A mediados de los noventa se gestó un mito que fue replicado hasta el cansancio en medios gráficos, audiovisuales e incluso en muestras de importantes oceanarios: el de la fidelidad hasta la muerte de las parejas de caballitos de mar. Según este mito, los caballitos de mar elegirían una pareja que duraría toda la vida. Y ese lazo sería tan fuerte que si uno de los miembros de la pareja muriera, el otro también lo haría.
Diego Luzzatto es biólogo, investigador del Conicet y especialista en acuicultura del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras de Mar del Plata. Consultado al respecto de la fidelidad en los caballitos de mar, respondió: "Esto es en parte mito y en parte no. Hay especies más monógamas que otras. Como norma es muy común que sean monógamos durante toda una estación reproductiva". Agregó: "La monogamia se relaciona con la baja densidad que usualmente manifiestan las poblaciones y con el limitadísimo tamaño del territorio que recorren los individuos adultos". Contrariando las creencias tan arraigadas, el investigador cuenta: "Cuando los caballitos de mar se encuentran en altas densidades, en general puede verse un grado variable de poligamia. Pero sí hay un mito, y es el de la fidelidad extrema al punto de morir si muere la pareja. Este no tiene sustento científico alguno".
En el mar argentino habita una sola especie de caballito de mar: Hippocampus patagonicus. Tiene un amplio rango geográfico, desde el sur de Brasil hasta el norte de la Patagonia. En Argentina presenta una distribución en parches; se han encontrado únicamente poblaciones en el interior del puerto de Mar del Plata, en la bahía de San Antonio y en Monte Hermoso. En relación con esta especie, Luzzatto menciona: "A fines de 2016 se envió a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la evaluación de conservación sugiriendo que se la incluya en la lista roja de especies amenazadas como 'en peligro'. En Brasil localmente ya se la considera en peligro y en Mar del Plata fue declarada como monumento natural".
Consultado acerca de los principales problemas de los hipocampos de nuestro mar en cuanto a su conservación, Luzzatto afirmó: "Hay de todo: pesquerías dirigidas e incidentales, retracción de hábitat por actividades turísticas e industriales y desregulación total de lo que se puede y no se puede hacer con un caballito de mar".
Existen tres mercados importantes para la comercialización de caballitos de mar. El primero es el de su uso en medicinas tradicionales, fundamentalmente en China y todo el sudeste asiático. En general, los caballitos de mar pescados son deshidratados, molidos y administrados en conjunto con hierbas o en bebidas alcohólicas. Lamentablemente este es el mercado más importante, ya que moviliza cientos de toneladas de ejemplares y es el que más riesgo de sobreexplotación genera. También se los suele vender deshidratados como curiosidades marinas en conjunto con caracoles, estrellas de mar y corales en los destinos turísticos de playa. Por último, hay un importante requerimiento de estos animales vivos para el acuarismo. Según Luzzatto, esto "plantea un desafío profesionalizado a quienes se proponen mantener con vida a estos animales en condiciones de cautiverio".
La reproducción y la cría en cautiverio de caballitos de mar surgieron como un hobby, y recién a principios de este siglo comenzaron a publicarse artículos científicos serios sobre esta temática. Existen pocos criaderos en el mundo con actividad comercial, generalmente orientados al mercado de las mascotas. La cría masiva aún está pendiente.
¿Y qué sucede en nuestro país con la cría de caballitos de mar? Según Luzzatto: "En Argentina hubo algunos intentos por hobby y yo empecé a desarrollar técnicas hace algunos años". Debido a que en nuestro país la cría de peces ornamentales es muy incipiente en comparación, por ejemplo, con la de especies comestibles de agua dulce, son varias las dificultades con las que se encuentra este proyecto. El más importante es el todavía alto costo de producción.
Con su experiencia, única en el país, Luzzatto manifiesta: "Se necesitan de cultivos accesorios para llevar a cabo una producción de caballitos de mar. También pueden obtenerse de la naturaleza sus presas con variable costo económico y ambiental. Las técnicas de alimentación desarrolladas implican combinaciones de microalgas y pequeños crustáceos de diferentes especies. En fin, producir un caballito de mar resulta caro y, a pesar de los problemas crecientes de conservación que manifiestan la generalidad de las especies, sigue siendo mucho más barato obtenerlos de la naturaleza que producirlos". Añade que el desafío principal, y en el que hoy hay consenso entre los especialistas, es la reducción de los costos de producción. Para ello, este investigador está realizando estudios sobre los estadios juveniles de esta especie, que tienen una gran capacidad de dispersión, que son muy abundantes y accesibles en la temporada reproductiva, por lo que serían el insumo ideal para el montaje de un criadero, como así también para plantear estrategias de reintroducción de especies vulnerables o en peligro de extinción.
Tendremos que esperar un poco para ver si estos conocimientos básicos logran transformarse en aplicaciones para la acuicultura y la conservación. Asimismo, sería un gran logro que desde nuestro país generáramos protocolos exitosos de bajo costo para la cría de estos animales que se pudieran replicar en otras especies de caballitos de mar.
El autor es doctor en Biología. Investigador independiente del Conicet. Profesor adjunto de la UBA.