El pasado 10 de agosto del corriente año se escuchó la arenga más soez del tirano incrustado hoy en tierra venezolana. Lo ocurrido en ese país es la burla más grotesca y perversa al sentido de la democracia y el significado de una Constitución. La idea de Constitución ha estado íntimamente vinculada con la limitación del poder, desde la Carta Magna de 1215 en adelante. Se trata de la protección a los derechos de las personas, facultades que son anteriores y superiores al establecimiento de todo gobierno.
El proceso que ahora vive Venezuela es la afrenta más brutal a la idea de democracia, cuya parte formal es el voto popular que ha sido desconocido por Nicolás Maduro y sus secuaces; y su parte de fondo, es decir, el antedicho respeto a los derechos de los gobernados, son cotidianamente avasallados por los sicarios del régimen militar imperante.
Una pena y un agravio que esto ocurra en el lugar en que actuó Simón Bolívar, quien escribió en el denominado Discurso de Angostura, el 15 de febrero de 1819: "Nada es tan peligroso como que permanezca largo tiempo un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía". En Venezuela se acaba de consolidar el fascismo más crudo con la conocida farsa corporativista como Legislativo.
Por otra parte, tengamos muy presente que entre los postulados de la república, una expresión también manoseada y degradada por el chavismo, se encuentra la alternancia en el poder, la división y la independencia de poderes, y la igualdad ante la ley, lo cual está indisolublemente atado a la Justicia del "dar a cada uno lo suyo". A su vez, "lo suyo" remite al derecho de propiedad, todo lo cual está absolutamente ausente en el sistema tiránico a que nos venimos refiriendo.
Este sistema chavista o del socialismo naturalmente ha hundido la economía venezolana en el mayor caos, puesto que deriva de controles por parte del aparato estatal que reasignan los siempre escasos recursos a campos distintos de los que hubiera decidido la gente si se hubiera permitido que los mercados operen. Es decir, si hubieran tenido lugar arreglos contractuales libres y voluntarios en lugar de los caprichosos comandos de los megalómanos en el poder.
El Estado policíaco que sufren los venezolanos ha sido denunciado por todas las personas y las entidades responsables del planeta, y por todos los gobiernos que mantienen visos de decencia. Solamente es aplaudido por los espíritus totalitarios y los sátrapas como los de Cuba, Corea del Norte, Irán, Rusia, Turquía, los corifeos de Nicaragua, Bolivia y algunas tribus africanas.
El referido discurso de Maduro se prolongó por tres horas y diez minutos en la llamada Asamblea Nacional Constituyente y estuvo plagado de chistes de mal gusto, alusiones a Nicolacito, su hijo narcotraficante sentado en la primera fila, alabanzas a MaoTse Tung y hasta a la forma en que le cosieron el traje que tenía puesto.
Pero peor que todo ese bochorno ha sido el triste espectáculo de los asistentes, una masa amorfa de carne constituida, esa es la única relación fehaciente con los constituyentes, en serviles aplaudidores que apestan por su renuncia a la condición humana de integridad moral.
El delirante de marras fue presentado por la presidente de la Asamblea como "el padre protector", esas cosas que se dejan decir los dictadores de todas las estirpes y latitudes, como el canto ideado por Juan D. Perón que le recitan sus huestes: "Mi general, qué grande sos, cuánto valés" y demás sandeces. Refiriéndose a la oposición, dijo el mandamás: "Han pretendido doblegar el espíritu nacional de dignidad y soberanía", lo cual, según él, ha sido contestado por "la Constituyente como poder regenerador de la patria", al tiempo que el régimen imperante elimina con mayor intensidad todo vestigio de libertad de prensa para que no pueda ser contestado, en el contexto de comentarios peyorativos y socarrones para con la BBC y la CNN.
También ha catalogado a los que no participan de su totalitarismo como "fuerzas oligárquicas y burguesas", sin percatarse del significado de las palabras, ya que la oligarquía es el gobierno en provecho propio, precisamente lo que vienen haciendo los chavistas y que la burguesía, que estima reprobable los esbirros del poder, nació de los pueblos libres (burgos), donde comenzaron a afianzarse los valores de la sociedad abierta.
Este payaso detestable que habla con los pajaritos sostiene sin ruborizarse que su movimiento es "tolerante" y que la idea de la Constituyente nació en su interior "como una llamarada". Asamblea que anuló el Poder Legislativo que parió de elecciones libres, destituyó a la fiscal general cuando la titular se dio cuenta de las barrabasadas del castrismo venezolano, embistió contra el Poder Judicial y mantiene en brete a las Fuerzas Armadas para que no vaya a ejercer su misión de dar cobijo a las libertades individuales al efecto de convertirlas en una vejada y maltrecha guardia pretoriana. Este gesto machista para con las Fuerzas Armadas lo declamó el sujeto en cuestión en medio de declaraciones que apuntan a fabricar "la feminización de la república" (sic).
El sistema mal llamado bolivariano puede con justeza denominarse cleptocracia, es decir, el gobierno de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños en libertad o como una kakistocracia, a saber, el gobierno de los peores, pero es un insulto a la inteligencia denominarlo democracia sin que los Giovanni Sartori contemporáneos se revuelvan en sus tumbas.
