El Gobierno gana capital político para avanzar con las reformas

Tras la buena performance electoral, resta ver si el Mauricio Macri iniciará un proceso de cambios estructurales para pasar de la reactivación al crecimiento

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Esta primera encuesta parece mostrar que el oficialismo tiene el apoyo en los distritos más grandes del país en términos electorales, y salvo que se produzca una catástrofe de aquí a octubre, Cambiemos no va a tener el control en ambas Cámaras, pero dispondrá de un capital político que la oposición no podrá ignorar tan fácilmente.

Ahora bien, hay que ver qué hace el Gobierno con ese mayor capital político que parece que está acumulando de acuerdo a las PASO y que tendrá que convalidar en octubre. Incluso hasta puede ampliar ese capital en octubre.

El Gobierno llegó a estas elecciones con los famosos brotes verdes apareciendo en varios sectores, pero fundamentalmente impulsados por el sector agropecuario y la construcción, donde la obra pública es fundamental. Por otro lado, el salario ya no cae en términos reales como el año pasado y el consumo mejoró levemente o, por lo menos, dejó de caer.

Ahora bien, caben dos preguntas: a) ¿son sostenibles estos brotes verdes a lo largo del tiempo? y b) ¿qué hará el Gobierno con ese mayor capital político?

En el corto plazo es probable que el mercado financiero se descomprima, es decir, el mercado de cambios deje de tener un dólar en alza, la renovación de Lebac pueda realizarse sin mayores problemas y el BCRA ya no tenga que seguir levantando la tasa de interés para calmar el dólar.

Ahora bien, respondiendo a la primera pregunta, los brotes verdes están sostenidos por un endeudamiento externo que tiene un límite. Desde el exterior no nos van a financiar cualquier nivel de déficit fiscal. Habrá que ver hasta dónde llega, pero el fantasma de Cristina Fernández debería desaparecer y, por lo tanto, el Gobierno ya no tendrá la excusa del miedo de los inversores a la vuelta del kirchnerismo.

El Gobierno ya no tendrá la excusa del miedo de los inversores a la vuelta del kirchnerismo

Si desaparece el miedo al kirchnerismo, habrá que ver si el Presidente inicia un proceso de cambios estructurales para pasar de la reactivación al crecimiento.

Por reactivación se entiende que se ponen en funcionamiento las máquinas que no se utilizan. Las empresas se limitan a pasarle el plumero a las máquinas, comprar insumos y dar horas extras a los trabajadores. En el proceso de reactivación no hay inversiones. Se va ampliando la producción con lo que se tiene y llegado al 100% de la capacidad de producción se ajusta por precio. Cuando uno mira la tasa de inversión que viene teniendo la economía, no supera el 20% del PBI y se mantiene estable. Es claramente insuficiente para lo que necesita Argentina. El país necesita una tasa de inversión no menor al 30% del PBI para poder crecido de modo sostenido.

“El país necesita una tasa de inversión no menor al 30% del PBI, para poder crecer de modo sostenido”

Entrar en una etapa de crecimiento implica que cuando se llega al 100% de capacidad de producción no se ajusta por precio, sino que se amplía la capacidad de producción. Empiezan las inversiones y la contratación de más personal. Se produce más con agregando máquinas y personal.

Ahora bien, para entrar en la etapa de crecimiento, inversiones, hacen falta algunas reformas estructurales claves. En primer lugar, bajar la presión impositiva récord que dejó el kirchnerismo y Cambiemos todavía no modificó.

El impuesto a las Ganancias para las empresas sigue siendo una de las más altas del mundo dado que no se permite el ajuste por inflación de los balances. Esto quiere decir que la tasa real del impuesto a las Ganancias de las empresas es superior al 35%. Poco atractivo para que las empresas vengan. Obviamente el Impuesto al Cheque y los impuestos a la nómina salarial tampoco estimulan la inversión.

La baja del gasto público

Pero dado el déficit fiscal existente, para poder bajar la presión impositiva, hay que bajar el gasto público. Veremos si el Gobierno apuesta al gradualismo para ir bajando el déficit fiscal, congelando el gasto público en términos reales, o acelera la baja del déficit fiscal reduciendo el gasto para poder disminuir impuestos y así atraer inversiones.

El otro punto es ver si se avanza en una reforma laboral que también es clave para atraer inversiones y empezar a reducir la tasa de desocupación. Algo similar a lo que hizo Brasil.

En rigor, la herencia recibida del kirchnerismo es demasiado pesada y requiere de medidas poco simpáticas. Dado que a pesar de la excelente elección que hizo el oficialismo y el mayor capital político que tiene ahora, igual va a necesitar un acuerdo político con parte del peronismo y del massismo para poder avanzar en algunas leyes claves que permitan pasar de la reactivación al crecimiento.

Este resultado electoral de las PASO tiene que confirmarse en octubre. Como decía antes, de no mediar ninguna catástrofe, posiblemente en octubre Cambiemos confirme o mejore el resultado electoral de las PASO.

Dicen que luego de las elecciones Cambiemos se transformará en otro gobierno totalmente diferente. Veremos si en octubre se confirma la afirmación que siempre se sostenía desde el Gobierno: necesitaban ganar en 2017 para poder hacer reformas estructurales.

Los planetas políticos parecen estar alineados como para que Cambiemos tenga un capital político lo suficientemente importante como para hacer lo que no se animó a hacer en diciembre de 2015.

Del exterior verán el resultado electoral con mucha más tranquilidad. Ahora queda la pelota en el campo del gobierno para atraer las tan indispensables inversiones que la Argentina necesita desesperadamente desde hace décadas.

En mi opinión se abre un camino de optimismo si el Gobierno aprovecha este importante apoyo de la población.

Roberto Cachanosky es economista.

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