataba de restricciones digitales, sino de absurdas reglamentaciones, que no pudieron con el ingenio del corazón de estos venezolanos: El Chino, Eduardo, Henry, Bárbara y Alex, y un argentino, Gustavo, que aman la libertad.

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