A menos de dos meses de finalizar un año muy complejo para el conjunto de los argentinos persiste el debate entre los economistas, y más aún entre los diputados del oficialismo con los de la oposición, sobre si las medidas económicas tomadas por el Gobierno desde el 10 de diciembre contribuirán a reanimar la actividad económica, o si habrá que esperar hasta el otoño de 2017 para ver los "brotes verdes" de la reactivación, desafiando al clima.
Muy pocos dudan de que 2016 será recordado como el año de punto de quiebre de un largo proceso de singulares restricciones a los negocios de las empresas y también a las decisiones de gastos de las familias, al liberarse los cepos cambiarios, a las importaciones, a las exportaciones, y al pago de deudas al exterior, no sólo la que constituyó uno de los default más largo de la historia argentina, sino también del sector privado con el resto del mundo, mientras la actividad más dinámica estaba claramente asociada a los "amigos del poder", en particular vinculada con la construcción de obras públicas.
Por el contrario, persisten notables divergencias entre los actores económicos sobre si el proceso de "normalización de la economía" será suficiente para quebrar un lustro de estancamiento interno, aunque de claro retroceso en comparación con el desempeño del resto del mundo, en particular en el vecindario, incluido Brasil.
Claramente, la difusión mensual por parte del Indec, y también de algunas consultoras privadas, de índices de actividad en la industria manufacturera, la construcción y parcialmente en el comercio, los cuales tienen en común que hasta septiembre mantuvieron singulares bajas, con tasas de caída en varios meses de dos dígitos porcentuales respecto de los altos índices de un año atrás, llevan a suponer que toda la economía se mueve en la misma dirección.
Es cierto que, como sostiene el economista Matías Tombolini, "se están comparando indicadores en tiempos de siembra, como el actual, con los de la época de cosecha, en el momento previo a las elecciones de octubre de 2015".
Más de un tercio de la economía volvió a generar empleos netos en agosto
Sin embargo, poco se conoce, al menos al ritmo actualizado cada 30 días de los índices de actividad desagregado de toda la economía, con la excepción del estudio Orlando Ferreres, ya que el Indec volvió a difundir el estimador mensual de actividad económica, pero sin detallar el comportamiento de sus principales componentes.
Un indicador alternativo es el que comenzó a difundir el Ministerio de Trabajo sobre la variación del empleo privado registrado correspondiente a agosto, porque lo desagrega en 14 grandes ramas de actividad, similar a la presentación que trimestralmente hace el Indec de la conformación del PBI.
De ahí surge que si bien el empleo privado mantuvo una contracción en comparación con igual mes de 2015 de 1,5%, alineado a la disminución del 2,6% del PBI que anticipó el Indec, sobre 14 sectores 6 registraron más empleos que en agosto del año anterior: comercio y reparaciones 0,9%; enseñanza 1,8%; servicios sociales y comunitarios 0,6%; servicios sociales y de salud 3,1%; intermediación financiera 1,9% y suministro de electricidad, gas y agua 1,9 por ciento. En conjunto, esos sectores generan el 32% del PBI. Sube a 37% si se agrega el sector público, que también mantuvo un moderado aumento de la nómina.
En cambio, mantuvieron una fuerte contracción del empleo los sectores vinculados con la producción de bienes, la denominada "economía real", en particular la construcción 11,4% (52.527 puestos menos) y la industria manufacturera 3% (37.732 personas desafectadas); actividad inmobiliaria y servicios empresariales de alquiler 2,7%; agro 0,6%; hoteles y restaurantes 1,1%; explotación de minas y canteras 7,2% y pesca 4,2%. En conjunto generan el 54% del PBI.
En tanto, virtualmente mantuvo el nivel de empleo de un año antes la rama del transporte, almacenamiento y comunicaciones, el cual contribuye al PBI de cada año con 9% del total.
Esas señales de punto de quiebre después de un primer semestre claramente recesivo, producto de la aceleración de la inflación que provocaron la unificación del mercado de cambios, la eliminación de gran parte de las retenciones, las abultadas compensaciones de las ventas de dólares a futuro por parte del gobierno anterior, la adecuación de las tarifas de los servicios públicos, entre otros, explican no sólo el mejor humor de los inversores, locales e internacionales, que se refleja en anuncios concretos de emprendimientos hasta el 2019, sino también entre los principales referentes de la economía de los EEUU.
En Economía aseguran que el último trimestre cerrará con un claro aumento del PBI agregado, mientras que en el Banco Central confían en que la tasa de inflación se consolide en el rango de 1,5% por mes, por debajo de 20% al año. Habrá que esperar a los primeros meses de 2017 si esas expectativas se confirman y los brotes verdes empiezan a superar a los que podrían mantenerse secos.