Blanquearon muchas personas, muy pocas empresas

El 17 de abril vence el plazo para la presentación de los últimos documentos exigidos para la exteriorización de activos

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Los resultados del blanqueo más exitoso de la historia mundial, en términos de contribución a la recaudación del impuesto especial, según definió el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Alberto Abad, y el segundo en monto, detrás de Indonesia, con 116.800 millones de dólares, fueron contundentes; aunque podrían ser más por algunas acreditaciones posteriores al cierre del 31 de marzo.

Sin embargo, algunos economistas de la oposición pusieron en duda el calificativo de exitoso del blanqueo, porque no derivó en una lluvia de dólares para inversiones, sino que la mayor parte quedó en las colocaciones originales: 56 mil millones de dólares en inversiones financieras, como acciones, plazo fijo, fondos fiduciarios; 33.600 millones de dólares en cuentas bancarias; 20.500 millones de dólares en inmuebles y 6.800 millones de dólares en otros activos, como joyas, cuadros, esculturas, entre otras. De ese total, el 80% fue declarado en el exterior y sólo el 20% dentro de las fronteras.

Dado el momento actual, en que la incongruencia de una política monetaria muy dura, al punto tal que frente a una meta de inflación del 17% el Banco Central decidió elevar la tasa de referencia del mercado para el promedio del crédito a 26,25% anual, con una política blanda de baja del déficit fiscal, y estacional alta de la liquidación de divisas de las exportaciones del campo, haber ingresado más dólares de los 9.522 millones de dólares que ya entraron con el pago del impuesto especial y más de 7 mil millones de dólares que fueron inmovilizados por seis meses en una cuenta bancaria especial en el país, hubiesen provocado una adicional apreciación del peso a más del 30% que estiman muchos economistas respecto de la inflación doméstica, con el consecuente efecto negativo sobre la actividad agregada y el empleo.

Haber blanqueado el equivalente a más de un quinto del PBI en un año, haber casi duplicado la base imponible de los bienes personales, ahora llamado impuesto a la riqueza, a 226 mil millones de dólares no se puede sostener que no fundamenta el calificativo de exitoso, más aún cuando permitirá cancelar una porción relevante de la deuda del Estado con gran parte de los jubilados y los pensionados.

La asignatura pendiente

Por el contrario, pareciera que el blanqueo no cumplió con el objetivo de contribuir a reducir la informalidad de la economía, a menos de modo significativo, la cual se expresa cada trimestre en la Encuesta Permanente de Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) con un tercio de los asalariados que no aportan al sistema jubilatorio, y casi la mitad del conjunto de los trabajadores independientes, puesto que de las 254.700 presentaciones el 96% fueron personas físicas y apenas 4% empresas o personas jurídicas. En cantidad, fueron 244.500 y 10.200, respectivamente.

El blanqueo mostró que en la Argentina hay empresas pobres con empresarios ricos, las primeras exteriorizaron un promedio de 229.300 dólares y los segundos, más de 468.100 dólares

Pero no sólo en eso se advierte muy poca respuesta de las empresas, que en conjunto emplean un tercio del personal en negro y contratan servicios personales que operan en un casi 50% en la informalidad, sino más aún en el promedio del monto exteriorizado. Mientras que en el caso de las personas físicas el blanqueo arrojó un promedio individual de 468.100 dólares, en el de las sociedades y otras personas jurídicas la media exteriorizada fue menor a la mitad, de 229.300 dólares.

De ahí surge una de las viejas causas que explican por qué el país tiene enormes dificultades para crecer: no sólo las empresas y las personas humanas en general tienen muy baja capacidad de ahorro, sino que además la gran mayoría de las pymes son pobres, sólo pueden subsistir en un ambiente de insoportable presión tributaria nacional acudiendo a la informalidad de gran parte de su actividad y sin generar muchas rentas líquidas para sí; mientras que muchos de sus empresarios y sus ejecutivos han logrado acumular riqueza y se han mostrado ágiles para evadir parte del pago de sus impuestos.

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