La visita a la Argentina del primer ministro del Japón, Shinzo Abe, puede resultar histórica para ambos países. La última vez que recibimos a un premier nipón en nuestro país fue hace 57 años, por eso, y tratándose de una potencia mundial, su arribo es esperanzador para fortalecer los lazos entre ambas naciones.
Soy segunda generación, nieta de inmigrantes japoneses. Mi familia se radicó en el Chaco y como muchos integrantes de la colectividad japonesa en la Argentina, fuimos y somos gente de trabajo. Como diputada de la nación me toca presidir el Grupo Parlamentario de Amistad con el Japón y desde allí tengo la posibilidad de aportar todo lo que esté a mi alcance para que se vigoricen los lazos comerciales que redundarán en beneficios económicos notorios para el país.
En ese sentido, venimos trabajando con el embajador Noriteru Fukushima con el fin de recuperar las relaciones bilaterales. Estoy convencida de que Argentina puede ser quien abra las puertas grandes del mercado japonés a todo el Mercosur. Y esto es absolutamente posible. Hoy Japón invierte cerca de treinta mil millones de dólares en Latinoamérica y nuestro país no está en su órbita comercial, a pesar de que en los últimos años Japón mostró toda su voluntad, incluso con gestos de solidaridad que hoy se ven reflejados en mi provincia, pero el Gobierno anterior nunca pareció interesado en ser su socio comercial. Nuestro país produce y exporta materia prima, alimentos, todo lo que Japón necesita, por eso creo que esta visita no puede ni debe pasar desapercibida, al contrario, debemos tomarla como el punto de partida de una relación más que fructífera.
Como ejemplo de lo que podemos conseguir, citamos a Chile, que en la actualidad exporta siete mil millones de dólares al Japón. Mientras que Argentina le exporta sólo 800 millones de dólares, justo a un país que compra productos agrícolas, vinos, aluminio, insumos que nosotros producimos, para los que hoy nos cuesta conseguir mercado. En cuanto a números de inversiones, en Brasil, el Japón está invirtiendo alrededor de tres mil millones y en Chile, dos mil millones, pero en Argentina solamente invierte cien millones de dólares, una suma casi insignificante. Nuestro país debería recibir cerca de dos mil millones anuales, está todo dado para eso. Pensar en grande es pensar en generar producción, trabajo, algo que este país necesita desarrollar de modo urgente.
Otra cuestión a atender es la posibilidad de que empresas japonesas se radiquen e inviertan en Argentina. En ese sentido, es muy importante la decisión del presidente Mauricio Macri de crear un Foro Económico conjunto, organizado por la Cancillería, la Agencia Argentina de Inversiones y la Organización Japonesa de Comercio Exterior, que tendrá como objetivo principal reunir a los empresarios más destacados de Japón y de nuestro país para promover el comercio y las inversiones japonesas. Esta es una muestra muy importante, una apuesta central para señalarle al mundo el renovado clima de negocios y las oportunidades de inversión que presenta hoy la Argentina.
Muchas empresas japonesas miran el mundo para invertir y actualmente Argentina es un lugar potable para ellos, previsible y en desarrollo. Históricamente, había cien empresas japonesas en nuestro país, ahora solamente queda la mitad; mientras que países latinoamericanos tienen muchas más, como México, que tiene mil y Brasil, setecientas. Siendo así, ¿por qué no podemos diseñar un plan para promover la llegada de capitales japoneses a nuestro país?
La llegada del primer ministro es una señal clara de que están dispuestos a jugar fuerte. Como en una partida de ajedrez, nos toca mover a nosotros. Ojalá no dejemos pasar esta oportunidad.