Las lecciones de Corea del Norte al mundo

Kim fue subestimado y demostró al mundo que no está loco ni es impredecible. Quedó probado que es un actor racional, con objetivos muy claros y que entiende perfectamente el complejo tablero estratégico en el que juega

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El tenso conflicto internacional en torno a Corea del Norte ha tomado una tendencia definitivamente favorable al dictador Kim Jong-un. Por varias razones, puede decirse que Corea del Norte ya ganó la disputa.

En primer lugar, lo más obvio. La vía diplomática a través de la ONU fracasó rotundamente para frenar el plan nuclear y misilístico de Kim. Si bien todavía hay quienes sostienen que la clave es incrementar las sanciones económicas, todo indica que Kim seguirá estrictamente apegado a su libreto: por cada nueva sanción, un nuevo ensayo. Además, China ha dicho que no permitirá que se produzca una crisis humanitaria que podría desatar un caos de refugiados en su frontera noroccidental. Aunque el resto de los países de la ONU, en nombre de los derechos humanos de los norcoreanos, también debería impedirlo, ¿no?

Por otra parte, Kim fue subestimado y demostró al mundo que no está loco ni es impredecible. Quedó probado que es un actor racional, con objetivos muy claros y que entiende perfectamente el complejo tablero estratégico en el que juega. Kim sabe que, en términos geopolíticos, posee un activo inexpugnable: un arsenal nuclear situado en una región densamente poblada, rodeada de dos superpotencias, China y Rusia, que no están dispuestas a que eso estalle. En ese sentido, Kim siempre ha especulado sabiamente con esta ventaja.

Sin embargo, quizás el mayor logro de Kim haya sido el de contribuir a aumentar las tensiones entre China, su incómodo pero vital vecino, y los Estados Unidos, su enemigo declarado. Para deleite de Kim, Donald Trump sigue cargando sobre China toda la responsabilidad de un conflicto en el cual ambos comparten la misma preocupación, pero para nada coinciden en las vías de resolución. China insiste con la doble suspensión: que Kim detenga su plan nuclear, al tiempo que Estados Unidos y sus aliados, Corea del Sur y Japón, suspendan los ejercicios militares en la zona.

Trump rechaza la propuesta china, aunque sus posturas a lo largo del conflicto han sido zigzagueantes y contradictorias. Ahora, pareciera que el magnate definitivamente se enojó con todos: amenazó a Kim con una lluvia de "fuego y furia nunca vista" y a China, con una guerra comercial. Cuesta tomarlo en serio.

El ruso Vladimir Putin, en tanto, contempla la escena expectante. A él también le molesta Kim. Pero, al igual que su aliado Xi, no permitirá una incursión militar estadounidense. La relación de Putin con Trump atraviesa su peor momento. De esta forma, China y Rusia seguirán siendo los principales reaseguros de Kim contra los Estados Unidos.

El joven dictador no podría sentirse más cómodo en este escenario de confusión que reina en la Casa Blanca y que aterra a sus aliados asiáticos. Los japoneses acaban de ver pasar un misil por encima de sus cabezas, mientras su protector, Trump, despotricaba por Twitter y hacía nuevos cambios de asesores claves en su gabinete.

Respecto a la vía de acción militar, ahora reflotada con fuerza, no hay analista que no sostenga que cualquier ataque contra Corea del Norte derivaría en una catástrofe de magnitudes incalculables. Tomando como supuesto que Trump también es un actor racional como Kim, habría entonces que descartar este escenario. ¿Habría?

Para concluir, la comunidad internacional debe asumir una serie de datos de la realidad. Primero: la única vez que algo funcionó con Corea del Norte fue por la vía bilateral. Corea del Sur, con nuevo presidente, podría ser nuevamente la llave. Segundo: Corea del Norte ya es una potencia nuclear y lo seguirá siendo. El mundo debe aprender a convivir con ello. Tercero: Kim ya ganó la disputa. Tiene su arsenal nuclear y nadie puede frenarlo por la fuerza sin antes causar un Armagedón.

Sobre el reconocimiento del fracaso previo y la aceptación de estos elementos deberían apoyarse todos los esfuerzos diplomáticos de ahora en más. Mientras tanto, la continuidad de la escalada retórica y de movimientos bélicos aumenta las chances de errores de cálculo que podrían ser fatales e irreversibles.

El autor es magíster en Políticas Públicas (Flacso) y Master of China Studies (Universidad de Zhejiang). Politólogo y docente universitario (UCA). Director de Diagnóstico Político.

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