Davos, la reunión anual del capitalismo global, es esta semana el centro de la escena internacional. Donald Trump, aunque ausente, es la estrella de la sesión, ya que muchos de sus anuncios han puesto a prueba los temas preferidos del Foro Económico Mundial como la globalización, el libre comercio y la búsqueda de armonía mundial. La duda respecto al futuro, entre otras, es si el sistema de la segunda posguerra, que duró seis décadas, se está transformando en un nuevo orden económico y político. También si el proceso del consenso de Washington ha llegado a su fin. Sin embargo, la incógnita diplomática principal pasa por conocer las características y el tenor del relacionamiento que mantendrá el G-2 (China-Estados Unidos).
En esas circunstancias, la inauguración del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) por parte del Presidente de China no ha sido una casualidad. El mensaje de Xi Jinping parece ser la contracara de Donald Trump al haber procurado consolidar el papel de China en la economía mundial a través de la paradoja de convertirse en abanderado de la globalización y del libre comercio. También ha advertido que no habría "ganadores en una guerra comercial" y prometió que China mantendrá las puertas abiertas favoreciendo, entre otros, el acuerdo de libre comercio Asia Pacífico.
La importancia de la presencia del Presidente de China ha compensado quizás la ausencia de los jefes de Estado de los G-7, salvo la primera ministra del Reino Unido. Desde Londres, Theresa May, en un adelanto de lo que será el discurso en Davos, rechazó el proteccionismo y presentó el plan para el Brexit enfatizando que lo que pretende es conservar la libre circulación en Europa de las mercaderías británicas. Una declaración un poco osada si se tiene en cuenta que las exportaciones a la Unión Europea suponen el 13% del PBI británico, mientras que las de la Unión Europea al Reino Unido son sólo del tres por ciento.
América Latina acude a Davos en búsqueda de oportunidades comerciales y de inversión que impulsen el crecimiento tras dos años de desaceleración. Los presidentes de Colombia y Paraguay reemplazarán a las tres economías principales, Argentina, Brasil y México, que se encuentran representados a nivel de ministros. Sin embargo, la gran apuesta regional es a la reunión del WEF que se celebrará en abril en Buenos Aires.
El encuentro número 12 del Foro Económico Mundial en América Latina será la verdadera ocasión para el debate sobre los desafíos en materia económica, social y política que enfrentará la región de cara al futuro. Por ahora, los participantes de Davos tienen la mirada puesta en Washington. Hay poco espacio para otra cosa.
Pese a que las expectativas sobre las futuras políticas de Estados Unidos dominan el primer encuentro sustantivo del año diplomático, existe conciencia en que las incertidumbres del contexto internacional tendrán efectos diferenciados. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en su informe de diciembre, recomienda que América Latina responda a la encrucijada con más integración, incluyendo la búsqueda de convergencia y complementación entre los distintos acuerdos subregionales.