Suba de tasas del Banco Central: un freno al desarrollo de las pymes y al consumo

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La suba de tasas de referencia que aplicó el Banco Central en 150 puntos básicos, y que la terminó dejando en 26,25%, implica una serie de consecuencias que impactarán en varios puntos de la economía; afectará principalmente el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas y el consumo de los trabajadores y los jubilados.

Para comprender la relevancia del tema, tengamos en cuenta la importancia de las pymes en la economía de nuestro país: este sector posee un papel fundamental, ya que son aproximadamente 600 mil empresas que concentran el 60% del empleo y el 45% del total de las ventas.

En este sentido, es importante considerar que la suba de tasas no impacta sólo de manera directa en el encarecimiento del dinero para las pymes, sino que también afecta indirectamente a la competitividad de las exportaciones del sector, fundamentalmente a las economías regionales.

¿Cuáles son algunas de las consecuencias directas de la suba de tasas para las pymes?

Claro encarecimiento del dinero para el desarrollo del negocio pyme: para cualquier plan expansivo de inversión en bienes de capital e infraestructura para incrementar la producción de bienes y servicios, las pymes deberán pagar más por los préstamos bancarios a mediano y largo plazo.

Mayor costo para financiar el capital de trabajo: la suba de tasas también impacta en el costo para el descuento de cheques y valores, operación muy común a la que recurren las pymes para financiar su capital de trabajo a corto plazo.

Notorio incentivo a apostar a la inversión financiera especulativa: con rendimientos financieros superiores al 20% anual, como son las Lebacs, con un rendimiento de alrededor 25% anual. Cualquier empresario pyme va a optar por apostar al sector financiero y afectar sus fondos a la obtención de una tasa fija y segura, perdiendo interés en el sector productivo, en el desarrollo de inversiones y en la generación de puestos de trabajo.

Redundante es mencionar cómo afecta la suba de tasas al nivel de consumo de los trabajadores y los jubilados, en particular en lo que se refiere a la financiación, ya que el fin de las cuotas sin interés en un contexto donde no se vieron tampoco rebajas de precios significativas fue otro factor que incidió en la tendencia a la baja del consumo.

Pero también la suba de tasa de interés tiene un efecto indirecto para las pymes exportadoras: la respuesta inmediata en el mercado cambiario a la suba de tasas fue acentuar el proceso de pérdida de valor del dólar, acumulando un retroceso de 15 centavos en la semana pasada que se anunció la tasa y perdiendo frente al peso argentino más de 4% en lo que va del año. Luego, este efecto fue morigerado parcialmente con el anuncio del Banco Central del futuro fortalecimiento de las reservas.

Claramente, un dólar en baja frente al peso quita competitividad, fundamentalmente a las exportaciones de pymes y economías regionales.

Vale tener en cuenta que existe una gran concentración de empresas exportadoras en nuestro país: en los años 2015 y 2016 se han verificado exportaciones por parte de 13 mil empresas aproximadamente, pero sólo 500 exportadores concentran el 90% de las operaciones de comercio exterior. Sin embargo, para muchas pymes y fundamentalmente para las economías regionales, el mercado exterior es su principal fuente de ingresos en muchos de los casos.

También el dólar barato influye en el aumento de importaciones. Ayer, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la balanza comercial arrojó un déficit para el primer trimestre del año de 1.088 millones de dólares.

Pero el dato más relevante fue que el nivel de importaciones de bienes de consumo se incrementó en un 23,8% en el mes de marzo. A nivel de rubros, las importaciones que más crecieron en marzo de 2017, respecto de igual período del año anterior, correspondieron a materias textiles. Claramente, muchos empresarios pymes optan por importar en lugar de producir.

Incluso hemos observado el crecimiento de importaciones de determinados productos que resulta difícil de comprender para un país con una fuerte matriz agrícola-ganadera como el nuestro: la importación de carne de cerdo se duplicó en el año 2016, sobre todo de Brasil, un mercado razonable, ya que es nuestro principal socio comercial, pero también de Dinamarca, país al que exportamos muy pocos productos.

Otro caso particular es el de la manzana: el incremento de las importaciones fue exponencial el último año, algo difícil de entender cuando luego vemos que muchos productores deciden no cosechar su producción dados los costos que esa tarea requiere.

Además, vale la pena señalar que el Banco Central de Brasil acaba de profundizar el recorte de la tasa de referencia llamada Selic en 100 puntos básicos, hasta dejarla en 11,25%, la mayor baja de tasas desde el 2009.

Nadie pone en duda la necesidad de reducir la inflación, pero vemos con claridad que el funcionamiento de la economía de Argentina requiere muchas veces de herramientas flexibles y comprensivas de los sectores más débiles de la economía, como las pymes, que decididamente son el motor del empleo en nuestro país o el poder adquisitivo de los trabajadores y los jubilados, ya que más del 70% del producto bruto de Argentina es explicado por el consumo.

 

El autor es senador, presidente del Bloque de Senadores del PJ.

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