Tal como ha escrito Benjamin Constant: "Los ciudadanos poseen derechos individuales independientes de toda autoridad social o política, y toda autoridad que viola estos derechos se hace ilegítima". Por su parte, Bertrand de Jouvenel ha insistido: "La idea de libertad es, por naturaleza, ajena al carácter del poder. Su principio es el reconocimiento de todos los hombres de esa dignidad, de ese orgullo, que hasta entonces los privilegios consagraban y defendían solamente entre los aristócratas. Para proclamar la soberanía de cada uno sobre sí mismo es preciso que cada miembro de la sociedad tenga un dominio propio en donde sea su propio señor".
El espíritu liberal significa el respeto irrestricto a los proyectos de vida de otros. Los desbarajustes del Leviatán son incompatibles con la sociedad abierta. Hay una arrogancia superlativa en los planificadores de vidas y haciendas ajenas que convierten al ser humano en un muñeco subordinado a los dictados de los burócratas de turno que no sólo acumulan ignorancia al desconocer que el conocimiento está fraccionado entre millones y millones de personas, sino que se arrogan la facultad de decidir acerca de lo que se encuentra en la esfera privada de cada cual para elegir su camino y solamente se justifica el uso de la fuerza de carácter defensivo, nunca ofensivo, como el que imponen los comisarios de las conductas personales que no lesiona derechos de terceros.
El caso de Venezuela significa un patético retroceso en la historia de la civilización, que es la historia de la libertad contra los absolutismos de diverso signo, para recaer con otro nombre en la monarquía despótica de antaño, igual que lo hacen los que hoy apoyan la tremenda devastación que presenciamos en aquel país. Por supuesto que antes del chavismo hubo en esas latitudes gobiernos corruptos, pero eso no justifica aumentar en grado exponencial los desmanes sino revertir el rumbo.
La oposición, hasta ahora en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), se acaba de fracturar, puesto que dirigentes como María Corina Machado y Richard Blanco se oponen a la participación en las elecciones regionales de fines de año, porque sostienen que ello legitima a la dictadura. Están en desacuerdo con esta postura líderes del MUD como Hernique Capriles, Leopoldo López y Antonio Ledesma. Por su lado, el Gobierno ha declarado que para votar cada ciudadano deberá contar con "un certificado de buena conducta", lo cual equivale a profundizar la trampa.
Personalmente y desde afuera de ese berenjenal, estimo que tienen razón quienes se niegan a votar, creo que por tres razones. Primero, por lo que dicen de no legitimizar al tirano; segundo, porque el régimen no los deja ejercer como lo prueban las elecciones anteriores a la Asamblea Legislativa y tercero, por lo dicho en cuanto a los certificados de conducta, cuyo único hecho convierte a las elecciones en un fraude.
En cuanto a la insinuación de Donald Trump de una posible intervención militar estadounidense en tierra venezolana, pienso que complicaría enormemente la situación, tal como la complicaron en los fiascos de Vietnam, Corea, Somalia, Bosnia, Serbia-Kosovo, Irán, Nicaragua, Honduras, Haití, República Dominicana y la "guerra preventiva" en Irak. Menos que menos tratándose de un gobernante que en sus poco más de doscientos días en la Casa Blanca se ha peleado con periodistas, con el Poder Judicial por sus propuestas xenófobas, con el Poder Legislativo con su proyecto de salud y con países amigos como México, promueve un sistema cerrado para su país, despide a investigadores a raíz de sus enredos y la emprende con sus voceros y sus comunicadores, los que ha removido en repetidas ocasiones en estos pocos días. Hasta ahora, este magistrado no ha demostrado serenidad ni equilibrio para agregar una nueva aventura militar tan desaconsejada en Estados Unidos desde el general George Washington.
Muchos de los facinerosos que rodean a Maduro son peligrosos, pero muy especialmente Tareck El Aissami, vicepresidente, ministro del Interior y comandante del Consejo de Defensa y Seguridad, vinculado con grupos terroristas internacionales y máximo responsable del narcotráfico en Venezuela. Incluso fuentes sirias han difundido la supuesta noticia de que en el seno del gobierno venezolano desde hace un tiempo habría "una gata parida" para que este personaje lo reemplace a Maduro. Siempre estuvo presente en las peroratas de Maduro, pero en la del 10 de agosto no estaba, lo cual puede explicarse porque no forma parte de la parodia del Legislativo, aunque Maduro se refirió a ministros presentes en esa ocasión.
Antes que sea muy tarde, es de desear que lo que queda de noble en las Fuerzas Armadas no siga haciendo de apoyo logístico de asesinatos y hambrunas ejecutados por una maquinaria nefasta perpetrada contra la población venezolana. Hasta ahora se comportan como cómplices de una debacle completamente contraria a los juramentos y los deberes de todo oficial que, en definitiva, existe para custodiar principios y valores republicanos y no para ofender y maltratar a quienes se los obliga a actuar como súbditos indefensos. Es imperioso un contragolpe para defenderse del golpe de Estado que han dado Maduro y sus otros asaltantes.
Por último, tengamos en cuenta que cada minuto que pasa la contaminación del virus totalitario se expande, especialmente en el terreno educativo en escuelas, universidades y centros de estudios militares. Esta situación conspira contra una posible recuperación, puesto que las heridas y las cicatrices se van profundizando. Además de todo, es lamentable que se haya derramado tanta sangre para independizarse de la férrea organización estatista y monopólica española para caer tan bajo y que, como se ha dicho, los ciudadanos terminen siendo colonos de su gobierno.
En estas líneas rindo sentido homenaje a todos los valientes venezolanos que vienen luchando diariamente por su libertad en muy diversos frentes.